Odilo, el ‘Netflix educativo’ español con más de 146 millones de usuarios en todo el mundo
Hablamos con Rodrigo Rodríguez, CEO de esta compañía española con sede en Cartagena, sobre su proyecto, el impacto del coronavirus y su futuro tras cerrar una ronda de financiación de unos 8,5 millones de euros
Más de 6.200 instituciones, entre ellas nueve ministerios de educación, miles de bibliotecas, colegios, universidades y empresas, utilizan esta solución tecnológica cuyo asombroso catálogo ofrece acceso a más de tres millones de contenidos que incluyen ebooks, podcasts, vídeos o cursos. Su principal atractivo: permite a cada organización crear su propio ecosistema adaptándose a sus necesidades. Hablamos con Rodrigo Rodríguez, CEO de esta compañía española con sede en Cartagena, sobre su proyecto, el impacto del coronavirus y su futuro tras cerrar una ronda de financiación de unos 8,5 millones de euros.
Es posible que nunca hayas escuchado hablar de Odilo, el Netflix educativo que triunfa desde España en todo el mundo, a pesar de sus espectaculares cifras. Más de 146 millones de usuarios de 65 países disfrutan de los servicios de esta compañía especializada en dar acceso a contenidos digitales y ofrecer soluciones bibliotecarias y archivísticas. Lo hacen a través de las 6.200 instituciones, entre ellas nueve ministerios de educación, miles de bibliotecas, escuelas de negocio, universidades, colegios y grandes empresas, que han contratado sus servicios en 27 países. Y su catálogo incluye más de tres millones de títulos, como ebooks, audiolibros, artículos, podcasts, vídeos o cursos, de 5.300 proveedores en 43 idiomas. Pero, ¿por qué la comparación con el gigante del streaming?
“La plataforma, a diferencia de la formación digital tradicional, que es más reactiva, funciona como las plataformas de música o vídeo, es decir, es proactiva”, explica Rodrigo Rodríguez (Cartagena, 1982), CEO y cofundador de la compañía. “Odilo te conoce, aprende de lo que estás haciendo, tiene un catálogo casi infinitivo y te recomienda contenidos. En un proceso más basado en los datos, la inteligencia artificial y tus patrones, la propia plataforma te va ayudando a configurarla”, cuenta. De este modo, su solución permite a cada organización crear su propio ecosistema educativo, ofreciendo a sus usuarios acceso inteligente a los mejores proveedores de contenido del mundo en todos los formatos, junto con diversas experiencias de aprendizaje que se adaptan a las necesidades tanto de instituciones como de sus usuarios.
Recapitulando, Odilo se constituyó como empresa en marzo de 2011 con el objetivo de ayudar a las bibliotecas a llevar sus libros a la nube. En esta fase inicial, su actividad se centró en diseñar la tecnología y el software que permitiera a estas instituciones ofrecer sus contenidos desde sus sedes virtuales. “La idea era democratizar el acceso a las actividades culturales a través de bibliotecas digitales, es decir, que las bibliotecas digitalizaran sus catálogos y que como lector pudieras consultar y leer los libros desde la nube”, señala Rodríguez.
“De forma natural, las bibliotecas nos pidieron que les ayudáramos a conseguir contenidos de los editores y los proveedores de forma segura. Así que fuimos desarrollando un market place centrado en administraciones que quisieran satisfacer a sus usuarios cumpliendo los derechos de autor”, continúa diciendo el CEO sobre esta segunda etapa, en la que también ampliaron los formatos disponibles desde los libros, a revistas, cursos o vídeos, y empezaron a llegar a otros sectores como empresas, interesadas en la herramienta para formar a sus empleados, asociaciones profesionales, colegios o universidades.
El último paso en esta evolución fue crear el llamado Netflix educativo, esto es, mejorar el acceso permitiendo a las diferentes instituciones crear sus propias plataformas de aprendizaje digital, personalizando el aspecto, las experiencias o los contenidos. “Engloba todo ese camino porque cada organización puede configurar Odilo como su propio Netflix o Spotify: por un lado, la plataforma ofrece acceso a contenidos de miles de proveedores en cualquier formato y, por otro, damos la capacidad a la comunidad de crear experiencias alrededor de ese contenido como una clase, un plan de lectura o un plan de formación de empleados”, explica Rodríguez.
