Cuatro referencias con argumentos que llaman la atención y contenidos que apetecen

Son bastantes los vinos que a día pueden ser llamativos por la historia que cuentan sobre su procedencia o a la manera en que han sido elaborados. No sólo responde a la necesidad y deseo, obvio, de distinguirse entre lo mucho existente, también anima a sus elaboradores el poder mostrar lo mucho y variado que puede dar la tierra y a partir de ahí ofrecer vinos muy diferentes, porque además son muchas las herramientas disponibles para lograrlo. Estas cuatro referencias son buen ejemplo de ello, de reciente aparición o casi, con una interesante carta de presentación por lo que cuentan y lo que contienen. Mensajes atractivos, líquidos apetecibles.

Atalaque Albillo de la Longuera 2023. Un personal y longevo blanco toledano

(34,50 €)

El joven Pepe Rodríguez de Vera es un «viñador», como él mismo se identifica, si bien en sus inicios profesionales fue farmacéutico aunque optó por dejarlo a un lado para dedicarse al vino. Una decisión que tomó con total entrega y pasión, y de hecho en la actualidad es candidato a Master of Wine. Pero mientras estudia y se prepara tiene activos varios proyectos vinícolas en distintas zonas del país asentados en viñedos singulares que previamente ha recuperado. Porque este productor busca viñas abandonadas o maltratadas en zonas que considera especiales, con potencial para hacer vino, poniendo en valor la calidad de esos territorios y sus uvas. Con todo, el resultado son elaboraciones muy personales, artesanas, pues interviene lo mínimo indispensable para respetar cada terroir en el que trabaja (por supuesto sin emplear producto químico alguno), y pequeñas producciones. Desde esta filosofía, en unos pocos años ha puesto en marcha una variada lista de proyectos que recorren muy distintos lugares de la península, y uno de ellos es Atalaque (DO Méntrida), que nacía para evitar el arranque de unas viñas de garnacha de 120 años. Desde entonces Atalaque, en las estribaciones de la Sierra de Gredos, es un proyecto de vinos de parcela de donde procede este blanco de albillo real (1.000 botellas), de cepas de más de cuarenta años, con una crianza de un año en barricas usadas de roble francés y que ofrece amplia complejidad aromática y amplitud gustativa. Intenso, expresivo, con notas florales, de frutas de hueso, cítricas (pomelo, piel de naranja) y ligeros toques tostados. Frutal, carnoso en la boca, untuoso, con buena frescura, equilibrada acidez y largo en el paso.

El Corregidor de Carrascal 2020. Burbuja singular nacida en Jerez

(34,50 €)

Ante todo tiene la curiosidad que produce el hecho de ser un espumoso procedente de tierras principales de finos y generosos, aunque no es el único que se está elaborando en la provincia gaditana, como en otra ocasión contaré. Éste lo hacen en las jerezanas Bodegas Luis Pérez, una firma familiar con poco más de dos décadas de vida pero entre las más prestigiosas de la zona a día de hoy por las elaboraciones tan personales que tienen; creaciones de autor por especiales y también producciones limitadas que llevan la firma de Willy Pérez. El punto de partida es la finca Vistahermosa, con una elevada situación, bajo la influencia de los vientos marítimos y donde los suelos tienen un alto porcentaje de caliza. Cada parcela es vinificada de forma individual según sus particularidades lo que luego se refleja en los vinos, para los que sólo emplean variedades locales. En este contexto nace este brut nature El Corregidor, un espumoso de palomino fino con un 1% de pedro ximénez en su caso de el pago de Carrascal sobre albariza de Barajuelas, inciden, pues es un suelo que se distingue por tener una marga en forma de láminas que recuerda al perfil de una baraja. En cuanto a la elaboración, el vino base ha pasado un año de crianza bajo velo de flor en bota jerezana y es después cuando se embotella para la segunda fermentación junto a un mosto concentrado de pedro ximénez asoleado. Luego permanece tres años en rima. El resultado, una burbuja seca, muy fresca, con recuerdos de frutos secos en nariz, equilibrado en boca, con una estupenda acidez, viveza y sápido en el paso, sensaciones que animan a repetir. Un producto muy original que rompió esquemas con su primera añada (la anterior) y supuso una auténtica revolución entre los winelovers.

Monte la Reina Jade 2021. Al calor del jade volcánico

(15 €)

En Toro la joven Carolina Inaraja, la bodeguera más joven de la denominación, lleva unos años protagonizando su propia revolución vinícola pues está haciendo vinos que rompen con la tradición y el perfil que, a priori, cualquiera asociaría a este territorio zamorano. Lo primero porque Carolina es primera generación del proyecto Monte la Reina con lo que no tiene una historia enológica que continuar, y además desde el principio ha estado muy enfocada a la exportación, por lo que sus principales referentes los sitúa fuera de nuestras fronteras y esto se refleja en las elaboraciones que presenta al mercado nacional. Es el motivo por el que trabaja con variedades poco habituales en Toro (como las blancas chardonnay y verdejo), si bien este nuevo vino “Jade” sí está elaborado, íntegramente, con tinta de toro, uva principal de la denominación. Pero son también esas referencias internacionales las que justifican que sus vinos respondan al gusto que premia el consumidor más que estar condicionados por el territorio del que proceden y lo que esto conlleva. Este Jade 2021 es un claro ejemplo, la renovación total del que hasta ahora venía siendo el crianza de la bodega. Aunque se mantiene como monovarietal de tinta de Toro su elaboración sí ha sido modificada; ha pasado un año en barricas francesas tostadas con jade volcánico en su interior, de ahí su nombre. Un sistema novedoso que aporta unos aromas y sabores diferentes que sin duda alejan a este tinto de lo que el común de los mortales espera cuando beben un Toro. Junto a unos particulares recuerdos ahumados, en la nariz aparecen notas de frutas rojas maduras, café, caramelo y especias dulces, a lo que sigue una boca con cierta estructura y sensación fresca, pero sobre todo amable (tanino maduro), frutal, fluida y fácil de beber. 

AN’Rosado 2024. Primer monovarietal balear de callet

(20 €)

Con una imagen elegante, por lo que llama también la atención, el líquido de este rosado es obra de la bodega mallorquina Ànima Negra. El vino nacía en la cosecha anterior con lo que ésta es su segunda añada, y se trata del primer y único rosado elaborado exclusivamente con callet en Baleares. También es el único que hacen en la casa, con un perfil más bien rosé si bien en esta ocasión mantiene ese tono pálido pero algo más anaranjado. Contar que la variedad callet es una uva tinta autóctona de Mallorca, en concreto de la comarca de Felanitx y Manacor, y para Ánima Negra una de las variedades de referencia. Trabajadas en ecológico, para hacer este vino han elegido viñas con poca profundidad plantadas sobre suelos con bastantes minerales y rocas calcáreas. Elaborado en recipientes de acero inoxidable, antes de ser embotellado ha permanecido durante cuatro meses en depósitos de cemento. Un rosado que refleja el paisaje y el entorno natural en el que crecen las cepas (rodeadas de frutales). Aromático, con presencia de hierbas silvestres, notas minerales y frescos aromas de frutos rojos. Fino en la boca, frutal, de paso fluido, marcada sensación salina y buena persistencia en el recorrido.

LOS VINOS SELECCIONADOS NO RESPONDEN A INTERÉS COMERCIAL ALGUNO SINO, EXCLUSIVAMENTE, A UN CRITERIO PROFESIONAL Y DE CALIDAD