Esclavos en el siglo XXI
La esclavitud moderna es un flagelo que afecta a más de 35 millones de personas en el mundo y que está presente en lugares tan diversos como Mauritania, estado con mayor proporción de su población sometida, y la India, donde viven más de un tercio de los esclavos del planeta
El papa Francisco ha dado una voz de alerta al mundo. A comienzos de febrero, el pontífice instó a los gobiernos a erradicar la «vergonzosa plaga, indigna de una sociedad civil que supone que aún existan casos de esclavitud en el mundo”.
No es una cosa del pasado. En el planeta hay 35,8 millones de esclavos, según la segunda edición del «Global Slavery Index» de la Walk Free Foundation (16% más que en 2013). El 61% de estos viven entre la India, China, Pakistán, Uzbekistán y Rusia.
La sumisión moderna es un crimen oculto que puede tomar muchas formas, como el trabajo forzado o la trata de personas, según reseña el informe de la ONG. “Todas implican que una persona prive a otra persona de su libertad individual con la intención de explotarla a través de su uso, transferencia o eliminación”. En su mayoría, estas personas son obligadas a realizar trabajos manuales, a prestar servicios sexuales en prostíbulos o son mantenidas en cautiverio para pagar con su servidumbre por sus deudas supuestas o reales.
Mauritania ocupa el primer lugar en el ranking de los países con más casos. 4% de su población, 155.600 personas, están en situación de esclavitud. Aunque el gobierno adoptó en 2013 planes para su erradicación, como crear un tribunal encargado de los juicios para estos casos, la Walk Free Foundation considera que tendrán que pasar muchos años para que la situación en el país realmente mejore.
La mayoría de los esclavos en este país son moros negros. Los hombres y niños son pastores de camellos, ganado y cabras, obligados a trabajar en el campo. Las mujeres, por su parte, deben realizar tareas domésticas como cargar agua, recoger leña, preparar la comida y cuidar a los hijos de sus amos.
Uzbekistán, nación de Asia Central cuya economía recae mayormente en la producción y exportación de algodón, es el segundo país en el que una mayor porción de la población está esclavizada. La cifra más conservadora señala que 1.201.400 de los uzbekos (el 3,97% de la población) son sometidos para la producción de algodón.
Aunque el número de jóvenes trabajando en los campos de algodón disminuyó en 2013, aún se espera que los estudiantes de entre 15 y 18 años sean «voluntarios» para la cosecha, salvo que puedan pagar una tasa de exoneración.
Entre el top 10 de los países con más esclavos también se incluyen: Haití, Catar, la India, Pakistán, la República Democrática del Congo, Sudán, Siria y la República Centroafricana.
Haití es el tercer país del mundo con mayor proporción de habitantes esclavizados: 237.700 personas, un 2,3 % de su población. Con frecuencia éste es el resultado de la práctica de enviar a niños de familias pobres a trabajar con otras más ricas. Estos menores son conocidos como “restavek” y en sus nuevas residencias muchas veces sufren abuso sexual, verbal y físico.
En la pujante Catar un 1,4% de la población (29.400 personas) está esclavizada. La mayoría de las víctimas son inmigrantes sometidos a prácticas de trabajos forzados y a servidumbre doméstica. También, la demanda de mano de obra barata para ejecutar las obras del Mundial de fútbol del 2022 ha generado presión internacional sobre el Gobierno para que responda a los reportes sobre la explotación laboral.
La India, aunque ocupa el quinto puesto en la lista de los países con mayor proporción de sus habitantes esclavizados (un 1,1% de su población), es el Estado con mayor número de esclavos en el mundo: 14.285.700 millones de personas.
Allí, miembros de las castas “inferiores”, de tribus, minorías religiosas e inmigrantes son afectados desproporcionadamente por la esclavitud moderna, que ocurre sobre todo en los sectores de hornos de ladrillos, tejido de alfombras, bordados y otros productos textiles. La sumisión por deudas es particularmente común en este país de 1.250 millones de habitantes, con familias sometidas durante generaciones.
En los últimos cinco países incluidos en el informe de la Walk Free Foundation la gran cantidad de esclavos es, en parte, consecuencia de los conflictos internos. Más de 1% de la población de cada uno de estos está esclavizada.
“Los conflictos ponen fin, casi de inmediato, al Estado de Derecho y la explotación se convierte en una amenaza”, reseña el texto.
En Pakistán, el número de esclavos suma los 2.058.200. El trabajo forzado para pagar deudas es la forma más frecuente. Las provincias de Punjab y Sindh son las más afectadas por este flagelo. Las personas sometidas trabajan fundamentalmente en fabricación de ladrillos, agricultura y tejido de alfombras. Hay además 10 millones de trabajadores infantiles, de los que 3,8 millones tienen entre 5 y 14 años. Muchos son explotados en el comercio sexual.
