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Gastronomía

Blancos de Rioja con el potencial de las uvas autóctonas

Ante la imparable demanda de vinos blancos los riojanos también dan la batalla

Blancos de Rioja con el potencial de las uvas autóctonas

Personas brindando con vino blanco. | Cedida

Aunque hoy pueda sorprender, Rioja en origen fue tierra de vinos blancos y éste es uno de los argumentos en los que se apoyan desde hace unos años con la vista puesta en el crecimiento constante de la demanda de vinos blancos. Una demanda que se inició fuera pero que en este momento también se observa en el mercado interior. Es sin duda éste el principal motivo por el que no paran de salir nuevas etiquetas blancas pero también razón por la que en las bodegas que los vienen haciendo históricamente les están prestando especial atención

Está pasando en Rioja, porque no quieren perder su trozo del pastel y ahí que adquiera fuerza su pasado como tierra de blancos. Aunque a partir de los setenta fueron mayoría los bodegueros (salvo destacadas excepciones) que los abandonaron para centrarse en los tintos, esto ha cambiado bastante porque hace años que las bodegas, y también desde el propio Consejo Regulador, están centrando el foco en los vinos blancos. Conviene recordar que en 2007 en la denominación se acordó la autorización de nuevas uvas blancas, tres autóctonas pero hasta entonces no permitidas (maturana blanca, turruntés y tempranillo blanco) y otras tres hasta entonces impensables en La Rioja (verdejo, chardonnay y sauvignon blanc) por ajenas. Desde la fundación de la Denominación de Origen en 1925 sólo se podían hacer vinos blancos con viura, la blanca riojana por antonomasia, garnacha blanca y malvasía, hasta que hace diecisiete años abrían las puertas a esas seis variedades. No obstante con el paso de este tiempo están siendo las autóctonas las que han ido ganando el terreno sobre las ‘foráneas’… aunque haya blancos riojanos en los que participan. 

Hace unos pocos meses desde el Consejo Regulador facilitaban algunos datos que demuestran esa realidad. Actualmente las viñas de uvas blancas alcanzan las 6.000 hectáreas (el 9% del total del viñedo de la denominación). De ellas, la tempranillo blanco ya está por encima de las 800 hectáreas  y va en aumento, dejando aparte el ‘dominio’ incuestionable de la viura (casi 4.000 hectáreas y cepas con más edad), mientras la verdejo es minoritaria pues no supera en mucho las 300 hectáreas y parece además que está estancada. La explicación resulta obvia, como en el resto de territorios vitivinícolas se pone en valor el hecho diferencial, lo que los distingue y esto no es otra cosa que lo que les es propio, las uvas autóctonas, terroir incluido. 

Si bien el boom del vino blanco pilló a Rioja con el pie cambiado, el territorio se recompuso y ha entrado en la contienda, porque además dispone de herramientas: esas uvas que le son propias y variedades que, por perfil, aguantan largas crianzas (para blancos de guarda), a lo que se suma  diversidad de suelos y climas dada la extensión que ocupa. Recordemos que la denominación riojana se compone de tres subzonas (Rioja Alta, Alavesa y Oriental) y ampara 144 municipios entre La Rioja, Navarra y País Vasco

Sobre el valor de su materia prima, las uvas, algunas consideraciones. En general, la viura de cepas viejas (con más aromas y carácter que las jóvenes) se entiende bien con la crianza, siempre que la barrica esté bien elegida y se controlen los tiempos de permanencia. La garnacha y la maturana blancas son más expresivas aromáticamente, con buena acidez y frescura. En cuanto a la tempranillo blanco, sus opciones varían en función de si se vendimia madura o más bien pronto, si bien todavía no hay conclusiones claras respecto a su capacidad de envejecimiento, algo que sí asegura la acidez característica de las dos anteriores. Y en estos seis seleccionados queda recogido lo apuntado, vinos que reflejan la variedad de perfiles de blancos que se elaboran dentro de la denominación riojana a partir de uvas autóctonas y en una amplísima horquilla de precios. 

Ramón Bilbao Límite Norte 2020 (23, 50 €)

La conocidísima bodega que le da nombre firma este blanco de tempranillo y maturana blancas a partes iguales, procedentes de la parte más alta de la zona más occidental de Rioja, en el municipio de Cuzcurrita, con un clima de influencia atlántica. Fermentado en hormigón tuvo una posterior crianza de seis meses con sus lías en barricas francesas de 600 litros, ánforas y también hormigón. Un blanco expresivo con aromas frescos (cítricos, herbáceos, fruta de hueso) y especiados a los que sigue una boca con estructura, en la que hay cierta untuosidad, y refrescante gracias a la estupenda acidez que mantiene. Agradable amargor final que le aporta longitud en el paso. 

