7 mitos sobre convertir tu casa en casa de acogida
Las casas de acogida realizan una labor fundamental. Pero son muchos los mitos y falsas creencias que hacen que algunas familias no terminen de dar el paso.
Según datos de la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía, AMVAC, en el 40% de los hogares españoles vive una mascota. El perro es el animal favorito y para la mayoría son un miembro más de la familia. Sin embargo, el abandono sigue siendo el principal problema de los animales de compañía en España. Las protectoras trabajan de forma incansable los 365 días del año. La Fundación Affinity calcula que gestionan una media de 85 perros por entidad, lo que equivale a un nivel de ocupación promedio del 87%. Están al borde de la saturación. Son más los animales que entran que los que salen ya que las adopciones rondan el 43%, una cifra muy baja para el número de abandonos.
Si te interesa la causa y quieres contribuir, son muchas las opciones. Una de las más necesarias y efectivas es, sin duda, convertir tu hogar en una casa de acogida. Cuidar a un animal mientras encuentra un hogar definitivo permite a las protectoras acoger a otro. Las casas de acogida son fundamentales para implementar una política de sacrificio cero, que es lo que todos queremos. Además, las familias de acogida proporcionan a la protectora información valiosa sobre la personalidad del perro y sobre cómo se relaciona con otros animales, con niños, etc. para poder así encontrar el hogar que mejor se adapte a sus necesidades. Es una labor fundamental. Desafortunadamente, información al respecto es menos abundante que las creencias erróneas o las medias verdades. Estos son los siete mitos más frecuentes que dificultan la decisión de acoger a un animal.
1. No podría dejarlo ir cuando encuentre un hogar definitivo
Las despedidas no son fáciles. Es cierto. Pero la satisfacción que produce ayudar a un animal a encontrar la familia correcta, compensa. La ilusión con la que la nueva familia prepara su llegada, las actualizaciones que envía la protectora después de la adopción demostrando lo bien adaptado que está en su nuevo hogar son la mejor prueba de que hemos hecho lo correcto. No todos los perros que acogemos son perfectos para nuestra familia, nuestro ritmo de vida, etc. Somos solo parte de su viaje, de su búsqueda. Dejarlo ir, además, nos brinda la oportunidad de ayudar a otro animal. Por otra parte, cuando ya hay un animal en casa, acoger puede ser una buena forma de asegurarse de que el nuevo miembro de la familia se adapta correctamente.
2. Es necesario comprometerse a largo plazo
Ser casa de acogida es un compromiso, sin duda, pero no necesariamente tiene que ser a largo plazo. Cada protectora tiene necesidades específicas a la hora de elegir a las familias de acogida y la disponibilidad de la misma es, por supuesto, uno de los principales factores a tener en cuenta. Hay mucha flexibilidad en lo que a la duración se refiere. Algunas acogidas duran meses, otras no pasan del fin de semana. Y todas, absolutamente todas, son necesarias.
3. Si ya tienes una mascota no puedes ser casa de acogida
Tal y como ocurre con con las familias definitivas, las protectoras eligen las familias de acogida según las necesidades del animal. Unos necesitan atención personalizada, otros no tanto. Unos están acostumbrados a estar con otros animales, otros no. Pero siempre hay un período de adaptación para asegurarse de que el animal se adapta bien a la familia de acogida. Con una buena presentación, la mayoría de los perros pueden convivir perfectamente con otros animales. Y los beneficios, para ambos, son innumerables. No podemos olvidar que, por su propio bienestar y el de la familia en general, un perro debe estar en constante socialización a lo largo de su vida.
4. Acoger supone un gasto económico importante
Cada protectora tiene su propio sistema de acogida, pero la gran mayoría cubre la totalidad de los gastos del animal. Comida, visitas al veterinario, productos de higiene, tratamientos médicos, etc. Lo mismo ocurre con las vacunas y la esterilización, si coincidiera con el momento en el que el animal se encuentra todavía en acogida. Por supuesto, este tipo de procedimientos se realizan en hospitales con los que la protectora tiene acuerdos. Lo mismo ocurre si el animal tuviera una emergencia. Sin embargo, es un punto importante que debe quedar siempre claro y por escrito antes de comenzar la acogida. En términos generales, si realmente quieres ayudar a un animal, lo único que necesitas son ganas y tiempo para estar con él.
5. Los animales de acogida tienen problemas de salud o de comportamiento
Unos sí, otros no. En cualquier caso, a menos que estén específicamente entrenadas y acepten previamente acogerlos, las familias de acogida no reciben animales con necesidades especiales. La protectora evalúa al animal y busca, entre las familias de acogida disponibles, la que mejor se adapta. Algunos animales no pueden estar en contacto con otros animales debido a un tratamiento médico o necesitan alimentarse cada determinado número de hora o recibir medicación para terminar de curar alguna lesión, pero son los menos y van siempre a casas que están preparadas para asumir una responsabilidad así. La mayoría de los perros que están actualmente en las protectoras esperando por un hogar definitivo están completamente sanas y se adaptarán sin mayor problema a su nueva familia en pocos días.
6. Para acoger es necesario tener mucho espacio
Hay perros de todos los tamaños, edades y razas esperando por un hogar definitivo. Todos ellos pueden beneficiarse del amor y la estabilidad de una casa de acogida. Como es lógico, cada animal tiene un nivel de energía y unas necesidades diferentes. Pero en términos generales, se adaptan bastante bien a la vida en un piso, no necesitan un patio o una casa enorme. Los paseos diarios son su principal fuente de ejercicio y no pueden sustituirse con nada. Ni siquiera con horas de juego en un patio enorme. Por su salud física y mental, un perro necesita salir a pasear todos los días. El tiempo en casa es para descansar, de ahí que no necesite tanto espacio como crees.
7. Ya hay muchas casas de acogida
Sí, afortunadamente, en España hay muchas casas de acogida, pero no son suficientes. El ritmo de abandonos es elevado y las protectoras están al límite. Además, aunque no fuera un problema de espacio, que lo es, muchos animales sufren en las protectoras. Por muy bien que los cuiden los responsables y muy bonitas que sean las instalaciones, un perro que está acostumbrado a vivir con una familia, no puede luego acostumbrarse a la vida del refugio.