Medio siglo de Mayo del 68, la revolución de los “niños de papá” que amenazó con tumbar la República
El ensayista Pascal Bruckner estuvo allí y definió el Mayo del 68 como un sincretismo donde todo tenía lugar –el ecologismo, el amor libremente, el feminismo, el marxismo…–, como un movimiento que encontró muchas preguntas y muy pocas respuestas. Mayo del 68 tiene un componente mitológico que ha hecho que se extienda su espíritu revolucionario-burgués a lo largo de las generaciones, incluso 50 años después. Su huella se percibió en movimientos como Occupy Wall Street, en Estados Unidos, o en el 15M, en España.
El ensayista Pascal Bruckner estuvo allí y definió el Mayo del 68 como un sincretismo donde todo tenía lugar –el ecologismo, el amor libre, el feminismo, el marxismo…–, como un movimiento que encontró muchas preguntas y muy pocas respuestas. Mayo del 68 tiene un componente mitológico que ha hecho que se extienda su espíritu revolucionario-burgués a lo largo de las generaciones, incluso 50 años después. Su huella se percibe en movimientos como Occupy Wall Street, en Estados Unidos, o en el 15M, en España.
Todo partió de una protesta en la Universidad de Nanterre, ubicada en las afueras de París, contra el ministro de la Juventud, François Missoffe, que visitaba el lugar para inaugurar una piscina. Aquella movilización discreta la organizó Daniel Cohn-Bendit, mejor conocido como Danny el Rojo y que todavía vive de los réditos como eurodiputado desde 1994, y creó un germen que continuó con una protesta el 3 de mayo en la Sorbona a la que se sumaron cientos de personas. La represión policial dejó 400 heridos y varios detenidos y abrió paso a un mes de revueltas primero en París y después en toda Francia.
Su mayor éxito tangible fue una huelga general secundada por los sindicatos el 13 de mayo que paralizó el país con un éxito sin precedentes: se unieron a ella unos 10 millones de trabajadores. En el plano de las ideas, no arrancaron grandes logros, más allá de demostrar que una movilización ciudadana bien organizada puede poner a los gobernantes contra las cuerdas.
Sin ir más lejos, el presidente Charles De Gaulle, al ser informado de las primeras protestas, catalogó el movimiento de “revolución de niños de papá”. Pocos días después, sin embargo, su Administración temió que cayera la V República y creó un dispositivo policial para cortar de raíz las insurrecciones.