La cifra de esclavos en la República Democrática del Congo alcanza a 762.900 personas, lo que se traduce en un 1,1% de su población. Muchos de los trabajadores sometidos laboran en las minas. Además, el 10% de los 300.000 niños soldados del país han sido secuestrados y obligados a unirse a grupos rebeldes.
La explotación de mujeres y niños en trabajos domésticos, comercio sexual y matrimonios infantiles forzados son las formas más frecuentes que adopta la esclavitud moderna en Sudán, donde hay 429.000 personas sometidas (equivalente al 1,1% de la población).
Cada vez hay mayor cantidad de reportes sobre refugiados y personas que buscan asilo en Eritrea, tras ser vendidos a traficantes egipcios por grupos sudaneses. Con frecuencia quienes han sido sometidos también son torturados con el objetivo de obtener sumas de dinero de sus familiares.
La existencia de 258.200 esclavos en Siria tiene gran relación con la guerra civil que vive ese país desde 2011. Muchos de los sometidos son niños reclutados por las fuerzas del Gobierno de Bashar al Assad y por grupos rebeldes que operan en el país. En medio de la guerra civil, que cumple 4 años, las niñas sirias han sido vendidas como novias y obligadas a casarse o a prostituirse. El surgimiento del Estado Islámico en la región ha significado un incremento de estas prácticas.
El último en la lista de países con más esclavitud en relación con su población es la República Centroafricana con 52.200 personas. Muchas víctimas allí son forzadas al comercio sexual, al matrimonio infantil y a combatir en las filas de los rebeldes ugandeses que se han trasladado al país.
Los peores de Europa y de América Latina
Europa tiene el porcentaje más bajo de personas sometidas a esclavitud: en todo el continente hay 566.200 víctimas sometidas a explotación sexual o económica, lo que equivale al 1,6% de todos los esclavos del planeta.
Rusia resalta como el país con más esclavos de la región euroasiática. Está en el puesto número 5 de 167 estudiados con 1.049.700 personas esclavizadas. Esto ocurre debido a que el país es el centro de los flujos migratorios en la región Euroasiática y, en consecuencia, centro de trata y la explotación de inmigrantes. Se estima que en este país trabajan entre 5 millones y 12 millones de inmigrantes, la mitad de estos en condiciones ilegales que derivan en muchos casos, por desesperación, en situaciones de explotación.
La vecina Ucrania tiene 112.600 víctimas. España, por su parte, ocupa el lugar 150 con 6.100 personas en esta situación.
En el otro extremo destacan Islandia y Luxemburgo, con sólo 100 víctimas cada uno.
Al otro lado del Atlántico, México es el segundo país de América Latina en sufrir este flagelo, después de Haití. Se ubica en el lugar 18 respecto al mundo con 266.900 esclavos. Lo sigue Brasil en el número 32 con 155.300, y luego Colombia en el 47, con 105.400.
Las medidas gubernamentales
El informe de la Walk Free Foundation resalta los esfuerzos de los países para luchar contra la esclavitud moderna. Salvo Corea del Norte, todos los concernidos por la investigación adoptaron leyes para criminalizar ciertas formas de esclavitud moderna, aunque solamente Estados Unidos, Brasil y Australia aplicaron medidas para impedir este crimen en los mercados públicos y en las cadenas logísticas de las empresas.
Brasil cuenta con una “lista negra” publicada por el Ministerio del Trabajo y Empleo que señala las compañías sancionadas por “explotación de mano de obra esclava”. En 2007 incluyó 192 empresas que al aparecer allí quedaron automáticamente imposibilitadas de obtener préstamos en bancos oficiales del gobierno. En 2014, un total de 109 empleadores fueron acusados durante el primer semestre del año de tener 421 trabajadores en condiciones análogas a las de la esclavitud. La mayor parte de las intervenciones en ese país tuvieron lugar en haciendas y fábricas del ámbito rural.
En Estado Unidos, el presidente Barack Obama en la orden de 2012 conocida como «Fortalecimiento de Protección Contra la Trata de Personas en los contratos federales» endureció la política de tolerancia cero ante el tráfico humano. Aun así, en ese país de 316 millones de habitantes hay 60.100 esclavos.
La esclavitud sigue siendo motivo de discusión en los parlamentos del mundo. A finales de febrero, Human Rights Watch y la ONG británica Kalayaan exigieron a la Cámara de los Lores de Reino Unido que modifique el proyecto de ley sobre la Esclavitud Moderna para que se restablezca el derecho de los trabajadores domésticos migrantes a poder cambiar de patrón o empleador.
Allí donde William Wilberforce, abolicionista inglés, lideró una campaña en contra de la esclavitud y logró que su proyecto fuese aprobado en 1807 continúan resonando sus palabras: «Puedes elegir mirar hacia otro lado pero ya nunca podrás decir que no lo sabías”.
Anna Carolina Maier