Seis blancos gallegos para seguir descubriendo Rías Baixas
Etiquetas que no suenan entre las habituales pero que merecen ser buscadas para ir conociendo más el territorio
Porque en la famosa denominación gallega confluyen 179 bodegas lo que dificulta tener conocimiento tanto de todas ellas como de sus elaboraciones. Luego hay una realidad común en cualquiera de los territorios vinícolas y es que no cualquier firma tiene capacidad de penetración en los mercados, o mejor dicho, no todas las bodegas tienen la misma.
Es la razón por la que en esta ocasión ampliamos el foco sobre los vinos blancos de Rías Baixas seleccionando seis que, si bien no grandes desconocidos (sobre todo sus casas) tampoco son los que con mayor frecuencia y facilidad se pueden encontrar en las tiendas habituales, teniendo en cuenta además que no se trata de las elaboraciones más jóvenes de esas bodegas. Pero esto tiene fácil solución, basta con recurrir a establecimientos un poco más especializados para hacerse con una de estas botellas. Porque los seis resultan interesantes -me atrevería a decir casi especiales– por distintas razones y ante todo referencias que contribuyen a ampliar la visión sobre los vinos que se están haciendo en Rías Baixas además de acercarse a otras bodegas más allá de las por todos (de sobra) conocidas.
Dávila M 100 2018 (24,95 €). Adegas Valmiñor
Valmiñor se encuentra en la zona de O Rosal, al sur de las Rías Baixas, donde está la desembocadura del río Miño, y de entre sus distintas elaboraciones este M-100 es una combinación de uvas de albariño (principal), loureiro y caíño blanco con una edad que ronda los 30-40 años y procedentes de distintas parcelas, suelos y orientaciones. Una mezcla que refleja este vino para el que cada variedad se ha trabajado por separado: la albariño fermenta en tinos de roble y después tiene una crianza sobre lías de tres meses. En entonces cuando se suman las otras dos variedades y ya juntas han estado tres meses en depósitos de acero inoxidable hasta su embotellado. Un vino con destacadas notas de fruta carnosa crujiente (melocotón), cítricos, hierbas aromáticas (laurel), recuerdos balsámicos y un fondo tostado (frutos secos). Boca amplia, untuosa, fresca, con sensación mineral y un paso amargo que lo ‘agranda’ porque alarga la frescura además de darle persistencia.
Albariño Do Ferreiro Lourido 2022 (30 €). Bodegas Gerardo Méndez
Es una de las elaboraciones que desde hace pocas cosechas conforman el proyecto Selección de Fincas de Gerardo Méndez. Esta casa nacía en el año 73 por iniciativa de Gerardo Méndez si bien la tradición vitícola de su familia está documentada desde 1850. Se asienta en pleno corazón del Salnés, al pie de A Armenteira, y esta colección de edición limitada se compone de vinos de albariño procedentes de viñedos especiales. En el caso de este Lourido (2.500 botellas) se trata de uvas de más de 50 años sobre suelos de granito meteorizado (xabre, como se conoce por allí), esto es, piedra totalmente rota (lo que favorece el drenaje), a 14 metros de altitud y a tan solo medio kilómetro de la ría de Arousa. Elaborado en acero inoxidable, donde se trabaja junto a sus lías, es un vino fluido en el que ante todo hay potente acidez, salinidad y mineralidad. En nariz muestra notas cítricas, de fruta madura, hierbas aromáticas y aromas minerales. Después, en boca tiene una potente frescura ácida que le da recorrido (y seguro capacidad para envejecer en la botella) además de resultar muy sápido y con toques yodados.
