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Sanidad

Salvador Morales-Conde: «Nos preocupan las cirugías pospuestas por diagnósticos tardíos»

Hablamos con Salvador Morales-Conde, presidente de la Asociación Española de Cirujanos (AEC), sobre la situación de los quirófanos cuando la actividad quirúrgica ha disminuido entre un 30 y un 40%

Salvador Morales-Conde: «Nos preocupan las cirugías pospuestas por diagnósticos tardíos»

Son las víctimas silenciosas de esta pandemia. Más de un 33% de los pacientes lleva más de seis meses en lista de espera para poder ser operados. Los datos son aplastantes: la actividad quirúrgica ha disminuido entre un 30 y un 40%, llegando incluso hasta el 50% en muchas zonas de España desde el inicio de la pandemia. Las operaciones que no son de extrema urgencia han pasado a un segundo plano, sobre todo, en la primera ola, mientras las camas y UCIS de los hospitales se llenaban de pacientes covid. El riesgo de complicaciones para el paciente, el peligro de contagio para el personal sanitario y la fuerte presión asistencial fueron los causantes de que muchas cirugías fueran aplazadas en varios centros hospitalarios de España.

Hablamos con Salvador Morales-Conde, presidente de la Asociación Española de Cirujanos (AEC), quien también es coordinador de la Unidad de Innovación en Cirugía Mínimamente Invasiva del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y jefe de cirugía de QuirónSalud Sagrado Corazón de esa misma ciudad. Además, según la revista Forbes, es uno de los mejores cirujanos de nuestro país.

¿Cuál es la situación de los quirófanos ahora mismo?

La situación de los quirófanos ahora mismo a nivel global en España es muy variable de una provincia a otra. En Sevilla se ha duplicado la actividad de quirófano y estamos haciendo tardes y sábados para sacar pacientes adelante. Pero, en general, el problema que hay es el bloqueo que existe en la UCI. Normalmente, cuando un paciente Covid pasa por planta, termina en la UCI de forma prolongada. Pero no solo el paciente Covid termina en UCI, sino también el postcovid. Hay pacientes que negativizan, que ya no cuentan como Covid, pero que siguen manteniendo una estancia prolongada en la unidad de cuidados intensivos. Estuve hablando con compañeros de hospitales de Madrid y me comentaban que tenían algunos problemas porque tienen pocas camas de UCI disponibles para sacar adelante la operatoria.

¿Y cómo está afectando esta problemática a los pacientes quirúrgicos?

La problemática viene derivada de la necesidad de sacar a los pacientes de patologías benignas. El mensaje fundamental que hay que lanzar a la población es que durante toda la pandemia ha habido un esfuerzo impresionante por sacar a todos lo pacientes oncológicos y a todos los pacientes con una patología benigna que necesitaban una atención preferente. El problema es que el paciente benigno que no necesitaba una atención preferente se ha ido demorando y se han alargado los tiempos de lista de espera. Ese es el objetivo, porque seguimos manteniendo como preferente a los pacientes oncológicos y a los pacientes benignos, pero ahora nos estamos volcando de lleno en el paciente que se ha quedado estancado en los picos de la pandemia.

¿Cuál ha sido ese paciente?

Pacientes con patología benigna que el retraso de la cirugía no afectaba de forma importante a su calidad de vida. Por ejemplo, se han podido posponer cirugías ambulatorias, de lipomas, hernias de hiato…

Un estudio realizado en Canadá y cuyos resultados, según expertos, son extrapolables a España, apunta que la suspensión de las cirugías ha supuesto un aumento de la gravedad de los pacientes e incluso de la mortalidad.

Sí, pero realmente en nuestra patología no hay ningún dato científico que indique que se ha aumentado la mortalidad. El único dato publicado relacionado con nuestra especialidad es que en los picos de la pandemia parece ser que hubo un aumento de pacientes que llegaron a urgencias con problemas de apendicitis un poco más complicados. Y más que el paciente que no se ha operado, el que nos preocupa es el paciente que no se ha diagnosticado, porque un paciente identificado se ha analizado; si es oncológico, se ha operado; si veíamos que había un compromiso de su vida, se ha puesto en marcha el circuito para operarlo; y si no veíamos un compromiso, pues se posponía. El problema es el paciente que no se identifica porque no haya ido a su médico o porque se han disminuido las pruebas diagnósticas, como las colonoscopias o las pruebas de imagen. Es decir, nos preocupa que no se haya podido diagnosticar al paciente y que pospongamos cirugías por posponer diagnósticos.

¿Cómo afectó la primera ola del coronavirus a los quirófanos y qué diferencia ha habido con las siguientes olas?

