Notas anónimas, un zumo de melocotón y somníferos: las claves del asesinato de Helena Jubany
Dos notas anónimas, un zumo de melocotón, una horchata y somníferos. Esas son las pruebas con las que se contaba en la investigación de la muerte de Helena Jubany en el año 2001. Tenía 27 años y su cuerpo apareció en el patio interior de un edificio de Sabadell con una gran cantidad de somníferos, quemaduras y sin ropa.
En octubre de 2005, casi cuatro años después de que se cometiera el crimen, el caso fue archivado, y han tenido que pasar otros 14 años para que el juez decida reabrir el caso tras la presentación de nuevas pruebas.
Fue en 2017 la primera vez que se volvió a sacar a la luz el caso, cuando dos estudiantes de Periodismo, Yago García y Anna Prats, repasaron los hechos en su trabajo de fin de grado. Un año después, Catalunya Radio le dedicó uno de sus programas y finalmente, en pleno confinamiento en 2020, TV3 emitió dos reportajes relacionados con el caso en Crims, un programa de sucesos. Este último ha despertado la memoria de algunos testigos y aportado nuevos indicios que han llevado al juez a reabrir la causa.
Aquesta nit, doble capítol de "Crims" a @TV3cat.
Qui va matar la bibliotecària Helena Jubany? El seu assassinat —l'any 2001— va quedar sense resoldre. Gairebé vint anys després, s'ha reobert el seu cas.
Primera part: 23.05h
Segona part: 23.55h pic.twitter.com/QCynN7bqSe— Crims (@Crims_Oficial) August 6, 2020
Ahora la justicia tratará de nuevo de esclarecer quién mató a Helena Jubany y por qué. Ante la reapertura del caso, resumimos algunas de las claves de la investigación de la muerte de esta joven periodista, escritora y bibliotecaria:
La desaparición
El 1 de diciembre de 2001, Helena había quedado con su padre, pero no apareció, algo que, según su familia, no era habitual en ella. El hombre fue a buscarla a su piso y no la encontró, pero prefirió esperar un día para dar la voz de alarma. Al día siguiente, faltó a una cita con una amiga y en el trabajo les confirmaron que no había acudido a trabajar el viernes 30 de noviembre.
Tras tres días desaparecida, el padre decidió finalmente acudir a la comisaría, donde confirmaron sus peores temores: el cuerpo de Helena había sido encontrado sin vida la mañana del 2 de diciembre en el patio interior de un edificio tras el aviso de un vecino.
Descartado el suicidio
La primera hipótesis cuando apareció el cuerpo de Helena fue que la joven se había suicidado. Sin embargo, los agentes dudaron pronto de esta posibilidad. El cuerpo apareció desnudo, con trozos del pelo quemados y en la terraza se encontró su ropa, con la ropa interior también quemada. Además, la joven cayó casi rozando el edificio, por lo que se dedujo que no se había impulsado para lanzarse, y tampoco puso las manos para protegerse en el último momento, un acto reflejo de muchas personas que se suicidan.
Poco después, una autopsia preliminar confirmó las sospechas de los investigadores: Helena tenía en la sangre 35 veces la dosis normal de benzodiacepina, un somnífero, por lo que antes de caer se encontraba inconsciente y, por tanto, no pudo saltar ella misma al vacío.
Notas anónimas, horchata y un zumo
Las pruebas recogidas en el piso de Helena llevaron la investigación a los tres meses anteriores a su muerte.
«Helena, sorpresa, pasábamos por aquí y hemos dicho: a ver la Helena qué se cuenta. ¿Somos? Te llamaremos, a comérselo todo». Eso decía la nota anónima que encontró en la puerta de su casa junto a una horchata, un detalle que hizo suponer que quien se la dejó conocía bien sus gustos.
Tres semanas después, Helena recibió una segunda nota anónima. «Helena, antes de todo, esperamos que te tomes esto con el mismo sentido del humor que nosotros, a la tercera te destaparemos el misterio. Seguro que te reirás bastante. Nos gustaría mucho volver a coincidir en la UES (Unión Excursionista de Sabadell), ya lo hablaremos», decía esta segunda nota, que en esta ocasión iba acompañada de un zumo de melocotón.
