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Así van ser las evaluaciones online en la universidad por el coronavirus

Ahora que el curso va llegando a su fin el gran dilema es cómo se van a hacer los exámenes finales

Así van ser las evaluaciones online en la universidad por el coronavirus

El estado de alarma ha obligado a cerrar colegios y universidades y ha hecho que cientos de estudiantes hayan tenido que regresar a sus casas. La formación no ha parado, y ha continuado de forma online, lo que ha supuesto un reto tanto para los alumnos como para los profesores.  Ahora que el curso va llegando a su fin, el gran dilema es cómo se van a hacer los exámenes finales y las presentaciones de los trabajos de fin de grado.

Desde el Gobierno central no se han pronunciado, y han dejado la decisión en manos de las universidades. Pero la verdadera pregunta es: ¿cómo examinar a los alumnos y controlar que no se hagan trampas?. Una solución sería controlarlos a través de una webcam, pero no es tan fácil.

Algunas universidades como la Universidad del País Vasco han decidido priorizar la elaboración de trabajos o tareas y que se eviten, en la medida de lo posible, los exámenes en los que se requiera un control visual de los alumnos durante su realización. «Un buen examen sería aquel que se puede plantear presencialmente sin restringir el acceso de los estudiantes a los materiales o a internet», recoge una guía realizada por los profesores universitarios de la UPV/EHU.

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Foto: Andrew Neel | Unsplash

Y en aquellos casos que fuera imprescindible una prueba de evaluación final, «se aconseja que no tengan un peso determinante en la nota final y que se complemente, en la medida de lo posible, con otras pruebas y trabajos puntuables».

Los diferentes tipos de exámenes para evitar trampas

Pero no en todas las universidades es igual, y hay muchas que sí que optan por hacer exámenes. Uno de los grandes retos de estas pruebas online es a nivel logístico: existen diferentes plataformas que te permiten realizarlos, como Moodle, pero en ellas la vigilancia es muy escasa. Nada impide a los alumnos que tengan los apuntes en la mesa o que abran otra pestaña de Google y vayan buscando las respuestas a medida que van realizando el examen.

La guía de la Universidad del País Vasco recomienda la realización de pruebas orales, algo que ya se esta haciendo en muchas universidades, siempre que sea posible. En estos casos, el profesor grabará el audio de la prueba, «ya que pueden ser de utilidad tanto para proporcionar feedback a nuestros y nuestras estudiantes como para la revisión de las calificaciones».

Otra opción que se baraja es el hacer «exámenes presenciales» conectados a través de una webcam. Eso ya crea un primer problema, pues supone que todos los ordenadores deben contar con una cámara. Aunque bien es cierto que casi todos los ordenadores ya vienen integrado con una de ellas, no todos los alumnos tienen una que puedan usar durante el examen.

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Foto: Andrew Neel | Unsplash

Además, con los «exámenes presenciales» a través de la webcam hay otro problema: la vigilancia. Si un profesor está haciendo un examen a 50 alumnos al mismo tiempo, es casi imposible que los este vigilando a todos. Algunas universidades, como la Universidad Oberta de Catalunya, llevan años probando un software de reconocimiento facial con el que se permite no solo identificar al alumno, sino los intentos de trampas.

Este nuevo programa, que se llama TeSLA y está financiado por la Comisión Europea (CE), utiliza mecanismos de reconocimiento facial y de la voz, información que facilita la detección de patrones de tecleado y métodos de control contra el plagio para certificar quién es el autor de un examen.

Otro de los grandes desafíos va a ser la defensa del trabajo de fin de grado, ya que los alumnos también deberán hacerla de forma online. Algunas universidades han retrasado los plazos de entrega, como la Universidad Pontificia de Comillas o la Universidad San Pablo CEU, y ya están hablando de hacerla de modo «presencial virtual», con el alumno y el tribunal conectado mediante una webcam.

Descontento estudiantil y posibles soluciones

«Ante esta situación y los innumerables problemas que pueden acarrear es necesario que se flexibilicen los criterios y se adapten a la situación actual y a la situación individual del estudiantado, que puede encontrarse con diferentes problemáticas derivadas de la COVID-19 [contexto id=»460724″]», afirma Carolina García Lucas, directora de la CREUP (Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas). 

Hay muchas universidades en las que los alumnos están muy descontentos con la manera en la que se están haciendo las cosas, como es el caso de los alumnos de la Universidad de Granada. «La plataforma a través de la que nos conectamos para dar clase, PRADO, se cae varias veces todos los días. Los servicios telemáticos de la Universidad de Granada son incapaces de seguir operativos cuando se conectan demasiadas personas al mismo tiempo. ¿De verdad quieren hacer exámenes online?», nos cuenta un alumno de la universidad.

Y no es un caso aislado, en la Universidad de Sevilla hace unos días el hashtag #QuemadUS se hizo viral, porque miles de alumnos hicieron una denuncia en la que dicen se sienten desinformados y desatendidos. «La adaptación a la docencia y evaluación online  ha tenido que hacerse en tiempos muy ajustados. Hay docentes que han sabido adaptarse a la nueva situación y han puesto al alcance de su estudiantado los mecanismos necesarios, pero no todos, la falta de competencias tecnológicas y de experiencia ante ellas están dificultando mucho su adaptación», cuenta García Lucas a The Objective

En su opinión la única opción justa para todos los estudiantes es la evaluación continuada.»Sería la única manera de paliar así todos los problemas que acarrean los exámenes telemáticos. Como puede ser el fallo involuntario de las herramientas tecnológicas, la sobresaturación de los servidores, las condiciones familiares del estudiantado o no poseer un lugar óptimo para la realización de las pruebas, todo esto sumado a la carga psicológica que soportamos. Además, en algunas ocasiones, se puede puede llegar a invadir la privacidad del estudiantado obligando a la grabación o control de sus dispositivos». 

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