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La blasfemia persigue a los ahmadíes

Ser ahmadí es una osadía que, en Pakistán, se paga con la vida. Un joven de esta comunidad desató la ira de la mayoría musulmana que les niega. La turba, enloquecida, le acusaba de haber publicado mensajes blasfemos en Facebook. No dudaron en tomar la justicia por su mano. La violencia contra los ahmadíes regresa a las calles. La impunidad vuelve a ser cuestionada.

La blasfemia persigue a los ahmadíes

La comunidad ahmadí se considera musulmana, pero sus miembros son considerados herejes por los musulmanes (Zohra Bensemra/REUTERS)Tres. Fueron tres las personas a las que les arrebataron la vida. Una familia. Borraron de un plumazo su existencia y, con ella, el pánico se ha apoderado de las calles de Gujranwala, a 220 kilómetros al sureste de la capital paquistaní, Islamabad. El temor vuelve a estar presente entre quienes profesan su misma religión. Pertenecían a una minoría que se considera a sí misma musulmana: los ahmadí. Pero ante los ojos de muchos musulmanes son verdaderos herejes.

El origen de la masacre fue un simple post en Facebook de un miembro de esta comunidad. Una acción que fue considerada blasfemia por un tribunal arbitrario, caprichoso: una turba islamista enardecida. El castigo cayó sobre Bashiran Bibi, una mujer de 55 años. Ella era la abuela de dos menores que corrieron su misma suerte: Hira, una niña de siete años de edad y su hermana, Kainat, un bebé de ocho meses. Sus vidas se ahogaron en las llamas que redujeron a cenizas su casa. Se quedaron atrapadas en el interior. Murieron asfixiadas.

No fueron las únicas víctimas de esta barbarie. De acuerdo con el comunicado de prensa emitido por Ahmadiyya Muslim Community, un total de ocho casas fueron saqueadas e incendiadas por los extremistas. Mubashara Bibi, embarazada de siete meses, sufrió un aborto involuntario. Una vida más que arrebata la sinrazón. Además, ocho mujeres y niños han sufrido heridas y están siendo atendidos en un hospital local por quemaduras.

Una minoría castigada

En Pakistán tratan de convivir diferentes creencias. Se trata de un país de mayoría musulmana: el 97% de los paquistaníes profesan esta religión. Después del Islam, el hinduismo y el cristianismo son las creencias que reúnen a más fieles. La Constitución establece el Islam como religión del Estado y acepta la libertad religiosa de las minorías.

Sin embargo, una enmienda a la misma realizada en 1974, declara a los ahmadíes una comunidad no musulmana, herética. Ellos se consideran musulmanes. Pero esta consideración despierta la ira de la mayoría musulmana, respaldada por la ley contra la blasfemia. Esta norma legal hunde sus raíces en la era colonial. Fue ideada por los británicos con el fin de prevenir los choques religiosos. En 1980, en cambio, una serie de reformas auspiciadas por el dictador Zia ul Haq endurecieron la ley abriendo la veda al abuso.

Código penal contra los ahmadíes

Las minorías en Pakistán sufren las consecuencias del código penal que rige en el país. Según “State of Human Rights in 2013” un informe de “Human Rights Watch”, la blasfemia se ha convertido en un arma política. Una baza perfecta para castigar a las minorías religiosas que conviven en el país gracias a la legislación vigente.

Tres son los artículos de los que dispone el Código Penal de Pakistán para castigar las ofensas religiosas. Bajo el epígrafe: “De ofensas relativas a la religión” se enumeran los delitos y se disponen las condenas. De acuerdo con el mismo, se protegen los lugares de culto, los libros sagrados y las diferentes creencias, al menos, de forma oficial. Sin embargo, al mismo ritmo que avanza el articulado del texto legal, comienzan a aflorar los matices.

El artículo 298 es claro: los ahmadíes no son musulmanes. En base a esta afirmación, el apartado “C” especifica que ninguna persona de esta comunidad que “directa o indirectamente, se plantee a sí mismo como un musulmán, o se refiera a su fe como el Islam, o predique o propague su fe, o invite a otros a aceptar su fe, por medio de palabras, ya sea de forma oral o escrita, o representaciones visibles, o de cualquier manera, atentando contra los sentimientos religiosos de los musulmanes, será castigado con prisión de cualquier tipo durante un período de tiempo que podría extenderse a tres años y podrá ser objeto de una multa”.

Quiénes son

Esta rama del Islam está presente en 195 países de África, América del Norte y del Sur, Asia Australia y Europa. Cuenta con más de doscientos millones de seguidores. Los ahmadíes se definen así mismos como un movimiento reformado dentro del Islam que reflexionan sobre su esencia. Se alejan de los movimientos fundamentalistas e insisten en su ánimo pacifista.

Su fundador fue Mirza Ghulam Ahmad cuya doctrina no está exenta de polémicas declaraciones. Afirmó ser el Reformador esperado de los últimos días, el Esperado por todas las comunidades religiosas del mundo: el Mahdi y el Mesías. Su mensaje es un compendio del mensaje conciliador del Islam: paz, hermandad universal y sumisión a la Voluntad de Dios, en su pureza original.

Ahmad se considera el verdadero Mesías prometido. La mayoría de los musulmanes lo rechazan por haber señalado los que él consideraba los errores del Islam. Es la causa que explica por qué los musulmanes consideran a los ahmadíes herejes.

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