Ramón Bilbao Límite Norte 2020

Flor de Muga Blanco 2020 (35,90 €)

Es el blanco premium de Bodegas Muga y ésta la tercera añada, si bien la cuarta (2021) acaba de salir al mercado. Pero dada la vida que tiene por delante, es buen momento para seguir disfrutando de la que nos ocupa, la 2020. Fermentado en barrica, es una combinación de viura, garnacha blanca y maturana blanca de zonas frías. En cuanto a la crianza, permanece tres meses con sus lías en depósitos de hormigón y después pasa seis meses en barricas nuevas francesas. Un estupendo blanco, rico en aromas: notas cítricas, florales, de frutas tropicales, hierbas de campo y recuerdos especiados y cremosos de la crianza. Equilibrado y jugoso en la boca, con volumen, viveza amarga, frescura cítrica, de nuevo especias (por la madera), fondo mineral y gran persistencia. 

Flor de Muga Blanco 2020

Cosme Palacio 1894 Blanco 2019 (50 €)

Bodegas Cosme Palacio es la casa riojana de Entrecanales Domecq e Hijos en la zona alavesa. Este blanco es un homenaje a los grandes blancos con barrica de Rioja y está compuesto de viura con un 7% de malvasía de viñas viejas en Laguardia, a los pies de la Sierra Cantabria. Fermentó en barricas y después ha tenido una crianza con sus lías de un año en roble francés de 500 litros. Con una nariz intensa, destacan las notas de fruta blanca carnosa, flores, especias, recuerdos cítricos y de monte bajo junto a aromas del paso por madera. Elegante en la boca con sensaciones amables junto a una fresca acidez que le aporta viveza. Paso fino y con persistencia. 

Cosme Palacio 1894 Blanco 2019

Izadi Larrosa Blanco 2022 (8,55 €)

Con un cambio de tercio muy reseñable en cuanto al precio, este moderno blanco de las alavesas Bodegas Izadi es un gran representante en su gama. Elaborado exclusivamente con garnacha blanca de viñas viejas a casi 800 metros de altitud, ha permanecido tres meses con sus lías en depósitos de acero inoxidable antes de ser embotellado. El resultado, un vino muy fresco, frutal y de perfil floral. Muestra aromas de fruta blanca y de hueso junto a leves recuerdos de panadería. En la boca es ante todo muy vertical, gracias a la acidez, y tiene una reseñable frescura amarga que le da recorrido. 

Izadi Larrosa Blanco 2022

Predicador Blanco 2022 (27,30 €)

Es el blanco más joven de Bodega Contador, del que salen 9.000 botellas y que nacía con la añada 2007. En esta ocasión en la composición del vino hay un 52% de viura, 36% de malvasía y un 12% de garnacha blanca seleccionadas de cuatro de las parcelas que tiene la casa en el pueblo de San Vicente de la Sonsierra. El vino tuvo una crianza de 10 meses en barricas americanas y francesas (el 30%). Una vez ensamblado, el resultado es un blanco fino y muy fresco. Aromas de fruta blanca, fruta de hueso y notas de finas hierbas, que completa con un ligero recuerdo de su paso por madera. Boca muy fresca y con volumen, un tanino no molesto (que pulirá en botella) y buena persistencia. Como cada año, en la etiqueta el emblemático sombrero del Predicador, papel interpretado por Clint Eastwood en «El jinete pálido», película clásica de 1985 . 

Predicador Blanco 2022

Roda I Blanco 2020 (60 €)

Es la segunda añada del primer blanco que elaboran en la prestigiosa Bodegas Roda, vecina del Barrio de la Estación de Haro. Procede de una selección de uvas, mayoritariamente viura a la que acompaña una pequeña parte de malvasía y garnacha blanca, las tres en zonas altas. Ha fermentado en tinos de madera y le siguió una crianza de 18 meses en esas tinas y en bocoyes de roble francés. Al final permaneció 18 meses en el botellero antes de salir a la venta. Complejo y rico en aromas, salen notas de fruta madura, flores, finas hierbas y cítricos (pomelo), junto a notas especiadas y ahumadas procedentes de la crianza. Untuoso y jugoso en la boca, con cuerpo, frescura frutal, toque goloso y largo postgusto (ligeramente amargo). 

Roda I Blanco 2020

LOS VINOS SELECCIONADOS RESPONDEN EXCLUSIVAMENTE A UN CRITERIO PROFESIONAL Y DE CALIDAD

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