7 comedias románticas clásicas que amas y que son francamente deplorables
Cuando Harry conoció a Sally cumple 30 años y se sostiene como una de las mejores comedias románticas, aún hoy, por su aproximación a una relación amorosa adulta y la inexistencia de tramas que den ganas de vomitar en el presente por su machismo y demás conductas deplorables tan normalizadas hace pocas décadas. Estas siete películas no pueden decir lo mismo… te van a dar urticaria.
Cuando Harry conoció a Sally cumple 30 años y se sostiene como una de las mejores comedias románticas, aún hoy, por su aproximación a una relación amorosa adulta y la inexistencia de tramas que den ganas de vomitar en el presente por su machismo y demás conductas deplorables tan normalizadas hace pocas décadas. Estas siete películas no pueden decir lo mismo… te van a dar urticaria.
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Este mes Cuando Harry conoció a Sally cumplió 30 años y su llegada a la adultez sirve para, uno: celebrar el hecho de que aún siendo una película de los ochenta se sostiene como una obra maestra del género. Dos: celebrar el hecho de que es un ejemplo de cómo por haber pasado el tiempo las películas no tienen que ser perturbadoramente machistas/homófobas/prejuiciadas. Tres: celebrar el hecho de que sus protagonistas son dos de los personajes de rom-com más graciosos y más realistas como personas desde hace décadas. Aplausos apara Meg Ryan y Billy Crystal. Cuatro: recitar uno de los mejores discursos finales del género en la historia.
Sí, Cuando Harry conoció a Sally se salva (no hay muchas, aún más recientes, que puedan decirlo) de revolver el estómago de un espectador de hoy porque su historia es una que vale en los ochenta y en el 2019: Dos personas opuestas se conocen, durante su juventud, y se caen mal. Se vuelven a encontrar, cinco años después, y cada uno es una versión más ampliada de la primera vez que se vieron (y se siguen cayendo mal). Y por tercera vez, cinco años más tarde, vuelven a encontrarse y esta vez se hacen amigos, y son amigos durante años, y luego se enamoran. La película, escrita por Nora Ephron y Rob Reiner, retrata el crecimiento de ambos personajes y cómo se enamoran cuando ambos han madurado y se conocen a fondo, con defectos y virtudes.
No se puede decir eso de muchísimas de las comedias románticas más famosas de los últimos 30 años, de hecho, muchas de las que probablemente son tus favoritas son tan problemáticas que tal vez no deberías volver a verlas para mantener el aprecio que les tienes. ¿Qué no te lo crees? Aquí la evidencia.
Mujer bonita
Ok, de esta es imposible que no te hayas dado cuenta. Solo con pensar en el balance de poder en esta relación dan escalofríos. Pero no es solo eso, se trata de una historia en que a la protagonista debe cambiarse por completo a sí misma, con dinero de un hombre que paga por ello y adaptándose a sus gustos, para tener un final feliz. Esto sin contar el hecho de que enamorarse en una semana puede sonar bonito, pero es descabellado (otra película en esta lista comete este crimen de forma aún peor). Julia Roberts es gloriosa en esta película (encantadora, hermosa, inteligente, hermosa) pero la cinta en sí misma tiene claro que su personaje solo obtendrá la felicidad si se atiene a los valores morales y encuentra un esposo rico.
Notting Hill
Otra vez Julia Roberts (en ningún caso es su culpa, obviamente). Esta película comete el inexcusable error de pensar que un amor real puede aparecer tras tres momentos de encuentro (por lo menos en Mujer bonita están juntos una semana). Porque no solo se trata de que la actriz famosa que interpreta Roberts y el librero tímido que interpreta Hugh Grant comiencen a salir al final de una película en la que, repito, se ven tres veces, es que se casan. Notting Hill parece defender que conocer a alguien, conocerlo realmente es intrascendente. Y también… puede que parezca romántico que alguien declare su amor por ti en medio de una rueda de prensa (cuando eres famosa y es claro que saldrá en todos los medios lo quieras o no), pero consideremos que en ningún momento se piensa en el personaje de Roberts y la privacidad que tal vez desee.
