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Muhammad Najem, el adolescente sirio que denuncia con selfies la masacre en Guta

Sólo entre febrero y marzo más de 1.000 civiles han muerto en Guta Oriental a causa de los bombardeos de las fuerzas gubernamentales sirias y rusas, según los datos del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). Cientos de viviendas destruidas y numerosos ciudadanos atrapados en el enclave cercano a Damasco sin apenas recibir ayuda humanitaria. Columnas de humo se elevan sobre los edificios en ruinas, ruidos de sirenas y de aviones que sobrevuelan la región y lanzan sus bombas. Así es el día a día de quienes viven en Guta. Muhammed Najem, un adolescente sirio de 15 años, es uno de tantos que vive los horrores del conflicto sirio; pero, a diferencia de otros, él lo cuenta a través de vídeos y fotografías selfie que comparte en sus redes sociales para denunciar la masacre que está viviendo el pueblo sirio y pedir ayuda a la comunidad internacional.

Sólo entre febrero y marzo más de 1.000 civiles han muerto en Guta Oriental a causa de los bombardeos de las fuerzas gubernamentales sirias y rusas, según los datos del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). Cientos de viviendas destruidas y numerosos ciudadanos atrapados en el enclave cercano a Damasco sin apenas recibir ayuda humanitaria. Columnas de humo se elevan sobre los edificios en ruinas, ruidos de sirenas y de aviones que sobrevuelan la región y lanzan sus bombas. Así es el día a día de quienes viven en Guta. Muhammed Najem, un adolescente sirio de 15 años, es uno de tantos que vive los horrores del conflicto sirio; pero, a diferencia de otros, él lo cuenta a través de vídeos y fotografías selfie que comparte en sus redes sociales para denunciar la masacre que está viviendo el pueblo sirio y pedir ayuda a la comunidad internacional.

Muhammad es uno de los miles de niños sirios que han visto cómo su vida se truncaba de la noche a la mañana por un conflicto que se inició hace ya siete años y que ha forzado el desplazamiento de millones de personas. Se calcula que 3,3 millones de niños dentro de Siria están expuestos a artefactos explosivos, incluidas minas terrestres, municiones sin estallar y efectos explosivos improvisados. Solo en los dos primeros meses de 2018, 1.000 niños han muerto o han resultado heridos en la intensificación de la violencia, según datos de Unicef.

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Saja, de 13 años, juega con su balón de fútbol en el barrio de Bab Al-Nairab, en el este de Alepo. | Foto: Khudr Al-Issa/Unicef

«¿Qué es el mundo, que puede enviar máquinas a Marte y no puede hacer nada para detener la matanza de personas?», pregunta Najem en un mensaje publicado en Twitter.  Amante del fútbol, lo practicaba todos los días en la escuela junto a sus amigos, hasta que los bombardeos destrozaron su colegio, al igual que su vivienda.

A pesar de su corta edad, ya sabe que de mayor quiere ser reportero y desde que empezaron los bombardeos en su región se encarga de documentarlos, «para que todo el mundo sepa lo que sucede en Siria», asegura en una entrevista a la CNN.

Pero Muhammed no sólo denuncia la situación con su voz, sino que también tiene vídeos donde entrevista a otros niños del vecindario que, ante la imposibilidad de acudir a la escuela, se encargan de recoger leña para cocinar en sus casas. «Soy como cualquier niño en Guta. En vez de ir al colegio, voy a comprar algo de madera para que mi madre pueda cocinar nuestra comida. Espero que esta guerra acabe y que podamos volver todos al colegio», escribe Najem en Twitter.

En uno de sus vídeos más duros, Najem asegura: “Nos mata vuestro silencio”, dice, mientras suenan de fondo los bombardeos, “Bashar Al Assad, Putin, Khamenei, han acabado con nuestra infancia”, añade, y se dirige a la comunidad internacional a la que le pide que les salven «antes de que sea demasiado tarde».

En Siria, tres de cada cuatro personas han tenido que huir de su hogar. Esta guerra, a punto de entrar en su séptimo año, sigue dejando noticias y testimonios desesperanzadores mientras su presencia en los medios escasea y sólo el 53% de los fondos necesarios para 2018 han sido recaudados, según datos de Acnur.

Con un relato desgarrador, cuenta en primera persona cómo ha perdido a seres queridos de un día para otro por culpa de las bombas. “Ayer estábamos jugando juntos en el refugio subterráneo. Hoy, mi amigo y su familia han sido asesinados por un cazabombardero que ha llevado su vida hasta la muerte”.