Ante el apagón, un 'campo de refugiados de Internet'
En los lugares públicos no podrás hablar tu lengua. Está prohibido. Y si reclamas por lo que consideras una injusticia, cerrarán las escuelas de tu pueblo, reprimirán todo tipo de manifestación o reclamo en la calle, y te dejarán sin conexión a Internet. Esta es la realidad de la minoría de habla inglesa en Camerún. Sus 22 millones de habitantes hablan multitud de lenguas, aunque las dos oficiales son el inglés y el francés.
En los lugares públicos no podrás hablar tu lengua. Está prohibido. Y si reclamas por lo que consideras una injusticia, cerrarán las escuelas de tu pueblo, reprimirán todo tipo de manifestación o reclamo en la calle, y te dejarán sin conexión a Internet. Esta es la realidad de la minoría de habla inglesa en Camerún. Sus 22 millones de habitantes hablan multitud de lenguas, aunque las dos oficiales son el inglés y el francés.
Tras la marginación política, lingüística y económica del Gobierno dominado por Paul Biya desde hace 35 años, y que solo habla (y permite hablar) en francés, algunas Startups en las regiones del noroeste y del suroeste del país han encontrado una solución para el aislamiento digital: crear un campo de refugiados de Internet.
Durante semanas, desarrolladores técnicos de estas empresas han estado yendo y viniendo desde la capital comercial Douala, hasta Bonako, el pueblo donde se ha instalado el campamento. Aquí, las Startups han alquilado una habitación, han llevado mesas, sillas, un generador eléctrico y una docena de técnicos locales han llevado sus propios módems portátiles. “Ha sido tedioso; el viaje [diario] no fue fácil”, afirma a la publicación Quartz, Otto Akama, el administrador de la comunidad ActivSpaces, el primer centro técnico de Camerún. «El beneficio real [de venir a Bonako cada día] es que no hay tráfico”.
El ‘cierre’ de Internet ha costado a la economía camerunesa más de un millón de dólares, y el Gobierno aún no ha anunciado públicamente por qué provocó un apagón que ya duraba 70 días, antes de que este ‘campo de refugiados de Internet’ pudiera devolver la señal.
Naciones Unidas, Edward Snowden y miembros de la diáspora de Camerún, que viven en Estados Unidos y Francia, han denunciado abiertamente esta marginación y maltrato a las regiones anglófonas. La polémica llegó también a la Copa Africana de Naciones, que precisamente ganó Camerún, y donde el portero de la selección, Fabrice Ondoa, aprovechó la ocasión para solidarizarse con esta minoría.
Pero a pesar de todas las dificultades, la esperanza sigue reinando en estas regiones. Así, en enero, Nji Collins Gbah, del noroeste del país, se convirtió en el primer africano en ganar un puesto en la competición de Google Code. Un premio que de alguna manera visibiliza el trabajo y la lucha de una población marginada y carente de oportunidades.