Los cinco psicópatas más sanguinarios de España
El crimen de Pioz no es el único escalofriante asesinato a manos de un psicópata en nuestro país
En agosto de 2016, Patrick Nogueira, un joven brasileño de sólo 21 años, mató y descuartizó a sus tíos y sus primos, de 1 y 3 años, en un chalet de la localidad de Pioz, Guadalajara.
Por desgracia, el crimen de Pioz no es el único escalofriante asesinato a manos de un psicópata. Estos son algunos de los mayores asesinos de la historia de España.
‘El Arropiero’, el mayor asesino de España
Manuel Delgado Villegas, más conocido como ‘El Arropiero’, mató a 48 personas indiscriminadamente entre 1964 y 1978, en España, Italia y Francia, y está considerado como el peor asesino de la historia criminal española. Su primer asesinato confirmado tuvo lugar en 1964. La víctima, Adolfo Folch Muntaner, un cocinero de un chiringuito de la playa de Llorach, Tarragona, a quien asesinó asestándole varios golpes con una piedra en la cabeza mientras dormitaba en la arena.
‘El Arropiero’ nunca fue juzgado ya que se le diagnosticó una enfermedad mental y la Audiencia Nacional ordenó en 1978 su internamiento en un centro psiquiátrico. En 1998 quedó en libertad y falleció poco después, a los 55 años, de afección pulmonar debido a su desmedida adicción al tabaco.
Joan Vilal, ‘El celador de Olot’
Este celador de un geriátrico gerundense asesinó entre 2009 y 2010 a 11 personas. Administraba medicamentos a sus víctimas, generalmente insulina y barbitúricos, aunque también empleó productos cáusticos. Con una actitud afable con sus víctimas, sabía sus nombres, conocía a sus familiares, se preocupaba por su salud e incluso pintaba las uñas a algunas de las mujeres a las que luego mató de una forma cruel, obligándolas a beber productos corrosivos.
En 2013 fue condenado a 127 años de prisión.
Alfredo Galán , ‘El asesino de la baraja’
Alfredo Galán Sotillo, conocido como ‘El asesino de la baraja’, demostró ser un buen tirador en sus seis asesinatos y las tres tentativas que cometió con una Tokarev 7,6 milímetros que compró por 400 euros en un bar de Mostar, Bosnia, donde estuvo durante dos años participando en dos misiones humanitarias como cabo primero en la Brigada Acorazada.
Su primera víctima fue un joven de 18 años, Juan Francisco Ledesma Ledesma, a quien disparó a quemarropa en febrero de 2003 en una parada de autobuses cerca de Barajas, en Madrid. Junto al cadáver había casualmente una carta de una baraja. La prensa le dio ese nombre y Galán tomó esa firma como propia dejando una carta al lado de cada una de sus siguientes víctimas.
Alfredo Galán Sotillo, que por entonces tenía 26 años, se entregó la tarde del 3 de julio de 2003 en la Comisaría de Puertollano (Ciudad Real), y tras el juicio, fue condenado a 140 años de prisión.
Francisco García Escalero, ‘El asesino de mendigos’
“Les cortaba la cabeza y a uno le saqué el corazón”, declaraba con tranquilidad pasmosa Francisco García Escalero a Jesús Quintero en una entrevista que le hizo en el hospital psiquiátrico penitenciario de Fontcalent (Alicante). Conocido como ‘El asesino de mendigos’, fue juzgado por el asesinato de 11 personas, la mayoría mendigos, aunque, dado su estado mental, fue absuelto de todos sus crímenes porque no era responsable de lo que hacía. Eso sí, la Audiencia de Madrid le condenó a estar encerrado en un centro psiquiátrico penitenciario hasta que se curase, a sabiendas de que no se iba a curar nunca, así que era una condena de por vida, que se acabó en 2014, cuando García Escalero falleció.
Su primer asesinato lo cometió en 1986 y su modus operandi siempre era el mismo: se juntaba con otro mendigo y con el dinero que habían sacado, compraban cartones de vino. Bebían y en un momento dado, una “voz interior” le llevaba a matar a puñaladas o pedradas a su colega. Luego quemaba los cuerpos con colchones viejos y cartones, los mutilaba, los decapitaba y a veces les cortaba las yemas de los dedos para dificultar su identificación.
Enriqueta Martí, ‘La vampira de Barcelona’
Enriqueta murió el 12 de mayo de 1913, linchada en el patio de la cárcel antes de su juicio. Se cree que antes pudo haber sido envenenada.