A todo el mundo le parece una chorrada el horóscopo hasta que se meten con el suyo. Y lo digo por experiencia, porque soy Géminis, no creo en el horóscopo, pero estoy hasta el jengibre de que todo lo malo siempre lo tenga este signo.
Dicen que somos falsos, traicioneros, variables, inestables, contradictorios y no sabes nunca por dónde te vamos a salir. No puedo estar más en desacuerdo. Si traicionamos, es porque algo nos habrán hecho. Y si no sabéis por dónde vamos a salir, preguntad y se os responderá, porque los Géminis también tenemos grandes dotes comunicativas y, si tenemos algún problema, no dudamos en manifestar nuestro sentir haciendo un exhaustivo repaso por todo vuestro árbol genealógico. Porque eso también lo tenemos, somos muy familiares.
Pienso que dicen todo esto de nosotros por pura envidia, porque cuando salen a relucir nuestras virtudes, no son cosas buenas de psé, son buenas de sobrepasar la excelencia. Somos creativos, comunicativos, divertidos, rápidos, inteligentes, sociables y unas fieras en la cama. Y eso no lo digo yo, lo dicen los astros y la gran Esperanza Gracia.
Debe de ser muy duro ser astrólogo y no ser Géminis, ponerte a estudiar los planetas y las constelaciones y descubrir que todos los signos, incluido el tuyo, son un pestiño excepto el de los gemelitos. Así que es normal toda esa retahíla de barbaridades que nos sueltan, lo hacen para que no se nos suba a la cabeza esta personalidad arrolladora que tenemos y equilibrar los celos de otros signos.
Una vez, los Tauro supieron lo que se siente al ser el signo del zodiaco más maltratado por la prensa. Era junio de 2003 y en el diario 20 Minutos publicaron: «Tauro: Todos los hijos de puta de este signo serán acuchillados». Mi astucia de Géminis supo enseguida que eso no lo había escrito un profesional del horóscopo porque, de haber sido así, hubiese dicho: «Todos los hijos de puta de este signo serán acuchillados por los pérfidos Géminis, que mira que son poco de fiar esos traidores».
El medio se disculpó con los Tauro y sus lectores alegando que había sido un pirata informático. También hay que ser un pirata de pocas miras para, pudiendo manipular el contenido de todo el periódico, que te dé por amedrentar a los pobres Tauro. Fijo que el pirata era Piscis, que son cobardones. Si hubiese tenido agallas, como un Leo, la hubiese tomado con los Escorpio. Pero hay que ser muy valiente para meterse con los Escorpio. A un Escorpio le dices que no le queda bien el peinado y mañana te ha quemado el coche.
Cuando era pequeña, mi horóscopo era mi patria. Lo llevaba escrito en pulseritas, llevaba un colgante con el ojo de tigre, que es la piedra de la suerte de los Géminis, y todos los días miraba la previsión en el Teletexto. De hecho, me gustaba contrastar la información de un canal y otro, no fuera a ser que me dijeran que iba a ser buen momento para los negocios y me pusiera a cambiar cartas perfumadas a lo loco.
Además del mío, leía también Libra, Virgo, Acuario, Capricornio y Cáncer, que eran los signos de mis hermanos y de mis amigas y, por supuesto, Aries, que era el del chico que me gustaba. No veas qué disgustos me llevaba cuando a mí me ponía que esa semana me iría mal en el amor y a él que por fin encontraría a esa persona especial. Cuántos corazones rotos por culpa del redactor del Teletexto.
Tampoco era rara esa afición por el horóscopo sabiendo que hasta teníamos una serie de dibujos animados llamada Los caballeros del zodiaco. Y cómo no iba yo a estar orgullosa de ser Géminis, si Saga de Géminis era el caballero de oro más poderoso.
No recuerdo mucho de aquella serie, pero sí que hubo una época en que, viniera o no a cuento, gritábamos a todas horas: «Dame tu fuerza, Pegaso». Fue uno de los primeros memes de una generación, incluso cuando aún no se habían inventado los memes.
