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Sociedad

Desaparecidos del siglo XXI

No volvió a casa después de la escuela. Negra, ojos marrones, pelo rizado, y estatura media. Es Vanessa Ojekhile, 15 años. Desapareció el 20 de junio en Róterdam. Al igual que Andreea, Anna Karolina, Szilvestzter, o Monika, desaparecidos también este mes de junio, según Amber Alert,  que cuenta ya con dos millones y medio de afiliados. Hasta un millón de niños desaparecen cada año en la UE. 2.300 niños, cada día en EE. UU. Las nuevas tecnologías y las redes sociales están propiciando una transformación positiva en la búsqueda de desaparecidos, niños y adultos, aunque la eficacia de muchas iniciativas todavía depende de que su popularidad se extienda al mayor número de usuarios posibles.

Un panel informativo advierte sobre el secuestro de niños (David McNew/GETTY Images)

Hay registradas y documentadas al menos 232 desapariciones misteriosas en cruceros entre los años 2000 y 2014. Entre ellos existen algunas sospechas de suicidios y numerosas caídas accidentales por la borda. Sin embargo, en otros casos la resolución del misterio parece imposible. Como el del británico John Halford, de 63 años. Fue visto por última vez a bordo del barco que cruzaba el Mar Rojo a las 23:45, tomando un cóctel en el bar mientras se aproximaban al puerto de destino. Cuando el crucero al fin llegó a puerto a las 7:00 y los pasajeros comenzaron a bajar no había ni rastro de él. Era un hombre aparentemente feliz que tenía muchas ganas de llegar a casa para celebrar su aniversario de boda y reencontrarse con su mujer y sus hijos.

88 son los aviones desaparecidos desde 1948. Un mapa de la Aviation Safety Network reúne todos las trayectorias truncadas de estas 88 tragedias. 28 de estos aviones eran de pasajeros. 62 se han perdido en el océano y 26 en tierra. No hay rastro algunos que pueda ayudar a su localización. Sin embargo, un estudio detallado de las estadísticas que muestra el mapa resulta esperanzador, ya que se están reduciendo considerablemente estos casos a medida que avanzan las décadas. Si comparamos las décadas de los 60 y 70 con la primera del siglo XXI, hay un descenso a menos de la mitad de aviones desaparecidos.

Por supuesto, este tipo de accidentes y enigmas disparan las estadísticas de personas desaparecidas en todo el planeto. Al igual que las guerras, o los desastres meteorológicos como la avalancha de lodo que el pasado mes de marzo engulló a 108 personas en Washington. Pero hay un tipo de desaparición más inquietante, por cotidiano, cercano, y a priori, más fácil de resolver. Casi todo está en manos de la colaboración ciudadana. Y son esos casos que no se producen en viajes por tierra, mar y aire, sino que tienen lugar en la esquina de casa, en un pequeño desplazamiento por la ciudad, o tras un sábado de copas con amigos. 

Los desaparecidos anónimos: 2.300 al día en Estados Unidos

Ocurren en las grandes ciudades pero también en los pueblos más remotos. Y arrojan la realidad de una creciente legión de desaparecidos casi anónimos, que generan indiferencia social y ocultan grandes dramas personales y familiares.

En un país como Estados Unidos, cuyas estadísticas resultan especialmente fiables por el control que la policía realiza sobre el crimen, se reportan 2.300 casos de desapariciones al día, incluyendo niños y mayores. Sólo una pequeña parte de ellos son víctimas de secuestros. Norteamérica mantiene un registro activo de más de 87.000 personas desaparecidas que están siendo buscadas en estos momentos. Según las cifras disponibles hasta el año 2012, de los 87.217 casos activos, el 36,9% pertenecen a menores de 18 años.

En Europa las cifras no resultan más alentadoras. En lo referente a los menores, se registran 250.000 desapariciones de niños cada año. Es decir: en Europa desaparece un niño cada dos minutos. Otros cálculos –no limitados a los casos registrados- alertan de que hasta un millón de niños desaparecen cada año en la Unión Europea.

La alerta AMBER

Estados Unidos fue pionero en la puesta en marcha de este dispositivo de emergencia cuando se denuncia la desaparición de un niño. “Cada hora que pasa da al secuestrador la oportunidad de llevar al niño más lejos de su casa, y le da más tiempo para hacer daño al niño”, afirman las autoridades implicadas en el proyecto. En este sentido los datos resultan dramáticamente nítidos: un estudio realizado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos refleja que el 74% de los niños secuestrados y posteriormente hallados muertos fueron asesinados en las primeras horas de cautiverio.

El nombre de este plan de alerta procede de Amber Hagerman, una niña de nueve años secuestrada y asesinada en Texas en 1996. Posteriormente se dotó de sentido al acrónimo AMBER con las palabras: “America’s Missing: Broadcasting Emergency Response”. En pocos años el proyecto se ha extendido a muchos otras zonas del mundo: Canadá (2002), México (2011) y Europa (2013), entre otros.

