Un asiento con pene, reservado solo para hombres
Subir al metro y ver que uno de los asientos tiene forma de cuerpo masculino, y un objeto que sobresale con forma de pene. Ah, una cosa: está exclusivamente reservado para hombres. Esto es lo que ha ocurrido en el suburbano de la Ciudad de México para luchar y concienciar sobre el acoso continuo que sufren las mujeres en el transporte público.
Subir al metro y ver que uno de los asientos tiene forma de cuerpo masculino, y un objeto que sobresale con forma de pene. Ah, una cosa: está exclusivamente reservado para hombres. Esto es lo que ha ocurrido en el suburbano de la Ciudad de México para luchar y concienciar sobre el acoso continuo que sufren las mujeres en el transporte público.
Bajo la campaña #NoEsDeHombres, lanzada este jueves por el Gobierno capitalino y ONU Mujeres, se invita a los varones a sentarse sobre un pene para que, al menos durante el viaje, empaticen con el acoso diario que sufre el 65% de las mujeres mexicanas que se mueve en metro. La intención, sobre todo, es simular los llamados ‘arrimones’ que tienen que soportar las féminas cuando algunos hombres aprovechan el movimiento o la gran multitud en el vagón para acosarlas. Debajo del asiento se encontraba una placa con este mensaje: “Es molesto viajar aquí, pero no se compara con la violencia sexual que sufren las mujeres en sus traslados cotidianos”.
Hace unos días, en el tren se instaló una cámara de vídeo para ver la reacción de los hombres. La mayoría no se sentaron, y aquellos que lo hicieron pusieron prendas de ropa encima para evitar el contacto, aunque aún parecían notar la incomodidad del falso pene sobre el que estaban sentados.
Un segundo vídeo llevó a cabo otro experimento en el que, en las pantallas del andén, se mostraban los traseros de los hombres que estaban esperando el tren. Al final del vídeo se podía leer el siguiente mensaje: “Esto es lo que sufren millones de mujeres todos los días”.
Un acoso diario y normalizado
Desde 2008, el metro de la Ciudad de México cuenta con vagones exclusivos para mujeres, y desde abril del año pasado los hombres que acceden a los llamados ‘vagones rosas’ se arriesgan a ser multados, e incluso arrestados por algunas horas. Todas las medidas parecen pocas en un país donde se comenten, cada hora, 68 delitos sexuales, según publica BBC Mundo.
Uno de los más sonados fue el que sufrió en marzo de 2016 una joven de 24 años. Ninde viajaba en uno de los vagones exclusivos para mujeres, pero dio igual; a medida que iban pasando estaciones, los hombres se iban subiendo. Cuando se bajó del metro, la joven tenía el pantalón eyaculado; decidió denunciar y contarlo en las redes sociales para dar visibilidad a una violencia que parece estar totalmente normalizada en la sociedad.