Love, Actually
De esta se ha hablado tanto que hay poco que agregar (por cierto, aquí hay una propuesta de matrimonio entre dos personas que no han cruzado palabra antes…). Tras su estreno se convirtió en un clásico y con los años ha sido ampliamente criticada: sus personajes femeninos son seres etéreos y sin desarrollo de los que los hombres se enamoran sin siquiera hablar con ellas (véase el caso de Colin Firth, el de Keira Knightley o el del hijastro de Liam Neeson…), la película plantea que es romántico que el mejor amigo de tu esposo intente ligarte y esté obsesionado contigo, todo el segmento con el británico que se va a Estados Unidos a ligar con tías buenas es literalmente deplorable, al parecer es romántico que te “reubiquen” en tu trabajo porque tu jefe no puede parar de pensar en follarte… y pare usted de contar.
Un gran amor
Ted Mosby en Cómo conocí a vuestra madre (otra serie problemática, pero eso esa para otro momento) define en un episodio la fina línea que separa un gesto romántico del de un acosador obsesivo, la llama: La teoría Dobler-Dahmer. Jeffrey Dahmer es un obsesivo asesino en serie y Lloyd Dobler es el protagonista de esta película. La teoría propone que, dependiendo de si te gusta una persona o no, los gestos perturbadores de un pretendiente pueden resultar románticos o aterradores… Lloyd, en esta cinta, se enamora de Diane y se dedica a insistir sin descanso hasta que ella cede a sus exigencias. Que Diane se sienta atraída o no hacia él no es nunca una preocupación para Lloyd, solo se trata de lo que él siente y el derecho que eso le da de perseguir lo que desea sin preguntar.
Lo que quieren las mujeres
Este año se estrenará una nueva versión de esta película titulada Lo que quieren los hombres… esperemos que no esté tan llena de clichés prejuiciosos como esta. Lo que quieren las mujeres es protagonizada por Mel Gibson (sí, gran momento), un creativo publicitario que, tras la llegada de una jefa mujer, debe intentar entender a las féminas para mantener su trabajo. ¿Cómo lo hace? Se viste con medias y ropa interior femenina, se maquilla y se electrocuta con esta indumentaria y comienza a escuchar los pensamientos de las mujeres, incluidos los de su nueva jefa, a la que comienza a seducir utilizando su horriblemente invasivo poder. Lo único rescatable de esta película es Helen Hunt y su personaje, una mujer más tridimensional que las que normalmente aparecen en estas películas, y que vive una crisis realista sobre sus ambiciones profesionales y el balance con su vida amorosa que tiende a fracasar cuando intimida a sus parejas con sus éxitos.
Cómo perder a un hombre en 10 días
Bueno, esto es un festival de clichés machistas por todo lo alto. Kate Hudson debe escribir un artículo homónimo al título de la película y debe elegir un hombre para hacerlo, por su parte Matthew McConaughey debe hacer que una mujer se enamore de él en 10 días para ganar una cuenta en su agencia publicitaria. El personaje de Hudson aplica todas las conductas que “nunca deberías tener si quieres que un hombre no te deje” de manera más o menos exagerada y mostrando claramente lo machista que es esta película y su concepción de las mujeres y cuanto adora sus estereotipos… y claro, a McConaughey lo convierten en un cliché caminante de lo que es un “hombre”.
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¡Uf! Sí, Tom Hanks es encantador y Meg Ryan es adorable, pero esta historia es indignante de principio a fin. No solo el personaje de Hanks quiebra el negocio que ha llevado toda la vida Ryan (sin ningún remordimiento), sino que miente sobre su identidad, la manipula, la engaña, la deja plantada (como su cita a ciegas de internet) y luego se burla de ella, y es, francamente, un millonario antipático y egoísta (hagan caso omiso al encanto de Hanks y miren sus acciones exclusivamente) que de ninguna manera se merece a la sensible e inteligente Ryan.