'Perdiendo el Edén' o cómo la naturaleza mejora nuestra salud mental
La periodista Lucy Jones explora el peligro de que olvidemos nuestro gen salvaje
En los últimos años encontramos más libros que interpelan la forma cómo manejamos nuestra humanidad en la era del antropoceno. El contexto, está claro, el cambio climático[contexto id=»381816″], aunque muchos de estos libros vuelven a una pregunta más simple: por qué debemos tocar fondo como especie para poder reflexionar acerca de nuestras responsabilidades.
Uno de estos libros es Perdiendo el Edén: Por qué necesitamos estar en contacto con la naturaleza (Gatopardo ediciones, 2021), un ensayo donde la joven escritora y periodista inglesa, Lucy Jones reflexiona desde la autobiografía y los estudios científicos para demostrar los beneficios de estar rodeados de naturaleza y, a su vez, desvelar las atrocidades de habernos convertido en seres urbanitas.
Jones afirma que nuestra relación con la naturaleza en la actualidad parece una adolescente enfadada con su madre: «resentimiento, falta de atención, comentarios despreocupados» y, sobretodo, olvidar lo que la madre ha hecho por ella.
No es de extrañar que la forma maternal de nuestra relación con la naturaleza sea explorada por la periodista al desvelar la intersección de la naturaleza y la salud mental. A partir de esta relación es que el ensayo se convierte en una pieza emocional y autobiográfica, ya que Jones explica cómo pudo salir de su adicción al alcohol y las drogas gracias a la psiquiatría, la psicoterapia y a sus paseos por los pantanos de Walthamstow en Londres.
A partir de su experiencia autobiográfica, Jones amplía su tesis en clave Cli-Fi y va atizando. Cita algunos estudios que afirman que:
- Pasamos solo del 1 al 5% de nuestro tiempo al aire libre, ni se diga de la población de reos en cárceles.
- Un estudio de Unicef de 2017 afirma que los niños encuestados de España, Suecia y Reino Unido dicen que para ser felices solo necesitan: tiempo, amistad y estar al aire libre.
- Al parecer los niños y las nuevas generaciones (Gen Z[contexto id=»381720″]) lo tienen claro pero quizás dejen de verbalizar en un futuro, ya que palabras como ‘bellota’ y ‘botón de oro’ se eliminaron del Oxford Children’s Dictionary mientras fueron integradas ‘banda ancha’ y ‘cortar y pegar’.
- La falta de conexión con la naturaleza será una carencia genética que se transmitirá de padres a hijos, lo que puede acarrear la conceptualización en términos reales de la ‘pobreza ambiental’
- El futuro ecológico depende del cambio climático. Un estudio sobre antidepresivos liderado por el psicólogo Terry Hartig descubrió que durante un julio inusitadamente frío, las recetas de antidepresivos aumentaron tanto en hombres como en mujeres...esta entre otras miles de afirmaciones, estudios y cifras nada alentadoras.
Estas afirmaciones y estadísticas no se alejan de la realidad, no es una campaña conspiranoide de aquellos que malpiensan de Greta Thunberg, ya que durante la pandemia[contexto id=»460724″] y sus diferentes confinamientos lo pudimos confirmar: muchas personas al no contactar con la naturaleza padecieron de ansiedad: nueve de cada diez españoles ha sufrido estrés en los últimos meses y los niños fueron los primeros en notarlo, especialmente si esos niños vivían en hogares sin terrazas o jardines.
Aunque la pandemia no es un tema en el que Jones indague en su ensayo, sí hay un capítulo importante sobre la desigualdad, donde demuestra cómo las áreas más pobres tienden a tener menos acceso a espacios verdes. Dado que la pobreza es una de las principales causas de infelicidad y problemas de salud mental, los espacios verdes deberían ser aún más importantes en esas áreas. Estos datos ayudan a la tesis acuñada por Richard Louv «trastorno por déficit de naturaleza» que podría hacerse más visible en el transcurso de los años, según afirma la autora.
La tesis de Jones, ejemplifica una máxima que tenemos frente a nuestra cara día a día, y es que, al separarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos de la naturaleza, estamos haciendo daño no solo al medio ambiente sino también a nuestros cuerpos. Perdiendo el Edén: Por qué necesitamos estar en contacto con la naturaleza es un ensayo oportuno que ofrece un rayo de esperanza en su último capítulo con datos como este: en los últimos años el Reino Unido ha aumentado un 4% la cantidad de personas que visitan espacios naturales, a su vez, que la reinserción de especies como castores, ratas toperas y nutrias ha sido exitosa. Hay luz al lugar del túnel.
Lucy Jones confía en que el Edén aún no se ha perdido, de ese que disfrutamos en nuestra distancia social al escuchar el cantar de los pájaros mientras sabe, que las hormigoneras están a la espera.