Actualmente, cuando la policía declara una alerta AMBER por un menor desaparecido, un mensaje de emergencia se distribuye por las estaciones comerciales de radios, por Internet y satélite, televisión, y todos los medios actuales, incluyendo vallas publicitarias electrónicas, SMS, y correo electrónico. Como veremos más adelant4e, gigantes de la información como Google y Facebook se han asociado con AMBER realizando un servicio de gran utilidad.

“Una alerta AMBER llega a millones de personas en cuestión de minutos”, explican desde AMBER Europa. Esto incluye todas las organizaciones policiales y asociados, supermercados y cines, personal ferroviario, estaciones de tren y aeropuertos, pantallas de televisión en transporte público, RSS NewsFeed, correos electrónicos y pósters imprimibles a disposición de la colaboración ciudadana para quien quiera distribuirlos, Twitter, Facebook, Google, mensajes emergentes en miles de ordenadores, SMS a los suscriptores –incluyendo foto del menor-, banners y anuncios en Internet, paneles informativos en las carreteras, y por supuesto en los medios convencionales de televisión y radio.

Además, la alerta queda inmediatamente registrada en “Children recently gone missing”, un mapa interactivo que muestra la desapariciones de las últimas horas y días con todos los detalles necesarios para colaborar en la búsqueda de los menores.

Existen una serie de requisitos previos para poder declarar esta emergencia. Aunque varían según los países y regiones, hay detalles comunes a todos ellos, como que el desaparecido debe ser menor de 18 años, que se sepa que puede estar en peligro, que alguien pueda facilitar las características físicas del niño, así como fotografías recientes, edad, rasgos, o vestimenta en el momento de la desaparición. Además, en zonas como Puebla, en México, intentan que la desaparición se haya producido cuatro horas antes como máximo. Las autoridades insisten en que muchas familias tardan demasiado tiempo en denunciar.

En Estados Unidos, “de las 156 secuestradores involucrados en las alertas Amber en el 2011, 110 de ellos conocían”, afirman desde el programa de seguridad, “y estaban relacionados con los niños”. Sólo en este país este sistema de emergencias ha salvado ya la vida a 685 niños: “las alertas AMBER sirven como elementos disuasorios” ya que “han demostrado que algunos autores liberan al niño secuestrado después de escuchar la alerta Amber en la radio o verla en la televisión”.

El peligro del verano

Los informes anuales de AMBER confirman que los meses donde se producen mayor número de desapariciones de niños en Estados Unidos son julio y agosto. En Europa las cifras de verano son similares o tal vez más acusadas, y desde la organización lanzan estos días una llamada especial a la prevención. No obstante, aunque destacan que estos días los niños juegan más al aire libre y en lugares públicos, lo que supone un peligro potencial extra, los estudios de de este programa de seguridad confirman que el mayor riesgo sigue siendo la ruta de ida y vuelta al colegio, o ciertas actividades relacionadas con la escuela.

AMBER Europa recomienda además ver el video especial que han lanzado recientemente los responsables del proyecto en Estados Unidos. Y pone además a disposición una red de teléfonos de emergencias por países para denunciar la desaparición de sus niños, o para enviar información sobre niños desaparecidos.

Prevención para padres y niños

En cuanto a las formas de prevenir, dividen sus consejos en dos grupos: para los niños y para los padres. A lo primeros les recuerda que el número teléfonico de emergencias es el 112, y les ofrece consejos como “nunca te acerques o te subas a un coche si alguien te detiene para hacerte preguntas”, o “si estás solo en casa, no abras la puerta ni digas a la gente que estás solo”.

A pesar de las medidas, en ocasiones se produce intentos de secuestro, y la organización subraya la importancia de tratar de resistirse tanto como sea posible, intentar liberarse y huir cuanto antes, o que el menor grite y pida auxilio lo más alto posible: “incluso si es secuestrado, esto podría generar testigos que puedan alertar de inmediato a la policía”, recuerdan. No por casualidad, una investigación realizada por el U. S. National Center For Missing & Exploited Cildren entre 4.200 niños secuestrados o víctimas de intentos de secuestro, sacó a la luz que “un gran número de casos, los niños lograron escapar, reaccionando con rapidez, y resistiendo” al asalto en el momento.

El mensaje a los padres es claro, lo más importante: “asegúrese siempre de que su hijo sabe que en todo momento debe pedir permiso a sus padres antes de irse con alguien, tanto si esa persona es un conocido como si no”. Que sus hijos sepan su nombre completo, dirección y número de teléfono de alguien de confianza, o que sepan pedir ayuda o acudir a la policía si están en peligro o se sienten inseguros, son otras de las recomendaciones básicas que ofrecen a las familias.

¿Cómo ayuda Internet a encontrar a desaparecidos?

Google y Facebook se han asociado con el programa de emergencias oficial alerta AMBER. Así, cuando en Google un usuario realiza una búsqueda del lugar donde ha desparecido un niño recientemente, se activa la alerta y el buscador muestra los datos del menor.