Helena obedeció a la nota, que pedía que no les hiciera «un feo» y se lo bebiera. Al poco, empezó a encontrarse mal y fue incapaz de volver a casa, por lo que tuvo que ser atendida por una pareja de amigos. A la mañana siguiente no recordaba nada, por lo que mandó a analizar el zumo y los resultados mostraron que contenía somníferos.
Sospechosos, detenciones y un suicidio
La segunda nota llevó a los investigadores hacia las cinco personas que terminaron siendo los principales sospechosos del crimen: Montserrat C., Ana E., Xavi J., Jaume S. y Santiago Laiglesia. Además, Montse Careta vivía en el número 48 de la calle Calvet d’Estrella, donde fue encontrada muerta Helena, y en su casa había medicamentos con el somnífero que se encontró en la sangre de la joven.
La foto de la tragèdia, de la injustícia, de la tristor, de la impotència, de la vergonya… D'esquerra a dreta Muntsa Careta, Santi Laiglesia, Jaume Sanllehí, Helena Jubany i Xavi Jiménez en una excursió de la @UESabadell Les dues noies estan mortes. Ni oblit ni perdó!Justícia! pic.twitter.com/Ik1gWg1jlb
— JusticiaHelenaJubany (@JusticiaHelenaJ) July 14, 2020
El juez decidió comparar la caligrafía de las notas solo con las de las dos mujeres. La primera prueba determinó que la caligrafía de ambas encajaba con parte de las notas, por lo que ingresaron en prisión provisional.
De poco sirvió esto, ya que Ana E. fue puesta en libertad. Por su parte, Montserrat Careta se suicidó en prisión el 8 de mayo de 2002, y dejó una nota en su celda en la que aseguraba que era inocente y que «para ser homicida hay que ser el autor material». La familia de Helena Jubany está convencida de que, aunque podía Montserrat estar por allí, no fue ella quien tiró a la joven por la terraza, así como tampoco cree que Ana formara parte del crimen.
En cuanto a los hombres del grupo, tras escuchar sus declaraciones, aunque al principio no concordaban entre ellas, se decidió dar por buenas sus coartadas. Sin embargo, Santi Laiglesia, pareja de Montse Careta y que se cree que vivía con ella, es el principal sospechoso en la actualidad, después de que las nuevas pruebas hayan descartado su coartada.
Tras la muerte de Montserrat, se organizó un careo entre Jaume y Xavi para que aclararan sus contradicciones sobre sus coartadas, pero finalmente se pusieron de acuerdo y lograron convencer al juez. Además, los tres informes caligráficos se seguían contradiciendo entre sí.
Así, en octubre de 2005 un nuevo juez instructor decretó el sobreseimiento provisional de la causa, aunque apuntó a «indicios evidentes» del crimen y dejó la puerta abierta a nuevas pruebas para celebrar un juicio.
La reapertura del caso
La familia de Helena no ha dejado de luchar en todos estos años para que se haga justicia. Fueron ellos quienes presentaron un escrito de solicitud de reapertura de la causa judicial.
Emocions fortes, avui. Fa mesos costava d’imaginar i, mira, avui la causa judicial de l’assassinat de ma germana #HelenaJubany ja està reoberta!#FemJustíciaHelenaJubany
(Obro fil) pic.twitter.com/ur8OGa9Q8n— Joan Jubany (@joanjubany) August 3, 2020
De no haberse reabierto ahora, los hechos habrían prescrito en 2021 para cualquier persona relacionada con el caso que no hubiera sido investigada en la primera instrucción. Para los que sí fueron investigados, el plazo concluye en 2025.
La familia de Montserrat Careta también había solicitado la reapertura del caso para demostrar su inocencia, pues consideran que fue una víctima más y que hay una o varias personas «que siguen haciendo su vida en plena libertad». La familia de Careta se personará como acusación particular contra los autores del crimen por la posible inducción al suicidio de la acusada cuando estaba en prisión.