Por qué las bombas que España vende a Arabia Saudí sí pueden matar yemeníes
«El Gobierno sabe lo que está vendiendo, son bombas láser de alta precisión y, por lo tanto, si son de alta precisión no se van a equivocar matando yemeníes». Así defendió la ministra portavoz, Isabel Celaá, las venta de 400 bombas GBU-10 Paveway II guiadas por láser a Arabia Saudí–un contrato de 9,2 millones de euros–.
«El Gobierno sabe lo que está vendiendo, son bombas láser de alta precisión y, por lo tanto, si son de alta precisión no se van a equivocar matando yemeníes». Así defendió la ministra portavoz, Isabel Celaá, las venta de 400 bombas GBU-10 Paveway II guiadas por láser a Arabia Saudí–un contrato de 9,2 millones de euros–. Una transacción comercial no exenta de polémica, más incluso a raíz de la violenta ofensiva liderada por el reino saudí contra los hutíes –grupos insurgentes chiíes– en Yemen, que desde 2015 se ha cobrado más de 6.500 vidas civiles inocentes. Los sectores más críticos acusan al Gobierno de España de vender armas a un país que las usa contra la población civil, a pesar de que tanto el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, como el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, o la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, han explicado que las bombas no se utilizarán contra población civil –recurriendo a meras descripciones técnicas de la bomba–. La ONU, por su parte, no lo tiene tan claro, y ha elaborado varios informes en los que se corrobora el uso de este tipo de armamento en Yemen.
España es el cuarto país del mundo que más cantidad de material militar vende a Arabia Saudí, tan solo por detrás de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, un negocio con el que Defensa ha facturado 900 millones de euros en los últimos tres años.
La ONU recomienda a la comunidad internacional «abstenerse de suministrar armas que podrían ser utilizadas en el conflicto de Yemen”, según un informe de agosto de 2018 del Consejo de Derechos Humanos. No obstante, más allá de las recomendaciones, la Organización no ha emitido una condena firme de venta de armamento al país árabe.
Bombas GBU-10 Paveway II: ¿Cómo de precisas son?
Fabricadas desde mediados de los ochenta por los gigantes armamentísticos estadounidenses Lockheed Martin y Raytheon, la principal característica de las GBU-10 Paveway II es su guiado láser. Lanzadas habitualmente desde caza-bombarderos –como los F-16, F-18 o F-35– las bombas señalan a su objetivo con una pequeña señal lumínica a la que siguen hasta alcanzarlo. Por sus características técnicas, son bombas de alta precisión utilizadas contra objetivos muy concretos.
Según Raytheon, una de las empresas fabricantes, la Paveway II cuenta con un margen de error de apenas un metro, aunque algunos expertos elevan el margen de error circular asumido de los hasta los nueve metros de radio aproximadamente. Esta bomba tiene también, aproximadamente, un error de mal funcionamiento del 5%, es decir, un error técnico bajo que hace a las bombas guiadas por láser ideales para ser empleadas en ataques quirúrgicos.
Pero, pese a que técnicamente son casi impecables, el problema es que detrás de la elección del objetivo está la acción humana, supeditada a la correcta identificación del mismo. Por ejemplo, durante la Primera Guerra del Golfo los cazas F-15 y F-111 lanzaron centenares de Paveway II. Su margen de acierto fue alto (alrededor del 78%), pero no impoluto, algo que parece no ocurrir en Yemen. La ONU y varias ONG, como Amnistia Internacional, han registrado ataques contra civiles en los que se emplearon bombas de la familia Paveway II.
Las bombas GBU-10 ya han sido utilizadas en Yemen
«Si son de alta precisión no se van a equivocar matando a yemeníes», asegura la socialista Celáa. Una afirmación grave la de la ministra, máxime cuando omite un informe de las Naciones Unidas, del 27 de enero de 2017, que confirma que bombas de guiado láser tipo GBU Paveway II –las mismas que España ha vendido a Arabia Saudí– mataron yemeníes civiles.
El Grupo de Expertos sobre Yemen para el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas investigó 10 ataques aéreos que causaron la muerte de al menos 292 civiles en Yemen en 2016. En ellos se habían utilizado bombas GBU-12, muy similares a las GBU-10, contra viviendas, mercados, fábricas y un hospital.
Este documento se elaboró en virtud de la resolución 2266 tras el golpe de Estado en este país árabe en 2014, que renovó las sanciones, y el embargo colectivo de armas a los bandos contrincantes, se explica aportando material fotográfico hallado en el lugar de aquel ataque.
La ONU atribuye a ambos bandos del conflicto pocas muestras de «minimizar las víctimas civiles», atribuyendo la muerte de la mayoría de ellas a los hutíes, pero insiste en la escasa transparencia de Arabia Saudí a la hora de explicar los objetivos y la efectividad de los ataques aéreos desplegados por Riyadh.
Por su parte, Amnistía Internacional reporta un caso concreto del 25 de agosto de 2017, en el que una bomba guiada por láser tipo Paveway alcanzó unas viviendas civiles en la mayor ciudad de Yemen, Saná. Buthaina, una niña de cinco años, fue la única superviviente de su familia. En el ataque murieron sus padres y sus cinco hermanos y hermanas de entre dos y 10 años de edad.
El 15 de agosto de 2016, otro misil guiado Paveway alcanzó un hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en pleno funcionamiento, matando a 11 personas, entre ellas un miembro del personal de la organización, e hiriendo a otras 19.