En la primera ola las características fundamentales fueron dos. Por un lado, había hospitales en los que no había camas disponibles y, por otro, había pánico porque no sabíamos cómo actuar, no sabíamos cómo llevar al paciente con seguridad al quirófano, no sabíamos protegernos nosotros y tampoco había material para protegernos porque nos pilló sin mascarilla y sin EPI, y esa es la gran diferencia. En la segunda ola, ya teníamos conocimientos científicos de cómo llevar al paciente con seguridad al quirófano y teníamos recursos para protegernos y sabíamos cómo hacerlo.

Y, en cuanto a la sanidad pública y privada, ¿ha repercutido de distinta manera la suspensión de las cirugías?

En la primera ola, en la privada se hizo igual que en la pública: parar las cirugías, excepto las oncológicas. Es decir, la privada fue paralela a la pública y si teníamos camas disponibles operábamos. Además, en la privada, al no recibir tantos pacientes Covid, algunos centros lo que hicieron fue conciertos con sistemas públicos, como en Valladolid, donde se usó el privado para operar por el colapso del público. En Sevilla pasó igual. Se aunaron esfuerzos para sacar pacientes adelante.

¿Está fallando algo en España en comparación con otros países?

La política sanitaria ha fallado en todos los países, lógicamente por desconocimiento y falta de previsión. Ha habido una falta de rapidez de respuesta. Cuando sabíamos que esto estaba pasando en China nada se puso en marcha en Europa, solo hay recordar ese hospital gigante que ellos estaban levantando, y si ellos estaban haciendo eso era por algo. Dos semanas antes de que llegara aquí al desastre, yo recuerdo hablar con el jefe de servicios del hospital de Pavía, en Italia, y veía el pánico en sus ojos. Tampoco aprendimos de Italia. Europa no aprendió de China y España no aprendió de Italia. Hubo una falta de respuesta y exceso de confianza.

Sánchez ha anunciado que habrá vacunación masiva para menores de 50 años en junio. ¿Crees que esto será posible y que llegaremos a la inmunidad colectiva a final de verano?

Lo espero. Lo que sí está claro es que nosotros tenemos que analizar lo que está pasando en Israel desde hace dos meses. Cuando subieron la vacunación por encima del 60/70%, la curva de contagios e ingresos bajó drásticamente. Reino Unido ha ido detrás y ha pasado lo mismo. Si queremos seguir ese ejemplo tenemos que luchar. Pero dependerá de si hay vacunas disponibles y si las hay tenemos que seguir el ejemplo por muchas razones: primero por la población, para que no fallezca más gente, y segundo por la economía, porque si queremos salvar el verano tenemos que luchar por esa vacunación masiva lo antes posible.

Y, mientras tanto, decenas de miles de segundas dosis de AstraZeneca paralizadas… 

Es que la información debe ser completa. No podemos decir tal vacuna produce trombos y se puede morir. Porque sí, eso es cierto, pero si no te vacunas hay un porcentaje de posibilidad de infección por Covid, y la infección por Covid tiene un 14% de posibilidad de producir un trombo. Nosotros siempre lo tenemos que poner todo en una balanza. ¿Corre riesgo un paciente operándose? Claro que sí. Pero ¿corre riesgo no operándose? Muchísimo más, por eso le opero. Pues esto es lo mismo. Cómo corre más riesgo una persona, ¿no vacunándose y exponiéndose al virus con todas las consecuencias o vacunándose con ese porcentaje mínimo de efectos adversos que puede haber?

Y hablando de riesgos, esta semana Fernando Simón dijo que la mascarilla en exteriores se iría quitado progresivamente en «no muchos días», ¿es esta la decisión más correcta teniendo en cuenta la existencia de cepas de las que todavía no se sabe si son inmunes a las vacunas existentes?

Hay que tener prudencia. Yo creo que la gente está harta de mascarillas, pero peor es estar en casa. Por lo que tenemos que tener prudencia, porque no es lo mismo estar sin mascarilla en una calle multitudinaria, que en un local público interior, que en medio de la sierra. Ese es el matiz que hay que analizar. Pero sin duda todo se debe basar en una prudencia porque debemos evitar caer de nuevo en esta pesadilla en la que hemos estado metidos.

Después de todo lo hablado, ¿seguirán las cancelaciones de operaciones en esta situación?

Nosotros estamos doblando todo para sacar adelante pacientes. Pero sí que hace falta inversión, recursos, personal, ponernos en datos previos a la pandemia y saber que tenemos que invertir más en sanidad para dar una respuesta a la población.
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