Ometepe, el edén en peligro de extinción
Una exuberante vegetación que regala paisajes de otro tiempo, cascadas vestidas con los colores del arcoiris y como telón de fondo dos volcanes coronanando la mayor isla del mundo dentro de un lago de agua dulce. Así es Ometepe.
Una exuberante vegetación que regala paisajes de otro tiempo, cascadas vestidas con los colores del arcoiris, caminos sin asfaltar salpicados de cocos maduros, manadas de cerdos y restos arqueológicos precolombinos; y como telón de fondo dos volcanes coronando la mayor isla del mundo dentro de un lago de agua dulce. Así es Ometepe, la isla que quedará en el centro del futuro Canal de Nicaragua.
Hasta ahora, la salvaje vegetación autóctona convivía en perfecta simbiosis con proyectos de permacultura, mientras los lugareños -guiris hippies expatriados y amabilísimas familias locales- esbozaban la tranquila sonrisa de saberse en un paraíso escondido. Ometepe es uno de los tesoros mejor conservados de Centroamérica, pero en estos momentos, se enfrenta a un futuro incierto.
Si necesitas ver para creer, atraído por la descripción de esta rara avis fuera de los circuitos turísticos convencionales, el momento es ahora. El Gobierno de Nicaragua ha acordado la construcción de un canal de 278 kilómetros que conectará el Mar Caribe y el Océano Pacífico a través del lago donde se encuentra la isla, poniendo así en peligro la supervivencia de tan idílica postal. La ley 840, emitida por el Gobierno de Nicaragua, ha entregado una concesión por 100 años para la construcción del canal interoceánico al empresario chino Wang Jing, propietario de HKND Group. Y lo que es un sueño para el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y para los empresarios asiáticos que se beneficiarán de la concesión, se ha convertido para muchos, en una auténtica pesadilla.
Ortega fantasea con empujar la economía del país y de paso, hacerse un hueco en la historia, mientras el conglomerado chino pretende sacar el máximo beneficio posible de esta nueva y ampliada versión del lucrativo Canal de Panamá. Nohelia González, editora del periódico local La Prensa, me comenta que, inicialmente, la sociedad nicaragüense en general acogió el proyecto con cierto optimismo, pues el hecho de que un inversor mostrara interés en hacer una obra, algo que para Nicaragua siempre había sido una meta sin conseguir, despertaba cierta esperanza para el desarrollo de una economía maltrecha. Sin embargo, grupos ecologistas, y en especial, los campesinos que se verían afectados por las expropiaciones para la construcción, consideran el proyecto un atentado hacia su preciado paraíso natural.
Aglutinados bajo el Consejo Nacional en Defensa de Nuestra Tierra Lago y Soberanía, y con el apoyo de partidos opositores como el Movimiento Renovador Sandinista y el Partido Liberal Independiente (PLI) ahora convertido en Coalición Nacional Opositora, han desarrollado ya 65 marchas anti canal, cuatro de estas a nivel nacional. Estos campesinos tienen varios líderes pero la que ha destacado ha sido Francisca Ramírez, quien ha sido la figura más representativa del movimiento de oposición campesina contra el canal: “Miles pensamos que preferimos morir antes de entregar o vender nuestras tierras. Y aunque nos digan que nos van a llevar a una ciudad y que vamos a tener todo, nosotros nos sentimos como que nos están quitando la vida o como que ya más bien nos están mandando a la muerte”, comenta Francisca.
Dadas las circunstancias, el viajero que visita Ometepe siente la extraña sensación de formar parte de un idílico espejismo con una amenazante fecha de caducidad. Al recorrer la isla, resulta inevitable que el paisaje descrito por Mark Twain en su libro Viajes con Mr Brown pase desapercibido: “dos pirámides magníficas, revestidas del verde más suave y más intenso, salpicadas de sombra y luz del sol, cuyos picos perforan las nubes ondulantes”. En lengua náhuatl Ōmetepētl significa dos montañas, aunque en realidad, los montículos que coronan la isla son dos volcanes, Concepción, uno de los volcanes más activos de Centroámerica, y Maderas, cuya cumbre puede visitarse tras una extenuante excursión que ofrece como recompensa espectaculares vistas panorámicas. Desde las alturas, el intenso verdor, los azules difuminados y los colores tierra de los campos se mezclan con la perenne neblina de las alturas.
¿Está este impactante paisaje a punto de desvanecerse?
Los volcanes seguirán allí, al igual que el lago, el cielo y la vegetación, aunque con un ingente canal rozando las orillas de la isla, el edén parece estar a punto de perder la intensidad de su carácter. El plan establecido no sólo incluye un gigantesco canal por el que podrán transitar a grandes petroleros y barcos de mercancías en un espacio de libre comercio, sino que además se prevé la construcción de grandes complejos turísticos (mastodontes de hasta 1.400 habitaciones) en la isla donde ahora conviven pequeñas fincas y casas de huéspedes.
La experiencia disfrutada al visitar la isla hace apenas unos meses parece estar en el lado opuesto de las modernas habitaciones estilo resort que en un futuro próximo acogerán a los viajeros. Entre las muchas y buenas opciones para pasar la noche, El Zopilote, es uno de los lugares que mejor condensa su espíritu. En esta finca, el visitante se ve envuelto en la aventura natural de dormir en hamacas arrullado por los sonidos de la selva, degusta los sabores de su huerto ecológico, aprende acerca del espectacular aprovechamiento de los proyectos de permacultura o las cualidades de la planta Moringa y vive la más auténtica relajación en clases de yoga gratuitas dos veces al día. En el ambiente relajado de sus atardeceres, mochileros y locales se preguntan con preocupación qué será de todo aquello cuando por vecinos, en lugar de las familias campesinas que forman junto a los hospedajes ecológicos la comunidad de la isla, aparezca el mármol, el cristal y el cemento de los grandes hoteles.
Oficialmente, las obras que traerán el cambio comenzaron el 22 de diciembre de 2014, cuando la empresa china HKND Group inauguró la construcción del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, pero desde entonces las obras no parecen haber avanzado y las primeras instalaciones están ya deterioradas. Hasta la fecha el megaproyecto continúa en estudios y sin ninguna obra en ejecución. El grupo campesino continúa haciendo lobby internacional y pronunciándose en contra de la obra, pero la problemática ha intentado silenciarse durante la ya bastante polémica campaña electoral en Nicaragua, en la que Daniel Ortega no parece preocuparse por ocultar afán autoritario.
«Ometepe representa a la perfección la extendida dicotomía entre progreso económico y el afán de conservación natural, entre el campesinado y los grandes proyectos comerciales, y por encima de todo, entre los paraísos del pasado y el futuro que vendrá.»
Ante este incómodo estancamiento, la comunidad local se ve obligada a esperar la llegada de los acontecimientos. En un proyecto caracterizado desde sus comienzos por la opacidad, no se sabe a ciencia cierta qué será del canal, es imposible dilucidar un destino claro para la isla a pesar de los malos augurios, y hasta el momento, sólo cabe ver pasar el tiempo con mayor o menor resignación. Sin embargo, una cosa es segura: Ometepe representa a la perfección la extendida dicotomía entre progreso económico y el afán de conservación natural, entre el campesinado y los grandes proyectos comerciales, y por encima de todo, entre los paraísos del pasado y el futuro que vendrá. ¿Son necesarios más motivos para visitar la isla lo antes posible? Sin necesidad de posicionarse de un lado u otro, decidan ustedes mismos si merece la pena viajar a Ometepe antes de su transformación.