En Twitter existen numerosas cuentas de ayuda para encontrar a personas desaparecidas. Las redes sociales suponen una oportunidad de oro para difundir el rostro y las características de estas personas y recabar velozmente datos de todo tipo de usuarios. La cuenta @sosdesaparecido, que funciona en España, tiene más de 50.000 seguidores, que a su vez hacen llegar sus mensajes de alerta a millones de usuarios. Pertenece a la Asociación Sosdesaparecidos y trabaja día y noche emitiendo tanto alertas nuevas, como recordatorios de personas que siguen en búsqueda.

La colaboración ciudadana resulta fundamental en todos los casos, e Internet es hoy la mejor herramienta para ello. Por eso fuerzas de seguridad españolas como la Guardia Civil cuentan desde hace tiempo con sus propios archivos online de desaparecidos, así como formularios de colaboración para quien quiera aportar datos de interés en las pesquisas policiales.

Recurrir a las instituciones oficiales puede también ayudar a evitar errores que en ocasiones se producen en las redes, como el que tuvo lugar en México el pasado año a raíz de la difusión descontrolada de la imagen de una niña desaparecida.

Prevención: ¿puede tu teléfono o tu tableta ayudar a encontrar a un desaparecido?

Existen aplicaciones como Family Tracker que pueden mantener localizadas a todas las personas de su familia en todo momento. Algo similar pero más sofisticado ofrece Life360, que se presenta como “localizador familiar”: “gracias a la más moderna tecnología GPS” la aplicación permite “ver la ubicación de los miembros de los Círculos en un mapa accesible solo por invitación”, “elegir cuándo compartir tu ubicación con cada Círculo”, “chatear de forma individual”, “recibir alertas cuando un miembro de un Círculo llega a un lugar” o “rastrear un teléfono perdido o robado”.

De un modo parecido, Dónde Están, de Abser Technologies, se presenta como una aplicación “idónea tanto para uso personal como por ejemplo para localizar a tus hijos, amigos, compañeros de trabajo… o para uso profesional, permitiéndole localizar a los comerciales de su empresa”.

Si el caso a tratar tiene alguna vinculación con el Grupo de Delitos Telemáticos, en España la Guardia Civil pone a disposición de los ciudadanos una aplicación para móviles y tabletas que permite colaborar de forma anónima enviando “cualquier información que localice en la Red y que afecte a su seguridad”.

Por supuesto, el hecho de que el desaparecido porte un teléfono móvil o una tableta habitualmente facilita a la policía su localización. Especialmente si mantiene activa la localización GPS –así se recuperó recientemente un importante maletín robado en Argentina con un iPad dentro– o alguna de las diferentes aplicaciones o servicios del propio teléfono o tableta, destinados a encontrarlo en caso de extravío. 

Casos más recientes y secretismo

Vanessa Ojekhile, de 15 años, desapareció el pasado 21 de junio en Rotterdam: no regresó a casa después de la escuela. La rumana Andreea Apreutesei desapareció de su casa de Bucarest el pasado día 20 de junio. Y Anna Karolina Rychlicka, de 17 años de edad, desapareció el pasado 9 de junio en la provincia polaca de Silesia. El goteo es constante, y los casos resueltos no son tantos como la policía desearía.

En España, asociaciones sin ánimo de lucro como SOSDESAPARECIDOS, que preside el “padre de un desaparecido hace 21 meses”, plantean además una serie de preguntas incómodas al Congreso de lo Diputados. Entre otros asuntos, se cuestionan “si es verdad la cifra de 14.000 desaparecidos”, “si es verdad que hay más de 5.000 cuerpos pendientes de identificar en los depósitos de España”, o “si es verdad que hay cuerpos en los depósitos que llevan más de un año sin efectuar las pruebas de ADN?”.

Aseguran que hay 2.500 casos españoles sin resolver: “novecientas personas desaparecen al año en España”. Marta del Castillo, la joven sevillana de 17 años desaparecida el 24 de enero de 2009 –a pesar de su presunto asesinato, los acusados han dado cerca de una decena de versiones de los hechos sin que se hayan podido encontrar sus restos-, el del niño Yeremi Vargas, de 7 años, desaparecido en 2007 cuando jugaba en un solar de Vecindario –la policía asegura que se mantienen abiertos al menos una decena de casos enigmáticos similares al suyo-, o el de la niña Madeleine McCann, secuestrada de un apartamento en el Algarve, que supuso la primera gran búsqueda global aprovechando todas las posibilidades de Internet, aunque hasta ahora sin éxito, son algunos de los casos que han atraído mayor interés de la prensa, en gran parte por el trabajo de sus familiares, pero por supuesto no son los únicos, representan sólo un pequeño porcentaje.

Por suerte para «los desaparecidos del siglo XXI», niños y adultos, las nuevas tecnologías y las redes sociales están propiciando una transformación positiva en su búsqueda, aunque la eficacia de muchas iniciativas todavía depende de que su popularidad se extienda al mayor número de usuarios posibles, en esta nueva forma de colaboración ciudadana en la que todo apunta a que aún queda mucho camino que recorrer para sacarle el máximo partido.

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