Frutas y verduras, a la guerra contra las enfermedades crónicas

Verduras contra las enfermedades crónicas (Jacky Naegelen/REUTERS)

Evitar las enfermedades crónicas comienza a ser una prioridad. Un reto que no sólo afecta a los países del mundo subdesarrollado o en vías de desarrollo. Según la Organización Mundial de la Salud, en 2001, causaron cerca del 60% de las 56,5 millones de muertes del mundo. Pero los pronósticos para el futuro no son mucho más alentadores. Se prevé que de los 64 millones de personas que fallecerán en 2015, 41 millones lo harán por sufrir una enfermedad crónica. Junto al cáncer, las principales enfermedades crónicas que padece el mundo desarrollado son la obesidad, la diabetes y los problemas cerebrovasculares.

PFV. Una mera sigla. Una combinación de tres grafías que significa Powerhouse Fruits and Vegetables. Aunque, en realidad, encierra un concepto con el que se conocen a las frutas y verduras que reúnen los micronutrientes esenciales de una dieta saludable capaz de prevenir enfermedades crónicas. Al menos, así lo revela un estudio de la Universidad William Paterson en Wayne (Nueva Jersey).

No podemos obviar que una dieta debe contemplar dos aspectos fundamentales. Por un lado, tiene que dotar al organismo de la energía suficiente y, por otro, abastecerlo de los nutrientes necesarios para su adecuado funcionamiento. He aquí el gran dilema: calorías versus micronutrientes. Por eso resulta vital conocer qué alimentos se encuentran bajo la etiqueta de PFV, los más energéticos y saludables.

Frutas y verduras bajo lupa

De acuerdo con el estudio de la Universidad William Paterson en Wayne, las frutas y las verduras son capaces de proporcionar al organismo la cantidad necesaria de micronutrientes. Ahora bien, cuáles son esos alimentos que atesoran las micropartículas que garantizan una vida sana. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, existen 17 micronutrientes básicos en la alimentación humana. Serían el potasio, la fibra, las proteínas, el calcio, el hierro, la tiamina -vitamina B1-, riboflavina -vitamina B2-, niacina -vitamina B3-, ácido fólico, zinc, y las vitaminas A, B6, B12, C, D, E, y K.

Jennifer Di Noia, autora del estudio, elaboró una lista con 47 tipos de frutas y verduras. Seleccionó aquellos cuyo consumo prevenía enfermedades cardiovasculares o cáncer y los clasificó bajo estas categorías: de hoja verde, amarilla o naranja, cítricos y verduras y hortalizas de hoja crucífera. Su estudio se centró en analizar la cantidad de micronutrientes esenciales que proporcionaban el consumo de 100 gramos de cada uno de los productos si era consumido crudo. Los datos arrojarían el porcentaje de esos 17 micronutrientes básicos que aportan cada 100 gramos del alimento por cada 100 kilocalorías.

El resultado encumbró a las verduras frente a las frutas. Las frambuesas, las mandarinas, los arándanos, el ajo y la cebolla son los únicos que no cumplieron con las expectativas. La densidad de nutrientes que aportan no llegaba a la media, establecida en un 32,23%. En cambio, las verduras de hojas crucíferas -repollo,coliflor…- y de hojas verdes la superaban.

Las ventajas de las más sanas

A la hora de comer, pues, se puede un guiño a la salud. Es cuestión de conocer qué alimentos ayudan a prevenir qué enfermedades. Siguiendo con el análisis de Universidad William Paterson, serían las verduras de hojas crucíferas las más deseadas en cualquier dieta saludable. En este grupo se incluyen verduras como: la coliflor, la berza, el rábano, la col, el brócoli o los berros, entre otros.

Según un estudio de la Universidad de Zhejiang, en China, estas verduras son una herramienta muy útil en la lucha contra el cáncer gracias a su contenido en glucosinolatos, responsables de una reacción química que produce isotiocianatos. Los isotiocianatos son capaces de desintoxicar y eliminar los carcinógenos y prevenir que los tumores aparezcan. La combinación de los datos reveló que la ingesta elevada de verduras crucíferas estaba vinculada con una reducción del 15% en el riesgo de desarrollar cáncer de mama. No obstante, alertan de que son necesarios más estudios para extraer una conclusión más firme.

Coles y berros

Según el doctor Héctor E.Solórzano del Río, sus propiedades ya figuran en un antiguo tratado Romano de medicina. En él se explica cómo proceder ante la aparición del cáncer de mama. Dice así: “Si aparece una úlcera cancerosa en las mamas, aplíquese una hoja de col machacada y se pondrá bien».

El berro sería el rey de los productos saludables. No sólo pertenece a las verduras de hoja crucífera. También lidera la lista elaborada por la investigadora Jennifer Di Noia. Pero, además, un estudio de la universidad del Ulster determina que el aceite especial de mostaza en el berro (PEITC) tiene importantes propiedades anticancerígenas. El estudio ha demostrado que el extracto de berro actúa en el ADN de las células cancerígenas. Es capaz de activar la muerte de estas células, en un proceso conocido como apoptosis. Su consumo podría ser una forma saludable de revertir las cifras. En el año 2012, se registraron en el mundo 14,1 millones de nuevos casos de cáncer.

Calorías vs micronutrientes

Parecen enemigos irreconciliables: las calorías contra los nutrientes. Sin embargo, pueden firman una tregua por el bien más preciado: la salud. Es posible una dieta equilibrada de 2.000 calorías rica en vitaminas, minerales y demás elementos imprescindibles para el organismo.

La guerra contra las enfermedades crónicas comienza a librarse en la mesa. Batalla a batalla, en cada plato. Las enfermedades crónicas amenazan. Frutas y verduras pueden forjar un frente común para vencer al enemigo.