El mundo, un lugar difícil para millones de mujeres
Limitadas en sus posibilidades de acceder a la educación y a los empleos, sometidas a normas religiosas y sociales que transgreden sus derechos más básicos millones de mujeres en el planeta aún tienen un largo trayecto para alcanzar la igualdad y librarse de la violencia física y sexual a la cual, según la ONU, han sido sometidas 35% de ellas alguna vez en su vida.
En la India 92 mujeres son violadas cada día. En 2014 se registraron 33.764 casos de violación, según datos publicados por la Agencia Nacional de Registro de Crímenes. Esta semana, la Policía de Nueva Delhi reconoció que los delitos contra las mujeres aumentaron 18,3% durante 2014, 31,6% en el caso de las violaciones. La situación llega a tal punto que los propios jefes policiales han recomendado que las mujeres reciban entrenamiento para responder a los criminales.
El comunicado de las autoridades ha sido divulgado después de que el fin de semana cinco hombres fueron arrestados por someter a una turista japonesa a una violación grupal. Los presuntos delincuentes han sido acusados de despojar a la joven de 1.200 dólares en Calcuta y de mantenerla como esclava sexual durante un mes en un sótano.
Otro caso que conmocionó a la opinión pública ocurrió el 5 de diciembre, cuando una joven de 26 años de edad fue violada por un taxista de Uber, a quien había contratado para llevarla a casa después de una cena.
Las desventajas de ser mujer en la India pueden observarse desde el momento mismo de la concepción pues muchos padres realizan abortos selectivos cuando se sabe que el feto es femenino, ya que temen que se conviertan en una carga para la familia.
Los últimos datos que ha dado la ONU muestran que por cada 1.000 varones que nacen en el país, vienen al mundo 918 niñas, la cifra más baja desde que hay registros, lo que se traduce en un desequilibrio que puede afectar a toda la sociedad, y que pone al país “en situación de emergencia”, según Mary John, del Centro de Estudios para el Desarrollo de las Mujeres en India.
Para las niñas que logran nacer, casarse es una de las pruebas más duras que tendrán que enfrentar. Tienen que pagar una alta dote y algunas al no poder costearla, se suicidan o mueren a manos de sus maridos. Entre 25.000 y 100.000 mujeres fallecen en la India cada año como consecuencia de este requisito, según datos de la Fundación Vicente Ferrer.
Aunque la igualdad de derechos para hombres y mujeres está presente en la Constitución, 68% del país asiático sufre de violencia doméstica.
Sometidas por el islamismo
El avance del islamismo en África y en Medio Oriente ha traído nuevos motivos de preocupación para las mujeres. En Kenia, a principios de noviembre, una joven que usaba minifalda fue atacada por un grupo de hombres que le arrancaron la ropa por considerar que vestía de manera «indecente» y que era una «Jezabel» (prostituta bíblica) que estaba «tentándoles». En respuesta, cientos de personas, en su mayoría mujeres, comenzaron a realizar protestas por los ataques y amenazas que sufrían por el sólo hecho de llevar minifalda. El hashtag #MyDressMyChoice (Mi ropa, mi elección) sigue siendo una consigna en el país para decir «basta» ante casos similares.
En Kenia hay más razones para temer ser mujer. Las calles de Nairobi se quedan desiertas durante las Navidades, cuando las familias aprovechan las vacaciones para volver a sus comunidades de origen donde la ablación sigue siendo una práctica arraigada que marca todavía el tránsito social de niña a mujer tras la llegada de la menstruación, según la responsable de programas de la ONG Equality Now en el continente, Grace Uwizeye.
A pesar de que Kenia es uno de los países que más ha avanzado en la lucha contra la mutilación genital femenina, pues en 2011 se estableció una ley que prevé penas desde 3 años de cárcel hasta la cadena perpetua, aún 27% de las mujeres sufren la ablación.
En 28 otros países de África se realiza esta antigua práctica, pero Egipto es uno de los que encabeza la lista: 90% de sus mujeres han sido mutiladas.
En total, 140 millones de mujeres y niñas sufren en la actualidad las consecuencias de la mutilación genital femenina, según la Organización Mundial de la Salud, pese a que es una violación de los derechos humanos y aunque no hay escritos religiosos que prescriban la práctica, quienes la llevan a cabo suelen alegar que tiene un respaldo religioso.
Ejemplo de ello es el edicto islámico dictado en septiembre de 2014 por Abu Bakr al Bagdadi, líder del grupo yihadista Estado Islámico, que ha ordenado que todas las niñas y mujeres entre 11 y 46 años de Mosul, la segunda ciudad de Irak, sean sometidas a la mutilación genital, cosa que era poco común en ese país.
La irrupción del Estado Islámico ha contribuido a que empeoren las condiciones de vida de las mujeres. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, asegura haber documentado al menos 27 casos en que mujeres secuestradas en Irak fueron vendidas como esposas a miembros del Estado Islámico por 1.000 dólares cada una (también fueron obligadas a convertirse al Islam).