Tricó Claudia 2019 (26,50 €). Compañía de Vinos Tricó
Desde el pasado mes de febrero esta bodega, en la localidad pontevedresa de Salvaterra do Miño, en el Condado de Tea, es propiedad del grupo ribereño Alma Carraovejas, si bien sus vinos, por el momento, siguen siendo los mismos que hasta la fecha venía elaborando su fundador José Antonio López. Figura relevante en el lanzamiento de la denominación Rías Baixas, ahora permanece en la bodega como asesor. Y este monovarietal de albariño es el homenaje que hizo a su nieta Claudia: uvas de un viñedo singular y por eso especial, «como ella misma» (explicaba José Antonio). Esa singularidad, en este vino, se traduce en finura, elagancia, delicadeza. Procede de una sola viña trabajada en ecológíco y situada sobre granito descompuesto en las laderas del río Miño. Vinificado en acero inoxidable donde ha permanecido un año con sus lías y después otro más en la botella. Frutas blancas (pera), notas cítricas (mandarina) junto a recuerdos herbáceos y de flores. Sensaciones que completa con un boca jugosa, con una equilibrada acidez, fluida y persistente en el paso.
1583 Albariño de Fefiñanes 2022 (31 €). Palacio de Fefiñanes
Bodegas Palacio de Fefiñanes, en Cambados, es una de las firmas emblemáticas de la denominación y todo un símbolo de este municipio pontevedrés. Vinculados a la elaboración de vinos a través de varias generaciones familiares éste es uno de sus albariños más especiales, homenaje al Vizconde de Fefiñanes, quien nacía en 1583 como recoge la etiqueta. Además, fue él el encargado de terminar la construcción del Palacio (en la plaza del pueblo) tal y como permanece a día de hoy. En cuanto a ‘su’ vino, procede de uvas seleccionadas del Valle del Salnés, ermenta en barricas francesas donde después tiene una crianza de tres meses con sus lías. Termina con dos meses en acero inoxidable antes de ser embotellado. Un blanco complejo y expresivo, con aromas de fruta de hueso, manzana, flores blancas y toques herbáceos. En la boca tiene cuerpo, cierta untuosidad, una acidez fresca y persistencia en el paso. Un vino con vida por delante.
Altos de Torona Loureira 2021 (17 €). Bodega Altos de Torona
El viñedo de esta firma se encuentra en una única parcela de 94 hectáreas en la subzona de O Rosal, en laderas a media altura entre el Miño y el Atlántico, y la bodega disfruta del Sello de Biodiversidad gracias a su plan de producción integrada por el que cuidan y conservan el entorno manteniendo los ecosistemas que en él conviven (91 especies de plantas y 71 de animales); sus prácticas enológicas se rigen por un respeto escrupuloso por el medio ambiente. De entre sus distintos blancos este monovarietal de loureira, una de las variedades autóctonas de Rías Baixas si bien minoritaria, plantada en suelos graníticos y arenosos, que ha permanecido seis meses de crianza sobre lías y está elaborado íntegramente en depósitos de acero inoxidable. Notas cítricas junto a aromas herbáceos y de flores blancas. Jugoso, con una viva acidez y sápido en el final de boca.
Pazo Baion 2022 (20 €). Pazo Baion
Con cinco siglos de historia a sus espaldas (¡y mediáticas vicisitudes!), patrimonio cultural e histórico, este pazo, en el corazón del valle del Salnés, es propiedad de la bodega Condes de Albarei desde 2008. Una finca con 22 hectáreas de viñedo destinada a la elaboración de los grandes albariños de la firma, bajo la marca Pazo Baion, que sólo llevan uva de esta finca. El albariño elegido ha permanecido seis meses con sus lías en acero inoxidable y en esta añada sobresale su intensidad aromática y potencial en cuanto a crecimiento en la botella. Presenta aromas de fruta blanca fresca, fruta cítrica, notas de flores blancas y un sutil recuerdo mineral. En la boca tiene cuerpo, gran frescura, una acidez equilibrada y una sensación sápida a la que sigue un final amargo que no molesta y le aporta recorrido. Importante apuntar el compromiso social que adquirió la casa cuando pasó a sus actuales propietarios: el 5 % de las ventas de los albariños de Pazo Baión se destinan a programas de prevención contra las drogas, además de colaborar, como empresa, en la reinserción sociolaboral de ex drogodependientes.
LOS VINOS SELECCIONADOS NO RESPONDE A INTERÉS COMERCIAL ALGUNO SINO A UN CRITERIO PROFESIONAL Y DE CALIDAD