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Sociedad

Los extraterrestres ya están aquí, los hemos creado nosotros

La innovación tecnológica ya está aquí. Es la hora de la innovación institucional, corporativa, social. De una economía social y planetaria

Los extraterrestres ya están aquí, los hemos creado nosotros

Vista panorámica de Barcelona. | Europa Press

Propone Mustafa Suleyman, fundador de Deepmind, que la metáfora que mejor nos sirve para entender a los robots con inteligencia artificial es que son una nueva especie, con la que debemos aprender a convivir, a ser posible, en provecho mutuo. La inteligencia artificial ya no vive solo en nuestras pantallas, ni se limita a organizar información, son agentes autónomos que han saltado al mundo físico.

Los robots, los coches, los drones y demás comparten cerebro: son capaces de moverse con piés, ruedas, hélices o cualquier combinación; actúan y aprenden sobre lo que ven; y a diferencia de los humanos, pueden compartir lo aprendido en tiempo real con todos sus similares. Lo que aprende uno lo pueden saber todos. Ahora son baratos, con el tiempo lo serán mucho más. Estarán en las fábricas, en los hoteles y hospitales, en nuestras casas.

Marc Zao-Sanders repite su estudio y publica en Harvard Business review «Cómo las personas están realmente usando la IA en 2025». Los tres primeros: terapia / compañía; organizar mi vida; encontrar propósito. Añade verbatims para ejemplificar los casos de uso. Resulta que la IA está siempre ahí, es gratis o asequible, te comprende y no te juzga. Y además ahora te habla al oído como en la película «Her».

Schidmhuger, investigador pionero en inteligencia artificial, ahora en el IDSIA en Suiza, afirma que en los próximos treinta años viviremos los mismos cambios que en los últimos trece mil. Del nomadismo a la agricultura, y de ahí a la ciudad y al mundo tal como lo conocemos. Anticipa el momento en que los robots serán capaces de construir nuevos robots de forma autónoma, quizás con herramientas y diseños sólo comprensibles para ellos. 

Las máquinas están preparadas para vivir en la Tierra, y mucho más que los humanos para vivir en otros planetas y condiciones. Son -serán- hasta nuestro conocimiento, la primera especie inter / extraterrestre, y la hemos creado nosotros. Aunque aún no tenemos claro si han venido a cuidarla, o tal como hemos hecho nosotros mismos, a explotarla hasta sus límites climáticos.

En el 2023 coinciden la huelga del sector del automóvil en Detroit y la huelga de los guionistas de Hollywood. La primera era previsible: un sector maduro en el que los costes de mano de obra compiten contra la automatización. Los segundos recibían premios Óscar y desfilaban por la alfombra roja el año anterior. Las desigualdades aumentan entre los que disponen de capacidades críticas para organizar la producción y los que venden su trabajo. 

El contrato social «estudios – trabajo – ingresos – vivienda» está roto en todas sus asunciones. Los estudios no garantizan un trabajo acorde, muchos licenciados trabajan por debajo de su formación, y a su vez hay empleos para los que nadie quiere aplicar. Es posible tener trabajo y no recibir un ingreso suficiente, y cada vez más probable que los ingresos no alcancen para alquilar una vivienda digna, y mucho menos para ahorrar para poder endeudarse para comprarla. 

El humano como un eslabón intermedio entre la inteligencia orgánica de la vida y la inteligencia inorgánica de las máquinas. Los humanos en shock ante el abismo de la promesa de la abundancia material y la falta de un modelo de organización que redistribuya la riqueza que antes generaba el trabajo. Necesitamos un modelo del despliegue de la IA que desde el diseño garantice que sus efectos positivos revierten sobre todos. 

Europa es un buen lugar para empezar, en ningún otro sitio hay 500 millones de ciudadanos educados viviendo en democracias, con libertad de expresión y red social si caen enfermos. 

Estaremos obligados a cambiar de valores y, por tanto, definiremos como sociedad lo que tiene valor ahora y para el futuro. Capturar CO2 no lo tuvo hasta la aparición de los créditos de carbono, los envases de plástico no lo tendrán hasta que no paguen por su devolución, los trabajos de los cuidados están a la cola. 

La innovación tecnológica ya está aquí. Es la hora de la innovación institucional, corporativa, social. De una economía social y planetaria.

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