Una compañía sueca convierte a sus empleados en cyborgs
Llevar el móvil encima para pagar con él o acceder a todo tipo de servicios es un hábito cada vez más generalizado en nuestra ‘superconectada’ sociedad. En Epicenter, un centro que acoge distintas startups en Suecia, han ido un paso más allá y han convertido a sus empleados en cyborgs. Como en una visión distópica de la realidad, en Epicenter insertan bajo la piel de sus empleados un chip de identificación por radiofrecuencia. Estos dispositivos permiten acceder a las puertas y las fotocopiadoras, así como pagar por diversos bienes y servicios, simplemente con el movimiento de una mano. Epicenter, que es la base de más de 100 compañías y unos 2.000 empleados, comenzó a realizar los implantes en el año 2015. Ahora, unos 150 empleados los tienen.
Llevar el móvil encima para pagar con él o acceder a todo tipo de servicios es un hábito cada vez más generalizado en nuestra ‘superconectada’ sociedad. En Epicenter, un centro que acoge distintas startups en Suecia, han ido un paso más allá y han convertido a sus empleados en cyborgs. Como en una visión distópica de la realidad, en Epicenter insertan bajo la piel de sus empleados un chip de identificación por radiofrecuencia. Estos dispositivos permiten acceder a las puertas y las fotocopiadoras, así como pagar por diversos bienes y servicios, simplemente con el movimiento de una mano. Epicenter, que es la base de más de 100 compañías y unos 2.000 empleados, comenzó a realizar los implantes en el año 2015. Ahora, unos 150 empleados los tienen.
Aunque pudiera parecer un método demasiado invasivo, lo cierto es que los empleados que trabajan en Epicenter están como locos por tener su propio chip en la dermis. La clave estaría, seguramente, en lo intuitivo del asunto. Es como llevar una llave encima. No son necesarias contraseñas, o preguntas de seguridad. Las inyecciones se han vuelto tan populares que los trabajadores en Epicenter realizan fiestas para aquellos que reciben los implantes.
Una tecnología ya existente
La tecnología en sí no es nueva, ya que chips similares son usados en mascotas, por ejemplo. No obstante, nunca antes habían sido usados en empleados a una escala tal. Epicenter y alguna que otra compañía, por ejemplo en Bélgica, son las primeras en hacer disponibles ampliamente esos microchips.
Problemas éticos
La implantación de estos chips conlleva, para algunos, un planteamiento ético. Sobre todo, esta tecnología genera dudas en torno a la privacidad y seguridad. Aunque son seguros biológicamente, estos implantes pueden ofrecer todo tipo de datos: desde la frecuencia en la que un trabajador acude al lugar de trabajo, qué cosas compra o qué servicios utiliza. Entra de nuevo en juego el ya viejo debate de la utilización de los datos de las personas. Estos datos también los generan las tarjetas de crédito o los smartphones, sin embargo mientras que éstos son fácilmente desechables, uno no puede deshacerse fácilmente del chip.
Estos ‘cyborgs ‘ puede que tengan al alcance de la mano un sinfín de servicios y bienes, y la tecnología los acompaña a todas partes. Pero lo que no tienen es su propia privacidad asegurada.