Molnupiravir: lo que podemos esperar del antiviral oral contra la COVID-19
En octubre de 2021, los recuentos provisionales a nivel mundial de las personas afectadas por la pandemia de covid-19 son sobrecogedores. Ya superan los 240 millones de infectados y casi alcanzan los 5 millones de muertos.
Tras más de 18 meses de pandemia, los medicamentos antivirales se encuentran entre las alternativas más investigadas para el tratamiento del coronavirus SARS-CoV-2. Controlar una pandemia vírica requiere métodos de prevención como las vacunas, sin duda, pero también de tratamientos directos con antivirales para aquellas personas que contraen el virus. Los antivirales pueden complementar las campañas vacunales y minimizar el impacto global continuo que origina la COVID-19.
En principio, los antivirales podrían combatir el SARS-CoV-2 de varias formas. Una posible táctica sería impidiendo que el virus ingrese a la célula, para lo que el medicamento debería apuntar a dos receptores del virus, el ACE-2 y el TMPRSS2. Otra estrategia implica apuntar a las rutas de síntesis de proteínas, evitando que se produzcan nuevas proteínas virales.
Esta última situación también podría lograrse desactivando las enzimas que dividen y reensamblan las proteínas virales inmaduras a medida que se producen. Finalmente, también serviría interferir en la síntesis de ARN, evitando nuevamente que se produzcan las proteínas del virus.
Por desgracia, en general, no hay muchos medicamentos antivirales efectivos. Además, los que tenemos están extremadamente concentrados en dos objetivos específicos: el VIH y el virus de la hepatitis C. Por ello, los resultados ofrecidos por el Molnupiravir en los ensayos clínicos contra la COVID-19 han sido recibidos con esperanza y optimismo.
¿Cómo funciona el Molnupiravir?
El Molnupiravir, también conocido como EIDD-2801 y MK-4482, es un profármaco antiviral de pequeño peso molecular que fue desarrollado en la Universidad de Emory por la spin-off farmacéutica Drug Innovation Ventures at Emory (DRIVE).
Su nombre está inspirado en Mjölnir, el poderoso martillo de Thor, porque la idea es que el fármaco golpee al virus SARS-CoV-2 con la enérgica fuerza con que lo haría la temible arma del dios del trueno.
De momento ha demostrado su potencial para tratar infecciones causadas por múltiples virus de ARN, incluidos el virus de la gripe, diversos alfavirus encefalíticos como los virus de la encefalitis equina venezolana, oriental y occidental, y también coronavirus altamente patógenos.
Este compuesto actúa haciéndose pasar por un componente básico del ARN del virus. Una vez administrado, en el cuerpo se transforma en un ribonucleósido engañoso que la enzima polimerasa del virus incorpora involuntariamente en nuevas hebras de ARN viral en lugar de la citidina. Con un resultado letal.
Los investigadores denominan a este efecto «catástrofe de error viral», porque la tasa de mutaciones o errores genéticos supera el umbral compatible con la supervivencia del virus. El concepto de actuación se basa en que el aumento de la tasa de mutación viral más allá de un umbral biológicamente tolerable da como resultado un deterioro de la aptitud viral y conduce a la extinción del virus.
El estudio clínico de fase 2/3, aleatorizado, controlado con placebo y doble ciego para evaluar la eficacia, seguridad y farmacocinética del Molnupiravir en adultos no hospitalizados con COVID-19 ha dado como resultado que el medicamento reduce aproximadamente un 50 % el riesgo de hospitalización o muerte.
En la fase 3 del ensayo clínico, llevada a cabo en más de 170 sitios planificados en países como Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Egipto, Francia, Alemania, Guatemala, Israel, Italia, Japón, México, Filipinas, Polonia, Rusia, Sudáfrica, España, Suecia, Taiwán, Ucrania, Reino Unido y Estados Unidos, solo participaron individuos no vacunados que se consideraban de alto riesgo. Es decir, personas mayores o aquellas con afecciones médicas como diabetes o enfermedades cardíacas, por lo que es posible que en principio el medicamento solo esté disponible para personas con estas características.
La administración del fármaco es oral y las pastillas están diseñadas para ser tomadas lo antes posible, una vez que la persona está infectada, porque en esta etapa el virus se está replicando con velocidad y el sistema inmunitario no ha tenido tiempo de estar preparado para la defensa.
La compañía Merck planea solicitar lo antes posible la autorización de emergencia de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) por lo que, si no hay imprevistos, el fármaco podría estar autorizado antes de que finalice el año. El coste aproximado del tratamiento puede estar en torno a los 700 dólares.
Antivirales en camino
Recientemente el fármaco antivírico Favipiravir también ha sido utilizado contra el SARS-CoV-2. Este antivírico igualmente actúa a través de la acumulación de mutaciones de ARN al dirigirse a la ARN polimerasa. Sin embargo, lo hace de forma mucho menos potente que el Molnupiravir, y se sabe que es teratogénico.
El Favipiravir ha sido aprobado en Japón, pero con restricciones en su uso. Para evitar el riesgo de potenciales defectos congénitos, es posible que también se pongan límites al empleo del Molnupiravir y no se permita su administración en niños, en mujeres embarazadas o en aquellas que puedan quedar embarazadas durante su exposición.
Otros potenciales antivirales orales contra la COVID-19 están en camino. La compañía Atea Pharmaceuticals, en colaboración con Roche, está evaluando al candidato AT-527 en un ensayo clínico global multicéntrico de fase 3, denominado MORNINGSKY, para el tratamiento de pacientes con COVID-19 leve o moderado en un entorno ambulatorio.
El AT-527 está diseñado como antivírico de acción directa administrado por vía oral para detener la progresión de la COVID-19 al inhibir la replicación del virus SARS-CoV-2.
Del mismo modo, la compañía Pfizer ha comenzado el ensayo de fase 2/3 con el candidato PF-07321332 en combinación con el antiviral ritonavir empleado contra el VIH, como tratamiento para las personas infectadas con SARS-CoV-2 pero que tienen menos probabilidades de ser hospitalizadas por COVID-19.
El PF-07321332 es un inhibidor de la proteasa que ha demostrado una potente actividad antiviral in vitro contra el SARS-CoV-2 y actividad contra otros coronavirus. Los inhibidores de proteasa se unen a una enzima viral (proteasa), evitando que el virus se replique en la célula.
La naturaleza de los coronavirus hace que encontrar antivirales frente a ellos sea especialmente complicado, y por ello son múltiples los tratamientos que se están explorando. Según la organización FasterCures vinculada al Milken Institute de California, que rastrea el desarrollo de tratamientos y vacunas para la COVID-19, en la actualidad se están desarrollando y probando 332 tratamientos antivirales y 270 potenciales vacunas.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Puedes leerlo aquí