Silencioso, letal y uno de los más avanzados del mundo: así es el S-80, el submarino español
Actualmente, en el Mediterráneo, donde se desarrollan la mayoría de nuestras misiones submarinas, hay otros siete países que tienen sumergibles
Si a alguien le preguntas cuántos submarinos tiene España seguramente no sepa responderte. Francia tiene 10, Italia 8 y Portugal tan solamente dos. España tenía tres submarinos, con nombres de vientos, pero el Mistral (S-73) –en el cual The Objective pudo andentrarse– ya ha sido dado de baja y el Galerna (S-71) afronta su quinta gran carena, iniciada en diciembre de 2017, un trabajo de mantenimiento y reparación complejo para alargar su vida útil unos cinco o seis años y que está sufriendo un retraso mayor del esperado. Por tanto, el único submarino en servicio en la Armada Española a día de hoy es el Tramontana (S-72), construido en los años 80.
Para solucionar esto, llega una nueva arma submarina, el S-80 de Navantia, la nueva generación de submarinos que piensa reflotar a España y llevarla a lo más alto, al menos en lo que a tecnología y armamento se refiere y en la apuesta de entrar en el selecto club de países capaces de fabricar sus propios submarinos.
Con este submarino hay una relación de amor y odio, y es que no empezó con buen pie. Como un buen submarino, era capaz de sumergirse, pero tenía un gran problema, su sobrepeso impedía que flotase. Para solucionarlo, entre otras medidas, se aumentó su eslora en 10 metros, con el consiguiente sobrecoste y la obligación de reformar las fosas de atraque de la base naval de Cartagena (Murcia) para que cupiera el nuevo monstruo metálico.
España tiene casi 8.000 kilómetros de costa, está bañada por el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, dos hipotéticos escenarios bélicos, y tiene al sur el Estrecho de Gibraltar, por el que circulan cerca de 82.000 buques al año y un gran volumen de submarinos.
Actualmente, en el Mediterráneo, donde se desarrollan la mayoría de nuestras misiones submarinas, hay otros siete países que tienen sumergibles: Francia, que tiene 10; Italia, que posee ocho; Argelia, con seis; Grecia, con 11; Israel, que tiene cinco; Egipto, con ocho y Turquía, que posee 12, lo que la convierte en la segunda flota de submarinos más grande de la OTAN, después de Estados Unidos. Nuestro vecino Marruecos no tiene submarinos, de momento, pero busca a quién comprarlos.
España tiene tres submarinos: Mistral, Galerna y Tramontana. Antes teníamos cuatro, pero el Siroco fue dado de baja en 2012. Todos ellos, con nombres de distintos tipos de de vientos, han sido botados en los años 80, cuentan a sus espaldas con más de 30 años de servicio, que no son pocos, y están inspirados en el diseño francés: Clase Agosta.
Los cuatro submarinos S-80 diseñados y fabricados en España por Navantia y que irán destinados a la Armada van a mejorar enormemente nuestras capacidades militares submarinas, pero a España le están saliendo caros. Un programa cuyo coste para Defensa estaba proyectado en torno a los 1.700 millones de euros y que con los problemas añadidos ha acabado siendo de casi 4.000 millones de euros -cada submarino tiene un coste unitario de 976 millones-.
El programa original contemplaba botar el primer submarino de la serie en 2013 y tenerlo ya operativo en 2015, pero todo el proyecto se tambaleó cuando las pruebas en simuladores detectaron un sobrepeso de 125 toneladas en la nave que le hubiera impedido flotar. Las causas de este error de cálculo nunca han quedado aclaradas.
Marca España
El programa de submarinos S-80 registrará el 22 de abril un hito fundamental. Después de años de problemas, retrasos y aumento de costes, en el arsenal de Cartagena se celebrará la puesta a flote del primer submarino de esta clase, el S-81 Isaac Peral, que como no podía ser de otra manera lleva el nombre del inventor español del primer submarino militar de la historia, Isaac Peral.