El Covid-19 y la formación digital
La crisis del coronavirus y el incremento del uso de tecnologías digitales en educación ha multiplicado la utilización de Odilo un 3,5 de media, cifra propulsada tanto por clientes antiguos como nuevos. Pero lo más interesante para la compañía es que este aumento se ha convertido ya en el crecimiento estándar, según asegura Rodríguez. “El proceso de digitalización no será algo temporal, sino que es un reflejo de la necesidad de las empresas e instituciones de tener soluciones digitales dentro del día a día”, apunta en este sentido el CEO. De hecho, Odilo acaba de cerrar una ronda de financiación de 10 millones de dólares, unos 8,5 millones de euros con el objetivo de “acelerar nuestro crecimiento, generar tecnología más rápido, dar más soporte y llegar a más países”.
Durante el confinamiento, Odilo respondió a la creciente demanda abriendo su plataforma a todas las organizaciones interesadas de manera gratuita. “Lo hemos hecho en cada país, dependiendo del ciclo escolar, para dejar tiempo a que implementaran su política digital de cara al siguiente curso. En España fue de marzo a junio y lo hemos ampliado en algunas universidades o algunas organizaciones que necesitaban una solución muy rápida”, señala.
Los contratos que cierra la compañía española con sus clientes son anuales y también se adaptan, según cuenta su fundador, a su diversa cartera de clientes: desde empresas de 10 trabajadores a grandes entes públicos como el Ministerio de Educación de Colombia o la Consejería de Educación la Comunidad de Madrid. “El modelo de Odilo es business to business: las organizaciones suscriben o contratan Odilo y es gratuito para el usuario final. Las empresas, según sus necesidades, pueden acceder de diferente forma: suscripción, pago por uso o compra de contenidos”, explica Rodríguez. “Dentro del proceso de contratación nos indican qué áreas quieren trabajar, los idiomas que les interesan y sus objetivos, de manera que la plataforma selecciona automáticamente un paquete con los mejores contenidos y la forma de acceso más eficiente”. Y para explicar cómo se va generando esa plataforma, pone varios ejemplos.
“Si estás en un colegio de Extremadura tendrás acceso a contenidos locales, en español y portugués por cercanía, e inglés. Esa parte la configura el cliente y asegura que se cumplen los objetivos, ya sea un proceso formativo, una materia del currículum o una aptitud dentro de una empresa. Luego, a partir de todo esto, la plataforma se va creando entre la organización y los usuarios. Porque te dirá qué hacen tus compañeros, qué se hace en el mundo o qué hacen otros departamentos similares, buscando contenidos dentro del proceso global”, asegura Rodríguez.
Odilo cuenta con oficinas en Madrid, Londres y Nueva York, pero fijó su sede y su centro de desarrollo tecnológico en Cartagena. “Mi hermano Miguel Ángel y yo queríamos volver a casa y empezar algo nuevo”, reconoce Rodríguez, de formación, ingeniero de telecomunicaciones. “La parte positiva de no trabajar en un hub tecnológico es que es más fácil hacer proyectos con talento a largo plazo. La competencia de grandes tecnológicas en la zona es menor y, además, hay tres universidades en la zona, así que es otro modelo de entender el trabajo y la creación de equipos”, señala sobre sus trabajadores, actualmente 130 personas.
Aunque no comparte sus cifras de negocio, Rodríguez asegura que Odilo es rentable y genera beneficios. “El modelo educativo no es tan explosivo en crecimiento, de manera que entrar en determinadas redes requiere mucho tiempo y mucha validación, pero el mantenimiento de cuentas es alto y el negocio que genera es muy sólido”, afirma. De cara al futuro, el CEO reconoce que la pandemia ha multiplicado la competencia, pero confía en su modelo. “Odilo está creando una nueva categoría en el mercado. No es un proveedor con una solución de sus contenidos para un área de la educación: es la primera plataforma que te propone crear tu propio ecosistema y tener todos los contenidos y todas las experiencias integradas”, sentencia.