Claves e incógnitas del desastre medioambiental de la isla Mauricio, el peor de su historia
El buque japonés MV Wakashio lleva varado en los arrecifes de Pointe d’Esny desde el pasado 25 de julio y, desde entonces, no ha dejado de verter crudo
Si escuchamos «crudo» y «barco» en la misma frase, en España tenemos claro qué nos viene a la mente: el Prestige, el derrame de combustible de ese petrolero que en 2002 derivó en el peor accidente medioambiental de nuestra historia.
Ahora, 18 años después y a 10.000 kilómetros de nuestras costas, se está produciendo un suceso parecido: el derrame de crudo del buque japonés MV Wakashio a orillas de las costas de isla Mauricio. Desgranamos a continuación las claves y las incógnitas de este desastre en un verdadero paraíso de la naturaleza que podría perderse, si no para siempre, por mucho tiempo.
Las claves
El buque japonés lleva varado en los arrecifes de Pointe d’Esny, frente a la costa sureste de Mauricio, desde el pasado 25 de julio. El barco ya ha esparcido más de 800 toneladas métricas de crudo, provocando el peor desastre ecológico de isla Mauricio. La embarcación cuenta con unos 300 metros de eslora.
El MV Wakashio –de propiedad japonesa y bandera panameña– navegaba rumbo a Brasil desde China en el momento en el que encalló en isla Mauricio. No transportaba carga, pero se estima que aún contenía más de 200 toneladas de diésel y 3.800 de fuel para consumo propio. Tras quedar varado, la tripulación, compuesta por una veintena de personas, fue evacuada.
En pasado 15 de agosto, la embarcación –que estaba ya muy deteriorada– se partió en dos. Las autoridades mauricianas esperaban que esto ocurriera. Días antes habían conseguido bombear más de 3.000 toneladas métricas de crudo.
En el momento de la ruptura del barco, la bodega del granelero contenía 166 toneladas métricas de crudo por bombear, según confirmó el primer ministro de Mauricio, Pravind Jugnauth. La parte trasera del buque permanece aún encallada ante las costas y alberga 30 metros cúbicos de combustible que deben ser extraídos cuando las condiciones lo permitan.
Esta isla de poco más de 1,2 millones de habitantes cuenta con manglares, corales y especies endémicas que atraen cada año a más de un millón de turistas. La zona afectada, unos arrecifes de coral, llevaba unos 15 años rehabilitándose. Es, además, un área rica en diversidad marina y terrestre, con importantes reservas naturales a pocos kilómetros del vertido.
Además del turismo, hay otro sector en riesgo por el accidente: el pesquero. Unos 29.000 mauricianos dependen de la pesca –un 4% de ellos mujeres, según datos de 2017 de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO)–.
El Gobierno de Mauricio ha elaborado un plan para arrastrar y hundir la proa del barco, algo que no ha gustado nada a las asociaciones ecologistas. Según Greenpeace, la contaminación provocada por el hundimiento de la proa del barco no solo afectaría a Mauricio, sino también a otras regiones vecinas, como la isla francesa de La Reunión.
A pesar del rechazo de los ecologistas y según medios locales, los equipos de rescate están en estos momentos trabajando en alta mar para arrastrar «poco a poco» la proa con la ayuda de tres remolcadores.
Las incógnitas
En cuanto al territorio de La Reunión, las autoridades francesas han anunciado ya que temen que el vertido de petróleo llegue a dicha isla, situada a unos 200 kilómetros del lugar del siniestro.
«No se puede descartar por ahora la llegada de bolas (de chapapote) a la Reunión», decía en Twitter el ministro francés de Ultramar, Sébastien Lecornu. La expansión del crudo es una de las incógnitas que se mantienen abiertas.
Todavía se desconoce si el accidente se debió a un fallo mecánico o a un error humano, dada la cercanía a la costa con que navegaba la embarcación. El pasado 18 de agosto, la Policía de Mauricio detuvo al ciudadano indio Sunil Kumar Nandeshwar, capitán del barco, y a su segundo, el esrilanqués Tilakara Ratna Suboda, acusados de «poner en peligro una navegación segura».
Según medios locales, tras ser interrogados, los dos investigados han sido puestos de nuevo bajo custodia policial, a la espera de su próxima comparecencia, prevista para el próximo 25 de agosto. Mauricio responsabiliza al propietario y asegurador del buque de todas las pérdidas y daños causados.
La correcta o incorrecta gestión de la crisis es otra de las incógnitas. El Gobierno de la isla está bajo el foco de los medios de las organizaciones ecologistas. Tras ser acusado de inacción, su primer ministro ha reiterado en diversas ocasiones haber dicho «toda la verdad y nada más que la verdad sobre el caso MV Wakashio».
Las consecuencias reales del desastre son aún desconocidas, y así serán durante mucho tiempo. Según una estimación del oceanógrafo y experto medioambiental mauriciano Vassen Kauppaymuthoo, se necesitarán «unos diez años para que el ecosistema marino se parezca a lo que era».