El acto estará presidido por el rey Felipe, pero la entrega a la Armada y su puesta en servicio no será inmediata. Una vez puesto a flote, el sumergible comenzará las pruebas de navegación e inmersión en el mismo puerto antes de iniciar un período de pruebas en el mar que se prologarán durante todo 2022, no estando prevista su entrega a la Armada y su entrada en servicio operativo hasta 2023.
Si todo va bien y se cumple el calendario previsto, la Armada Española recibirá el submarino S-82 Narciso Monturiol en diciembre de 2024, el S-83 Cosme García, en octubre de 2026 y el S-84 Mateo García de los Reyes, en febrero de 2028.
De esta manera, España se unirá al reducido club de países capaces de fabricar sus propios submarinos. Hasta ahora todos los modelos botados por España eran franceses (clases Agosta, Daphne, Scorpene) que aunque fabricados en los astilleros de Cartagena se construían con ayuda y soporte de la industria francesa.
Sólo 10 países en el mundo han conseguido entrar en el citado mercado. La mayoría tienen acceso a la energía nuclear. No es el caso de España, que actualmente aspira a adjudicarse un megacontrato de seis submarinos que India ha encargado para su fuerza naval.
«Este sumergible es el primero con diseño 100% Navantia, y por tanto es un paso adelante en la soberanía de la Defensa nacional y en las capacidades de nuestra industria naval. Sólo los países más avanzados del mundo son capaces de desarrollar un proyecto tecnológico de esta envergadura, por lo que sitúa a España entre los mejores del sector», aseguran desde la compañía.
Un programa el del S-80 que, además, abre la puerta a la exportación -no solo a India- de nuevas unidades de un sumergible con un grado de tecnología muy elevado, como el sistema de propulsión independiente de la atmósfera (AIP) y un sistema de última generación para el combate y apoyo a las operaciones de fuerzas especiales. Este alto grado de tecnificación implica, asimismo, una reducción en el número de personas que lo tripulan: la dotación se reduce a 32 marinos.
El sistema de propulsión independiente del aire (AIP), además de hacerle prácticamente invisible a los enemigos -al menos en lo que a ruido se refiere- permite al submarino tener una gran autonomía operativa bajo el agua, de hasta 21 días sin salir a flote.
En cuanto a sus misiones, podrá realizar tanto operaciones de apoyo integrado en la Fuerza, para las que dispondrá de un sistema de comunicaciones e intercambio de información en tiempo real 100% fiable y seguro, como otras misiones de vigilancia, disuasión y enfrentamiento de amenazas como campos minados, buques de superficie y otros submarinos, tanto convencionales como nucleares.
Además, son capaces de lanzar misiles a objetivos en tierra firme, instalar minas inteligentes en los fondos marinos y lanzar misiles Tomahawk, proyectiles guiados por GPS que pueden alcanzar objetivos hasta a 1.600 kilómetros de distancia.
Las características del S-80
Carga de trabajo: 2.000 empleos directos + 7.000 indirectos
Eslora: 81 metros
Diámetro del casco: 7,3 m.
Desplazamiento en inmersión: 2.965 toneladas.
Autonomía: 50 días
Tripulación: 32 + 8 fuerzas especiales
Velocidad en superficie: 10 nudos (18,5 km/hora)
Velocidad en inmersión: 19 nudos (35 km/hora)
Capacidad de munición: 12 armas largas y 6 tubos lanzatorpedos.
Tipo de munición: Torpedos DM2A4, misiles Sub-Harpoon y minas navales inteligentes.
Otras características: registros acústicos muy reducidos; detección acústica pasiva de alto rendimiento; sistema AIP de propulsión (reformador bioethanol + pila de combustible).
*Consulta todos nuestros reportajes sobre Defensa[contexto id=»438916″]: Las Fuerzas Armadas de España desde dentro. Ejércitos del mundo, industria y ámbito militar como nunca antes te lo habían contado.*