100 cuentos para recordar a las mujeres españolas que cambiaron la Historia
‘No me cuentes cuentos’ es un proyecto de relatos infantiles protagonizado por 100 mujeres españolas de vidas inspiradoras.
No me cuentes cuentos es un volumen ilustrado de relatos infantiles que recoge las apasionantes vidas de un centenar de mujeres españolas de todas las épocas. Este proyecto multimedia nació hace dos años en formato web, creció y se transformó en un podcast y ahora se puede disfrutar en formato físico en este libro, recién publicado por Montena.
De una conversación casual surgió un inspirador reto narrativo: No me cuentes cuentos. “Cada vez hay más literatura en torno a las mujeres, pero no hay ningún libro que recoja todo el talento de las mujeres españolas en el presente y en el pasado”, comentó una de las madres de este proyecto, Charo Marcos, en la presentación en el Espacio Fundación Telefónica de este volumen de cuentos infantiles. “De ese comentario surgió una primera lista y cuando vimos que había material nos pusimos a trabajar”, añadió sobre las apasionantes vidas de estas 100 mujeres.
A iniciativa de la consultora de comunicación Prodigioso Volcán y de la newsletter independiente Kloshletter, No me cuentes cuentos nació hace dos años en formato web con la publicación online de los primeros cuentos. Gracias a su popularidad en redes sociales, el proyecto siguió creciendo y, un año después, adoptó una nueva forma, la del podcast, de la mano de Podium Podcast. Ahora este centenar de relatos da un paso más y, gracias a la editorial Montena, se transforman en un libro ilustrado que reúne el trabajo colectivo de casi 150 personas entre escritores, ilustradores, traductores y editores, en su mayoría mujeres, que, por cierto, han colaborado desinteresadamente.
Según explicó Marcos, editora de Kloshletter: “Los criterios de selección fueron tres. Queríamos que hubiera mujeres de todas las épocas, de toda la geografía española y de todas las profesiones. Así, el libro empieza con un cuento sobre las mujeres de las Cuevas de Altamira de Belén Chiloeches basado en una investigación de 2005 que sostuvo la tesis de que muy probablemente fueron las mujeres quienes las pintaron por dos razones. Una, el tamaño de las manos, y la otra, el modo de vida: ellas se quedaban en las cuevas mientras ellos iban a cazar”. El objetivo, pues, era que estas historias “sorprendieran a los niños y les resultaran cercanas. Pero el trabajo más complicado fue siempre encontrar a las mujeres científicas, inventoras, matemáticas o doctoras a medida que nos alejábamos del siglo XX. Que las había, pero habían pasado desapercibidas”, afirmó.
Cuentos para niñas y niños
Este el caso María Josefa Wonenburger, la gallega que amaba las matemáticas en palabras de la periodista Olaya Cernuda, que leyó su cuento en el acto. “A María hacer cosas poco comunes le iba un montón. Por ejemplo, practicaba hockey sobre patines, jugaba al baloncesto o hablaba inglés y alemán. Aunque la cosa más insólita que le gustaba era estudiar mates”, tanto que convirtió el álgebra en su forma de vida, logrando erigirse como un referente mundial gracias a sus trabajos como investigadora en Estados Unidos y en Canadá.
La guionista y escritora Ana Cermeño narró la historia de las hermanas Touza, tres valientes contra los nazis. “Lola y sus hermanas pequeñas, Amparo y Julia, atendían una cantina en la estación de tren de Ribadavia”, Galicia, donde los viajeros paraban a degustar sus deliciosas y secretas rosquillas. “Una noche de invierno un extranjero se quedó a dormir en un banco de la estación” y Lola trató de ayudarlo protegiéndolo de la lluvia y el frío con su abrigo. “Ese hombretón de tristes ojos azules le contó que había huido de Alemania, donde perseguían a todos los judíos como él” y, a pesar del riesgo, le escondieron y con la ayuda de un pescador le ayudaron a huir a Portugal. “Desde entonces empezaron a llegar a la cantina muchas familias judías que huían de Polonia y Alemania porque los nazis, que así se llamaban los malos que les perseguían, querían acabar con ellos”. Las hermanas Touza salvaron a más de 500 personas durante la Segunda Guerra Mundial y guardaron silencio durante décadas. “Muchos años después, al otro lado del océano, en Nueva York, un judío viejecito quiso darles las gracias”, dando a conocer su heroica historia.
Itxaso Recondo continuó con la vida de Isabel de Braganza, el hada madrina del Museo del Prado y su desconocida fundadora con menos de 20 años. Raquel Martos, periodista, guionista y escritora, habló de la detective del cerebro Maite Mendioroz, una neuróloga que investiga sobre el Alzheimer. Y Beatriz Becerra, escritora, activista y política, recordó a Mariana Pineda, heroína decimonónica que defendió la libertad hasta las últimas consecuencias.
La lista continúa con mujeres tan célebres como las escritoras Gloria Fuertes o Rosalía de Castro y las cantantes Alaska, Montserrat Caballé, Lola Flores o la omnipresente Rosalía. También se habla de Ana Orantes, la primera mujer que denunció la violencia machista en televisión en España y fue asesinada pocos días después por su ex marido; la arquitecta Matilde Ucelai, la niña con dislexia que consiguió todo lo que se propuso Luz Rello o la piloto de rally Laia Sanz.
“Hay una edad en la que los niños creemos que podemos ser cualquier cosa. Pero las niñas cuando pasan los 10 o 12 años se van cerrando puertas, aparecen los estereotipos, las dudas. Si cuando crees que puedes hacer todo, cuando estás expuesto a conocer modelos, ejemplos e historias reales que te muestran el catálogo inmenso de posibilidades que existen, podrás elegir en esa diversidad. Sino difícilmente podrás sacar lo mejor de ti”, defendió Becerra sobre la capacidad inspiradora de No me cuentes cuentos. Y Marcos añadió: “Siempre que pensamos en los relatos de este libro pensamos en que están dirigidos a las niñas. Pero a mí me gustaría que a mis hijos y a otros niños como ellos estos cuentos les sirvieran para aprender a tratar a las mujeres de igual a igual y con respeto”.
Para seguir animando a todos los niños y niñas a soñar sin límites, se puede participar en el proyecto proponiendo nuevas mujeres, ilustrando o escribiendo un cuento. Porque las historias de mujeres asombrosas no concluyen aquí.