Anna Muzychuk, la campeona de ajedrez que no irá a Arabia Saudí por el machismo del país
La ucraniana Anna Muzychuk es campeona mundial de ajedrez. Es, además, una mujer valiente, convencida de sus principios. Y se ha convertido, desde este martes, en todo un referente para la sociedad. Y lo ha conseguido sin mover ninguna ficha del tablero.
Anna Muzychuk tenía que viajar hoy al campeonato mundial de ajedrez que se celebra en Arabia Saudí hasta el 30 de diciembre. Pero ha rechazado hacerlo porque no está de acuerdo en convertirse durante estos días en una mujer y «criatura de segunda». Al no viajar hasta Arabia Saudí, Muzychuk pierde la oportunidad de revalidar sus dos títulos.
«En pocos días voy a perder mis dos títulos mundiales, uno a uno. Solo porque he decidido no ir a Arabia Saudí; por no jugar con las reglas de otros, por no llevar abaya, por no tener que ir acompañada cuando estoy en la calle y, en resumen, por no sentirme una criatura de segunda«, ha escrito la ajedrecista en su perfil de Facebook.
Pese a que Anna señala que está obligada a llevar abaya —vestido típico musulmán—, es cierto que en esta ocasión, la organización del Mundial había dado permiso a las mujeres para jugar sin ir tapadas (en los campeonatos de febrero de Irán estuvieron obligadas a llevar la hiyab, el velo islámico). El torneo imponía como norma de vestimenta para ellas un traje de pantalón y blusa blanca de cuello alto. Sin embargo, las mujeres sí tienen que ir cubiertas al salir a la calle.
«Hace exactamente un año gané esos dos títulos y era la persona más feliz en el mundo del ajedrez, pero ahora me siento muy mal. Estoy preparada para luchar por mis principios y saltarme esa convocatoria, en la que podía haber ganado más que en una docena de competiciones juntas», seguía Muzychuk. El premio en metálico por ganar este mundial es de 250.000 dólares, tal y como explicó la jugadora hace unos meses en otra publicación de Facebook, «alcanzaba cifras récord».
«Todo esto es muy molesto, pero lo más decepcionante de todo es que a casi nadie le importa. Es un sentimiento realmente amargo, pero no lo suficiente como para que cambie mi opinión y mis principios. Lo mismo pasa con mi hermana Mariya y estoy muy contenta de que compartamos el mismo punto de vista. Y sí, para aquellos que les interese… ¡Volveremos!», terminaba la ucraniana en una publicación que se ha compartido ya más de 8.000 veces y de la que ya se han hecho eco un gran número de medios.
Es el segundo campeonato de ajedrez consecutivo que se celebra en un país que restringe las libertades de las mujeres. En febrero de este año, el mundial de ajedrez femenino se celebró en Irán y las jugadoras estaban obligadas a ir en hiyab, el velo propio del islam. Entonces, Nazi Paikidze, campeona de ajedrez de Estados Unidos, se negó a competir precisamente por estar obligada a cubrirse la cabeza.
Muzychuk sí participó en el campeonato de Irán, pero tal y como manifestó en un post de Facebook de hace unos meses, sería la última vez y avanzaba su negativa a participar en Arabia. «Primero Irán y luego Arabia Saudí. Me pregunto cuál será el próximo destino para el Campeonato Mundial Femenino. A pesar de los premios, no voy a jugar en Riyadh, lo que significa que perderé dos títulos. ¿Para qué? ¿Para arriesgar tu vida, para llevar puesto el abaya todo el rato? Todo tiene sus límites y usar el velo en Irán fue más que suficiente», declaraba en noviembre.
No serán las únicas ausente en el Mundial. Como Arabia Saudí no reconoce a Israel y no mantiene relaciones con el Estado hebreo no otorgó el visado a los siete representantes de este país, cinco hombres y dos mujeres, para poder jugar los Mundiales.
Ante este veto, la portavoz del ministerio de Exteriores Saudí, Fatima Baeshen, declaró en su cuenta de Twitter: «El reino permite la participación de todos los ciudadanos con excepción de países específicos con los que históricamente no ha tenido relaciones diplomáticas».
Related to the purported politicization of the International Chess Tournament hosted by Riyadh: the Kingdom has allowed the participation of all citizens.The exception is whereby KSA has historically not had diplomatic ties with a specific country-thus has maintained its policy.
— Fatimah S Baeshen (@FatimahSBaeshen) 25 de diciembre de 2017
