Protestas del futuro: así burlan en Hong Kong a la Policía tecnológica
Hackear la tecnología de la Policía es crucial para burlar su seguridad en unas protestas masivas en Hong Kong
Hong Kong vive su peor crisis política de las últimas décadas. Desde hace semanas las calles de la región administrativa especial de China están tomadas por los manifestantes; la clase política, acechada por una polémica de dimensión internacional y las autoridades, cuestionadas por cómo reprimen unas protestas que se han trasladado incluso al aeropuerto, el octavo más grande del mundo.
Hong Kong es, junto con Macao, una de las dos regiones administrativas especiales que existen en la República Popular China. El Reino Unido acordó transferir la que hasta el momento era una colonia británica en 1997 con la condición de que China preservara los sistemas económico y político capitalistas necesarios para su desarrollo en las siguientes cinco décadas, es decir, hasta 2047. Empezaba entonces el famoso método de “un país, dos sistemas” que rige hasta hoy en día entre la primera potencia comunista mundial y uno de los centros financieros –símbolos del capitalismo– más importantes del planeta.
Es importante entender la historia más reciente de Hong Kong para entender el porqué de estas protestas a las que ha acudido casi un tercio de la población. La región administrativa especial cuenta con separación de poderes, cosa que no existe en China, y por lo tanto tiene un jefe ejecutivo que hace las veces de presidente. En el momento en el que se iniciaron las protestas –y, de momento, hasta ahora–, Carrie Lam era la jefa ejecutiva de Hong Kong. Lam impulsó una ley de extradición a China que abría la posibilidad de extraditar a sus ciudadanos a la China continental y amenazaba el sistema de “un país, dos sistemas” y de la independencia judicial en la región.
Aunque Carrie Lam anunció la retirada de la polémica ley de extradición para mitigar las protestas –especialmente dada la creciente presión internacional–, los manifestantes no han dejado de salir a las calles. Reclaman ahora su retirada definitiva –no se fían–, así como la dimisión de Carrie Lam, apoyada por el régimen de Pekín. Exigen también que se retire a la protesta del pasado 12 de junio el calificativo de «revuelta» –que podría comportar penas de hasta 10 años de prisión a los acusados–, que se ponga en libertad a los manifestantes detenidos y que se investigue la actuación policial durante las protestas. Otra exigencia es la puesta en marcha del sufragio universal total, que a día de hoy es parcial.
Hong Kong es una ciudad ultrainteligente. La tecnología se aplica en campos tan diversos como el transporte, el medioambiente y, por supuesto, la seguridad. Por eso, las protestas en Hong Kong están siendo las más vigiladas de las últimas décadas y los manifestantes tienen que tirar de imaginación para bloquear y hackear las tecnologías de las fuerzas y cuerpos de seguridad. Aquí algunas técnicas que están utilizando:
Punteros láser contra el reconocimiento facial
Los sistemas de reconocimiento facial que utiliza la Policía en Hong Kong son de los más avanzados del planeta. Los manifestantes, con el objetivo de evitar las cámaras, utilizan de todo: gafas, cascos, pañuelos, cámaras antigás… Pero lo que más curiosidad ha provocado en el mundo ha sido el uso de punteros láser.
Los manifestantes apuntan a los policías con sus punteros láser para dificultar su visión y a las cámaras para impedir el reconocimiento facial. El temor de que China esté utilizando el reconocimiento facial para reconocer, localizar y detener a los manifestantes es cada vez mayor. El hecho de que la Policía haya pasado a considerar a los punteros como armas y a detener a todo aquel que porte uno podría corroborar esta teoría.
Pago en efectivo
¿Qué método de pago podría impedir que la Policía rastreara las actividades y rutas realizadas por los manifestantes? Claramente, uno muy rudimentario: el pago en efectivo. La tarjeta Octupus es el método de pago más común en la red de transportes de la ciudad, algo así como nuestro abono de transportes pero que además permite el pago en muchos comercios. Sin embargo, las autoridades tienen acceso a los registros de viajes de estas tarjetas, por lo que los manifestantes han optado por dejarlas en casa.
El pago con tarjeta tampoco es buena idea, ya que también queda registrado. Por eso, la mejor opción es una casi en desuso: el dinero en efectivo. De hecho, los manifestantes se ayudan y se pueden ver montones de dinero en efectivo repartidos por las estaciones para pagar el trayecto de vuelta a casa. Una forma perfecta para evitar que la Policía rastree los movimientos de los manifestantes.
Mensajería encriptada, AirDrop y bluetooth
Si evitar que la policía identifique y localice a los manifestantes es importante, evitar que intercepte sus comunicaciones es crucial. En manifestaciones icónicas de la última década, como las del 15-M en España o las de la Primavera Árabe, vimos la importancia de las redes sociales para la organización y difusión de las protestas. Incluso en Hong Kong, en la oleada de protestas de 2014, los manifestantes se sirvieron de Facebook y Twitter para organizarse. Hoy, sin embargo, las evitan a toda costa.
Usan principalmente Telegram, una aplicación de mensajería famosa por su seguridad de encriptación. No obstante, tras la detención y encarcelamiento de varios manifestantes que hacían uso de Telegram, ha dejado de ser un lugar seguro.
La comunicación de proximidad, como los sistemas bluetooth o el sistema de Apple AirDrop, se está convirtiendo en un canal fundamental para la organización de las manifestaciones y la difusión de mensajes. También canales y foros donde el anonimato quede a resguardo.
Además, los manifestantes han aprendido a desactivar las funciones de reconocimiento facial y dactilar de sus teléfonos, es decir, de los datos biométricos. Así evitan que las autoridades tengan acceso a sus móviles si son detenidos. También recomiendan no hacer uso de smartphones provenientes de China continental, especialmente los de la marca Huawei.
Tarjetas telefónicas prepago
Otro de los métodos clave para que los manifestantes se muevan con libertad es la compra de tarjetas prepago para poder acceder a internet sin ser identificados. Tampoco hacen uso de las redes públicas de WiFi ni de las herramientas de geolocalización de sus teléfonos.
Las protestas de Hong Kong son un claro ejemplo de lucha por los Derechos Humanos de una población que no quiere renunciar a ellos. Es por esto que cualquier precaución es poca. La imaginación al poder contra el ‘Gran Hermano’ del futuro que ya está aquí.