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Samer Makarem (activista libanés): «Buscamos una coalición de todos los partidos revolucionarios para lograr un cambio político»

Hablamos con el activista libanés Samer Makarem, que nos da las claves sobre las protestas ciudadanas en Líbano

La explosión del 4 de agosto ha sido el último de los episodios violentos que han sacudido al Líbano, un país sumido en una grave crisis política y en una crisis económica sin precedentes donde el 50% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, según las estimaciones  del Banco Mundial. Los libaneses  llevan meses saliendo a las calles para exigir cambios. ¿Han conseguido realmente algo con las protestas?, ¿los grupos revolucionarios están unidos?, ¿cuales son los problemas fundamentales que azotan al Líbano? Para responder a estas preguntas hablamos con el activista libanés Samer Makarem, que nos da las claves sobre las protestas ciudadanas en Líbano.

¿En qué estáis enfocando vuestro activismo?

Hemos creado un campamento base desde el que operamos y brindamos ayuda humanitaria.También llevamos a cabo una gran iniciativa de mapeo con la que podemos ver diferentes áreas y evaluar los daños, como los producidos en hospitales, para los que estamos recaudando fondos. También tenemos que lidiar con las oleadas de manifestantes heridos durante las protestas.

Nos estamos lanzando a tratar de salvar y reconstruir, pero al mismo tiempo estamos muy inseguros sobre lo que nos depara el futuro. Nuestro mayor signo de interrogación está en el estancamiento político.

¿Y a nivel político?

A nivel político nos estamos enfocando en una coalición entre todos los partidos revolucionarios, un nuevo partido que entre en juego para tratar de lograr un cambio político sistemático. Entonces es muy importante que mientras nos ocupamos del aspecto humanitario, el aspecto político se mueva en paralelo, porque si no nos ocupamos del aspecto político, en algún momento del próximo año podemos volver a destruirlo todo.

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Sogas y una horca cuelgan de la estatua de los mártires junto con las banderas nacionales libanesas, en la Plaza de los Mártires, Beirut. | Foto: José Eid / AFP

Lo que realmente necesitan los libaneses es un Gobierno real con especialistas reales que puedan entrar y conseguirnos las reformas que necesitamos. Así podemos obtener el dinero del FMI para salvar nuestra crisis financiera y, lo que es más importante, para supervisar las elecciones parlamentarias. Lo que necesitamos en este momento es un sistema político completamente nuevo con caras nuevas. Asegurarnos de que tenemos a las personas adecuadas y competentes en el poder.

No hay absolutamente ninguna confianza en ninguna de las agencias que tenemos ahora en Líbano, y los jueces se nombran en función de los partidos políticos y los abogados también.

¿Y qué decir sobre Hezbollah?

El problema de Hezbollah es solo una capa adicional a este nivel de corrupción, por mucho que tengamos un estado debilitado. No es posible tener un estado adecuado que se rija por el imperio de la ley y la democracia cuando se tiene un poder político que es extremadamente influyente y que tiene armas. No funciona así. Esto ha provocado un completo desequilibrio en nuestro proceso democrático.

El Gobierno de Hezbollah está por encima de la ley y puede ejecutar sus propias agendas fuera del estado: tomando el control de las fronteras, pudiendo entrar y salir de contrabando, y no hemos podido detenerlo.

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Un niño ondea la bandera de Hezbollah mientras los partidarios del grupo esperan el discurso televisado de Sayyed Hassan Nasrallah en un suburbio del sur de Beirut. | Foto: Maya Alleruzzo / AP.

Nuestro objetivo es conseguir un estado libanés fuerte que se encargue de todos los libaneses. Creo que sería injusto si al resto del régimen político se le limpia y se les considera inocentes y si nuestro mundo solo se centra en Hezbollah. Sí, Hezbollah es una gran parte del problema, pero también hay otra gran parte del problema.

¿Es el sectarismo el principal problema del Líbano?

Absolutamente. Estos señores de la guerra que pelearon en la guerra civil en base a batallas sectarias y religiosas, y que después se quedaron en el poder. Ya sabes, simplemente se quitaron sus abrigos militares y se pusieron los trajes y la corbata y entraron en el Gobierno.

Es un sistema que lo que dice el régimen político es respetar y asegurarse de que todos estén bien representados. El problema es que estamos representados por las peores personas de la sociedad, y que el resto de la gente son marginados porque no siguen una determinada secta, no siguen un determinado partido político. Yo fui a una escuela donde mis compañeros de clase eran cristianos,  musulmanes y drusos. Es difícil cuando les dices que quieres deshacerte del sectarismo y que es muy importante que entiendan que tenemos que analizar esto juntos y que el sistema ya no funciona para ninguno de nosotros y que por tanto es mejor que estemos juntos en esto.

¿Las protestas han dado resultados esperados?

Lo que pudo detener este levantamiento que estaba cobrando impulso fue el coronavirus. En octubre, noviembre, diciembre, el poder estaba ahí para la gente. En enero, entró el Gobierno y algunas personas dijeron que debemos darles una oportunidad. Otras personas dijeron que no, que debíamos seguir luchando. Así que empezamos a tener una cuarentena y todo el mundo estuvo encerrado durante tres meses. En esos tres meses, fue muy fácil para el Gobierno volver a centrarse y recuperar el poder. Pero también fue muy fácil para los diferentes partidos políticos comenzar a hablar con su gente que sentían que estaban perdiendo al decirles que regresaran. Es muy trágico que eso haya sucedido.

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Un manifestante porta un escudo durante las protestas contra el Gobierno en Beirut, el 10 de agosto de 2020. | Foto: Alkis Konstantinidis / Reuters.

Pero quiero decir, creo que a largo plazo, lo que han hecho estas protestas es que le han demostrado al pueblo libanés que podemos unificarnos y que podemos tratar de abordar nuestros problemas. La segunda cosa que creo que es extremadamente importante de estas protestas, a pesar de que realmente no hemos podido lograr un cambio político real, y ese es el mayor desafío de nuestra protesta en este momento, es que cada hogar libanés ahora está hablando de los problemas en el Líbano.

Solíamos ser extremadamente apáticos. Solíamos sentirnos extremadamente desesperados. Y no quiero generalizar, pero muchos decidieron que no querían involucrarse en esto o que no querían hablar realmente sobre el espectro político libanés. Y ahora todo el mundo está interesado en la economía. Todo el mundo está interesado en el medio ambiente, todo el mundo está interesado en lo que quieras llamar cambio político. Ahora, lo que ha hecho es que ha creado un despertar en muchos libaneses.

¿Qué tres grandes cambios debe haber en Líbano?

El primero de los más importantes es el fin del clientelismo, el fin de esta idea de que los partidos políticos pueden emplear a quien quieran en posiciones de poder, que pueden emplear a personas solo para servir sus agendas. Necesitamos acabar con el clientelismo, y eso viene con las reformas que se deben hacer en todo el sector público. Asegurándonos de reducir nuestra deuda y teniendo gente realmente competente en todo el sector público.

Lo segundo después de eso es permitirnos tener un poder judicial independiente. Todos los jueces que pertenecen a los partidos políticos deben irse a casa. Necesitamos tener jueces limpios y asegurarnos de recuperar la confianza en nuestro sistema judicial y legal.

La tercera cosa más importante es comenzar a allanar el camino hacia las elecciones. Sabemos a ciencia cierta que este parlamento ha perdido su legitimidad en la calle.

No pedimos nada que vaya en contra de nuestra Constitución ni nada que sea extremadamente radical, si las leyes están ahí, la Constitución está ahí. Simplemente tenemos un régimen que no lo está aplicando.

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