«Hola, coquitos»: así son los nuevos «influencers» de las oposiciones
Con la mayor oferta de empleo público de la historia en curso y un notable repunte de opositores, YouTube o Instagram han asistido al auge de mentores on-line cuyos videos sobre trucos o experiencias acumulan cientos de miles de reproducciones
En tiempos de mar gruesa, a ojos de una sociedad ampliamente desempleada o con la constante espada de Damocles del despido, las oposiciones son cada vez más un puerto seguro. Para algunos analistas, esta querencia por la plaza fija es la constatación del fracaso de un sistema cada vez más apoyado en la pata pública; para los jóvenes, en una gran proporción, es la evidencia de que no hay salida en lo privado; y, de haberla, es a costa de bregar con una eterna inseguridad y precariedad. A ellos se suman los desocupados mayores de 50 años, víctimas del ‘Covid laboral’. Según Europa Press, ya representaban el 13% del total de opositores a finales de 2020, mientras que sólo un año antes se situaban en el 5%.
A este creciente interés, del que ya habían advertido las academias de preparación, el Gobierno ha respondido (con fines populistas, para algunos sectores) con la mayor oferta de empleo público de la historia, más de 30.000 plazas. No cabe duda de que 2022 será el año de los opositores. Lo saben de primera mano en las academias, desbordadas ante la avalancha de peticiones, y lo constatan las cifras, entre ellas las que hablan de un incremento sostenido desde marzo de 2020 en la matriculación de cursos online ligados a pruebas de acceso a la administración pública.
La parte mollar del negocio de las oposiciones se la llevan las academias, con cuotas que oscilan entre los 90 y 180 euros mensuales por inscrito. Son, además, el intermediario tradicional en este arduo proceso de preparación y, hasta ahora, el único canal, junto con la experiencia directa de amigos o conocidos.
En los últimos años, sin embargo, hemos asistido a una silencioso pero paulatino auge de una nueva manera, más experiencial y menos profesionalizada, de comunicar las oposiciones. Son mentores online, influencers de las oposiciones o, en el argot surgido al calor de Instagram, studygramers.
Paula Mateos, letrada consistorial en Zaragoza tras sacarse plaza en 2018 tras un intento fallido en otro proceso regional, cuenta con 33.000 suscriptores en YouTube y 37.000 seguidores en Instagram. Algunos de sus videos alcanzan las 130.000 visualizaciones, caso de «cómo estudiar los temas de las oposiciones». No se reconoce en la etiqueta de influencer, pero cientos de miles de estudiantes buscan en sus canales algo así como la piedra filosofal del opositor.
«El canal de YouTube lo abrí tras aprobar la oposición, al igual que el uso de la cuenta de Instagram con la finalidad de ayudar a los opositores –explica-. Todo vino a raíz de que, cuando suspendí el cuarto de los cinco exámenes en abogacía de la Comunidad Autónoma me sentí muy perdida. Me di cuenta de que había conceptos muy importantes de derecho que no terminaba de comprender, y tuve que frenar en seco, bajar el ritmo de temas e ir estudiando de forma concienzuda, haciéndome mil preguntas y resolviendo muchas dudas. Esto que ahora lo cuento tan tranquila, me generó mucha ansiedad porque me llegué a plantear que quizá me había equivocado de camino y que no podía con esto. Justo, salió la oposición de abogacía del ente local (es similar a las otras dos pero sale cada muchos años), me presenté y aprobé. Cuando aprobé, sentí la necesidad de ayudar a otros opositores. Sé que no estaría donde estoy ahora si mis preparadores y mis compañeras de oposición, ahora de trabajo, no me hubieran ayudado, por lo que me veía en la obligación de devolver un poco de lo que me habían dado. Y así fue como creé mi canal de YouTube para ayudar con técnicas de estudio y conceptos de derecho».
La diferencia entre las academias y los studygramers o incluso opoinstagramers reside en la cercanía y el punto de vista. El material se organiza desde la óptica del opositor y tiende a ofrecer recomendaciones o contenido prácticamente ‘en directo’. Es el caso de Rocío, una joven gaditana que narra su experiencia como opositora para Educación Primaria. Su canal (OnlyWeForever) suma 146.000 seguidores y su Instagram congrega a más de 30.000 fieles. Para ellos, ofrece contenido motivacional y organizativo, plagado de agendas y subrayadores de colores muy en la línea del fenómeno #studygram.
Este hashtag surgió a finales de la pasada década en las comunidades estudiantiles y no ha hecho sino crecer como forma de socialización online. Para Paula Izquierdo-Iranzo y Eliana Gallardo-Echenique (Estudigramers, influencers del aprendizaje. Revista Comunicar, 2020) un studigramer es un «estudiante que ejercen la labor de mentor y líder entre pares del ámbito académico en Instagram. Este perfil no solo comparte apuntes (que sobresalen por su orden y detallada estética), sino que también transmite consejos, apoyo y experiencias. De hecho, el estudigramer mantiene la genética influencer al priorizar la estética y monetización en sus publicaciones».
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Paula Mateos, que en YouTube ha popularizado su famoso saludo («Hola, coquitos»), ofrece más peso al contenido que al continente, en línea con un público más maduro y técnico, el propio de las oposiciones de la rama judicial. El valor de su canal reside, asegura, en que «trato de explicar las cosas como a mí me hubiera gustado que lo hicieran, desde el principio, sin dar nada por hecho. Trato de emplear un vocabulario normal, que no sea excesivamente técnico porque mi objetivo es que el derecho lo pueda entender todo el mundo. Lo que más me interesa aportar es apoyo y comprensión. Muchas veces los opositores nos sentimos muy solos en el camino. Intento también enseñar mis técnicas de estudio, yo ya no las necesito y si puedo hacer un poquito más fácil el camino a los compañeros que aún están estudiando, mejor».
Pero en el indiscriminado zoco de las redes sociales, no es raro encontrar mentores con recetas cuasi mágicas de estudio y contenido motivacional o mnemotécnico que no pasaría ningún filtro pedagógico. Lejos de todo tipo de atajos, Paula Mateos lo tiene claro: «Para mí, el ingrediente básico del opositor es la constancia. No importa las horas que tengas, organízate y saca horas semanales, aunque sean poquitas, porque con constancia, tarde o temprano todo llega».