¿Por qué acusan a las mujeres en la China rural de brujería? Un estudio da las pistas
La caza de brujas no se quedó en la época medieval.
La caza de brujas no se quedó en la época medieval. En la China rural, un 13% de las mujeres son acusadas de tener poderes sobrenaturales y por esa razón, resultan estigmatizadas. Un nuevo estudio publicado en Nature Human Behaviour, hecho por científicos de tres universidades, ha logrado dar una respuesta al por qué de este fenómeno que continúa afectando a miles de chinas.
Los analistas de University College de Londres, de la Academia de las Ciencias de Pekín y de la Universidad de Lanzhou, estudiaron 800 hogares de cinco poblaciones agrícolas ubicadas al sur-oeste de China.
Además de comprobar la hipótesis más extendida entre los antropólogos, que las acusaciones de brujería son generalmente un castigo para aquellos que no cooperan con las normas locales, el estudio concluye que la estigmatización busca evitar la competencia femenina en el sector agrícola.
Los investigadores fueron alertados por los propios pobladores de no aceptar alimentos en ciertas casas por considerar que las dueñas a quienes les llaman “zhu” o “zhubo” -bruja- les ofrecerían pociones. Un 13% de las dueñas de las casas habían sido etiquetadas de “brujas”. Éstas raramente tenían hijos o esposos, tampoco podían recibir regalos ni trabajar en los campos de otros. Por el contrario, entre las etiquetadas, sí había solidaridad y cooperación.
“La etiqueta se aplicaba generalmente a las mujeres adultas cabeza de familia y, a menudo, se heredaba en la línea femenina. Encontramos que aquellos en hogares de “zhu” eran menos propensos a dar o recibir obsequios o ayuda de granjas o de hogares no “zhu”; tampoco tenían parejas sexuales o hijos con aquellos en hogares no “zhu”. Sin embargo, las “zhu” sí ayudaron y se reprodujeron entre sí”, señala el informe.
El método utilizado por los científicos fue comparativo. Estudiaron las diferencia y similitudes entre las mujeres estigmatizadas como “brujas” con aquellas que no. Realizaron encuestas -casa por casa- y analizaron data sobre el funcionamiento de las plantaciones y cosechas en las zonas agrícolas.
El informe también destacó, otra cosa ya sabida entre los sociologos y antropólogos, que esas etiquetas son un mecanismo de control social debido a que las “brujas” resultan indignas de confianza y alientan a las demás mujeres a conformarse a las normas preestablecidas por temor a ser juzgadas. Otra conclusión del análisis, es que las denuncias por brujería son comunes cuando las sociedades patriarcales quieren mantener su dominio sobre las mujeres.