La brecha de la desigualdad
Las limitaciones a las que son sometidas las mujeres se reflejan en otros aspectos de su vida cotidiana. En Arabia Saudí, por ejemplo, tienen prohibido conducir coches. En octubre pasado, algunas activistas organizaron una campaña en Internet.
En diciembre, dos mujeres fueron un paso más allá y desafiaron la norma al intentar ingresar al país conduciendo un coche desde Emiratos Árabes Unidos. Loujain al-Hathloul y Maysa al-Amoudi fueron arrestadas y serán juzgadas por un tribunal creado para procesar casos de terrorismo.
Según el informe sobre disparidad de género del Foro Económico Mundial de 2014, Arabia Saudí se ubica en la posición 130 de 142 países analizados (entendiendo el 1 como el país con mayor igualdad y 142 como el que tiene mayor desigualdad). El país que ocupa el último lugar de ese ranking es Yemen, lo que no es de extrañar, pues en esa nación –entre otros problemas- no está establecida por ley una edad mínima para que las mujeres puedan casarse por lo que muchas son forzadas a contraer matrimonio muy jóvenes: 14% de las niñas se casan antes de los 15 años de edad y 52% lo hacen antes de los 18.
Un informe de Human Rights Watch demuestra que la práctica extendida del matrimonio infantil pone en peligro el acceso de las niñas yemeníes a la educación, perjudica su salud y las mantiene como ciudadanas de segunda clase.
Entre los casos recogidos por el informe de esta ONG está el de Reem, una chica nacida en Saná que fue obligada por su padre a casarse a los 14 años con su primo 21 años mayor que ella. La joven tuvo que contraer nupcias contra su voluntad, y 3 días después del casamiento, su esposo la violó. Luego de un intento frustrado de suicidio, se escapó con su madre para ir a una Corte a pedir el divorcio. La sentencia del juez fue: “No divorciamos a niñas pequeñas” y la pregunta inmediata de la joven: “Entonces ¿cómo es que permiten que las niñas pequeñas se casen?”.
El artículo 15 de la ley del estatus personal en Yemen, es la única protección legal que tienen las niñas, señala que no pueden tener relaciones sexuales hasta que alcancen la pubertad, cosa que en muchos casos, como en el de Reem, no se cumple porque son violadas.
Adicionalmente, según el informe del Foro Económico Mundial, Yemen es el peor de los 142 países estudiados para las mujeres debido al poco acceso a la educación secundaria que tienen las niñas, solo 34% realizan estos estudios. Las estadísticas dan cuenta de las consecuencias: 83% de los hombres saben leer y escribir mientras 50% de las mujeres son analfabetas.
Pakistán quedó en el puesto 141 del Informe sobre disparidad de género. Allí sólo 25% de las mujeres trabajan actividad que sí realizan 86% de los hombres. Además, 42% de las mujeres no saben ni leer ni escribir y tan solo 31% de las niñas ingresa a los estudios secundarios.
Afganistán fue considerado en el año 2011 como el país más peligroso del mundo para las mujeres, según un estudio de la Fundación Thomson Reuters, debido a la guerra, los problemas de salud, la violencia sexual y física, factores culturales, religiosos, falta de acceso a los médicos y falta de derechos económicos. Esas condiciones son prácticamente las mismas que presenta en la actualidad Siria tanto por la guerra civil iniciada hace 3 años como por la ocupación en algunas zonas por parte del Estado Islámico.
Diversas ONG han constatado violaciones de derechos humanos como detenciones arbitrarias, torturas, restricciones discriminatorias, ejecuciones sumarias y uso de armas químicas e incendiarias contra mujeres y niñas.
La violencia también hace la vida aún más difícil para las mujeres en Somalia, pues en los refugios a los que deben acudir para protegerse de la violencia armada entre el Ejército y grupos rebeldes como Al Shabaab siguen corriendo el riesgo de ser abusadas sexualmente: en el último año se han dado más de 1.700 casos de violación dentro de los lugares de refugio, por parte de hombres vestidos con los uniformes del Gobierno. 33% de las víctimas eran niñas menores de 18 años.
El problema de la violencia física o sexual tiene alcance global: 35% de las mujeres en el mundo han sido víctimas de estas agresiones alguna vez en sus vidas, según un estudio de Naciones Unidas de 2013. Etiopía y Bangladesh son los que ocupan el primer lugar en este ranking mundial.
Para el Foro Económico Mundial las perspectivas para las mujeres aún son muy negativas en casi todo el mundo: continuarán con salarios más bajos que los hombres, sufriendo más el desempleo, trabajando más horas por menos dinero y teniendo más problemas para acceder a puestos de responsabilidad. La organización proyecta que, al menos, hasta el año 2095 no existirá igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Anna Carolina Maier