El injerto capilar en Estambul, desde dentro: acompañamos a un paciente durante la operación en plena pandemia
El pasado año 2018 más de un millón de turistas internacionales viajaron a Turquía con fines estéticos, siendo el turismo sanitario la gran apuesta del Gobierno turco en los últimos años
El injerto capilar es, hasta el momento, la única solución permanente para la alopecia, una afección que atormenta al 42,60% de los españoles varones, según expertos, y que se produce cuando se pierde más de 100 cabellos al día (todas las personas perdemos entre 70 y 100 pelos diarios).
Turquía es sin duda el país por excelencia donde acuden calvos de todo el mundo para remediar esos claros en su azotea, el problema estético que más preocupa a los hombres, al menos en nuestro país. Y aunque en España cada vez son más las clínicas especializadas en este tratamiento, el país otomano es indiscutible referente en injertos capilares. El pasado año 2018 más de un millón de turistas internacionales viajaron a Turquía con fines estéticos, siendo el turismo sanitario la gran apuesta del Gobierno turco en los últimos años, un sector que contribuye con 7.200 millones de dólares anuales a la economía turca.
Aunque con un sistema de salud pública mejorado en los últimos años, el número de médicos por habitante es de los más bajos de Europa (1,8 por cada mil personas, frente a los 3,8 de España, según IndexMundi) provocando un colapso en el sector y favoreciendo el florecimiento del sistema privado. El Gobierno turco ha visto en el turismo sanitario una oportunidad y ofrece subvenciones y ayudas para que las cadenas de hospitales privados capten a posibles pacientes en el exterior.
Sin embargo, la crisis provocada por el coronavirus también han hecho mella en este país y en este sector. Las fronteras se cerraron, los vuelos se cancelaron, y las clínicas de injerto capilar se quedaron sin personas y sin pelos que implantar. Generalmente, el 80% de pacientes son extranjeros y solo el 20%, locales. Ahora, tras la reapertura de los vuelos internacionales, el país comienza a recibir clientes, pero las clínicas apenas están a un 30% de su capacidad. Nos lo cuenta el doctor Resul Yaman, propietario del Centro Hospitalario Yaman en Estambul, el cual visitamos para asistir a una operación en plena pandemia. Yaman nos asegura que durante el confinamiento tuvo que cancelar alrededor de 100 operaciones: «Sin contar las que no hemos aceptado», puntualiza.
«Al último paciente de antes del confinamiento, que era español, lo tuvimos que llevar corriendo de la clínica al aeropuerto porque le cerraban las fronteras», nos relata el doctor minutos antes de la intervención. Y es que, del 80% de los pacientes extranjeros que recibe, el 25% son españoles, seguidos de italianos, franceses y alemanes.
El ahorro económico es evidentemente lo que convierte a este país en el preferido por los calvos del mundo. Allí pueden tener una cabellera a un precio asequible. En Turquía es entre tres y cuatro veces más barato que en España y existen unas 300 clínicas que se dedican a trasplantes de pelo. Por 3.000 euros (todo incluido) y después de unas ocho horas de intervención te vuelves a casa con melena (bueno, la melena la verás en un año, que será cuando la densidad capilar esté en un 90%).
¿Y cuál es la razón de esta diferencia económica entre España y Turquía?, te preguntarás. Según el experto, el principal motivo es que el coste personal es mucho más barato, lo que les permite contratar a más personal con experiencia y atender así a más pacientes al día. Aunque, en este sentido, el Dr. Yaman destaca la importancia de no abusar de la cantidad de intervenciones por jornada: «Hay muchas clínicas que reciben más demandas de las que pueden atender, contratan a personal sin experiencia y eso puede causar resultados negativos», explica. En 2019, en esta clínica se realizaron unas 100 operaciones al mes, 1.200 al año, de las cuales 400 fueron a españoles.
Visitamos el Centro Hospitalario Yaman en Estambul para asistir a un injerto capilar en plena pandemia (en Turquía, a fecha de 16 de octubre, se han registrado 342.000 contagios y 9.080 fallecidos). PCR negativo realizado justo antes de la operación, comienza la intervención: «No vemos peligro por nuestra parte».
Puedes ver la operación y el resultado final en el siguiente vídeo.