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La construcción 'low cost' intensifica la ola de calor en colegios públicos

La ola de calor, que no ha dado respiro a nadie, ha dejado en los centros educativos temperaturas que han llegado a superar los 35 grados. Muchos de ellos, sobre todo los de nueva construcción, se enfrentan además de al intenso clima a unas instalaciones de poca calidad en las que se usan materiales que no solo son incapaces de aislar mínimamente el calor sino que lo atraen. Las constructoras, con un presupuesto excesivamente bajo adoptado para aumentar sus posibilidades de acceder al contrato público, usan, entre otros, la chapa, el metacrilato o el polietileno, es decir, material de invernadero.

La construcción ‘low cost’ intensifica la ola de calor en colegios públicos

Reuters

La ola de calor, que no ha dado respiro a nadie, ha dejado en los centros educativos temperaturas que han llegado a superar los 35º grados. Muchos de ellos, sobre todo los de nueva construcción, se enfrentan, además de al intenso clima, a unas instalaciones de poca calidad en las que se usan materiales que no solo son incapaces de aislar mínimamente el calor sino que lo atraen. Las constructoras, con un presupuesto excesivamente bajo adoptado para aumentar sus posibilidades de acceder al contrato público, edifican de manera deficiente, obviando las necesidades naturales de los centros, las cuales se han puesto de manifiesto una vez más durante la ola de calor.

“El problema se encuentra en la posibilidad por parte de los poderes adjudicadores de admitir bajas temerarias”, asegura Cristina Arenas, doctora en Derecho por la Universidad de Deusto y experta en Administración Publica y Contratación Pública. Esto significa que aunque la construcción de un colegio salga a subasta a un precio determinado, las constructoras pueden reducir el precio tanto como quieran o entiendan posible. Esto se ha traducido en una “rebaja” que llegó a alcanzar un 31%, unos 13 millones de euros, en 2015, según la memoria de la junta consultiva de contratación administrativa. La memoria de 2016 se publicará en septiembre de 2017, si bien los datos presentes en este artículo se basan en contratos de 2016 que ya están en línea.

“El contrato se adjudicará por procedimiento abierto mediante el criterio precio, en aplicación de los artículos 138.2, 157 y 150 del TRLCSP”, según establece el pliego de cláusulas de contratos públicos. Hasta ahora, la Administración podía rechazar las ofertas que fueran susceptibles de incurrir en el incumplimiento del contrato, pero “ahora con la transposición de la Directiva de la Unión Europea de 2014 el problema se agudizará, ya que el órgano de contratación sólo puede rechazar la oferta si los documentos aportados no demuestran la posibilidad de cumplir con el contrato”.

“El problema se encuentra en la posibilidad por parte de los poderes adjudicadores de admitir bajas temerarias”

Las consecuencias de aceptar unos presupuestos bajos se encuentran a simple vista. Las nuevas directrices del gobierno de construir centros educativos por fases ha dejado colegios de primaria e infantil inacabados o en proceso de reforma. Las constructoras por su parte llegan a paralizar las obras por falta de dinero, pero en la mayoría de los casos acaban las infraestructuras mal y rápido. “Cuando no se tiene el dinero necesario, las constructoras acaban usando materiales malos, prefabricados. Las cosas cuanto más rápidas peor están”, establece Lidia Cardenal, presidenta de la Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos. “Pedimos que se consideren las cosas, que las instalaciones se adapten al tiempo, a las máximas que alcanzamos todos los años. Pedimos todas las medidas posibles para todos los centros educativos de España”.

En el caso particular de la Comunidad de Madrid, las constructoras han llegado a recortar hasta un 30% de lo que se considera el presupuesto de licitación base, lo que se entiende como el precio de salida. Entre otros, el colegio Emperador Carlos V, en Getafe, sufrió una “rebaja” del 33,4%, unos 565.464 euros, el C.E.I.P. de Paracuellos del Jarama llegó a reducir un 34,41%, 807.436 euros, en su construcción y el colegio Diego Muñoz, en Valdemoro, tuvo que hacer frente a un recorte de 960.776 euros, es decir, a un 35,08%, como recoge Marco González en El Boletín.

“Lo que no es normal es que con temperaturas tan altas, tengamos que aguantar techos de chapa y cristal”, dice una profesora que ha preferido ocultar su identidad y el nombre del centro. “La cara de los niños lo dice todo. Dar clase a 26 niños de primaria a 35 grados, es una tortura. Nosotros nos hacemos los duros, pero el calor que hace es insoportable”. “A lo mejor es complicado y caro poner aire en todas las aulas, pero nos quitaríamos mucho si las cosas se hicieran bien desde el principio”, continua. “Y por supuesto, lo que no es de recibo es que el Consejero de Educación nos insulte y nos diga que hagamos abanicos de papel”.

“Pedimos que se consideren las cosas, que las instalaciones se adapten al tiempo, a las máximas que alcanzamos todos los años»

El director del mismo centro asegura que las temperaturas han alcanzado en algunas zonas los 36º y 38º grados. «Nuestro colegio arquitectónicamente está seguramente considerado como bonito, pero el otro tema es que sea funcional para lo que está diseñado. Todo este tipo de claraboyas y luminarias que tenemos hacen efecto lupa. En invierno tenemos más luz, pero luego llegan los meses cálidos y el cristal aumenta el calor de la parte interna del centro».

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Temperatura en clase sin los 26 niños que la ocupan normalmente.| Foto: Cedida a The Objective de forma anónima

En cuanto a las medidas que propuso la Comunidad de Madrid, destaca la prevención contra el calor y la flexibilización de los horarios. Más allá de esto, los centros se han buscado sus propias soluciones. Por ejemplo, desde el colegio Diego Muñoz dejan claro que el calor ha obligado a muchos profesores a trasladar las clases a las zonas comunes de la primera planta del centro para aprovechar temperaturas un par de grados más bajas. El director del centro mencionado anteriormente también se ha propuesto mejorar la adaptación las instalaciones. «Estamos viendo la posibilidad de poner toldos en las luminarias. El aire acondicionado probablemente lo incluyan (los técnicos) en el presupuesto, pero  nosotros económicamente no nos lo podemos plantear. Luego nos han propuesto un sistema que no genera frío, pero que es capaz de extraer el calor, aunque me imagino que es tecnología moderna y por lo tanto bastante cara, así que no tenemos posibilidades«.

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«Las claraboyas actúan como una lupa». | Foto: Cedida a The Objective de forma anónima

El arquitecto Javier Clavero también aboga por soluciones innovadoras que puedan adaptarse al clima. «Una buena solución para el aislamiento del frío o del calor es tener una fachada ventilada, que pueda servir tanto para obras de nueva construcción como de rehabilitación. Es un sistema constructivo que se compone de una capa de aislante sobre la cara externa del muro soporte, al que se ancla un revestimiento exterior, dejando una cámara de aire ventilada entre ambos que permite una menor dispersión del calor interior en invierno y una menor absorción en verano».

Este medio ha intentado ponerse en contacto con la Consejería de Educación, pero no ha recibido respuesta alguna.

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