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Gastronomía

Segunda vida de sarmientos, corchos o vidrio: el vino también recicla

En pro de la sostenibilidad las bodegas se están implicando en la reutilización de materiales y restos de vendimia

Segunda vida de sarmientos, corchos o vidrio: el vino también recicla

Papel procedente de sarmientos.

En los más recientes años ha ido ganando protagonismo el argumento de la sostenibilidad en el discurso de gran parte de las bodegas. Si bien en un inicio podía resultar un ejercicio de ‘buenismo’ que se quedaba ahí en el argumentario de muchas de ellas porque no eran muchas las que actuaban en conciencia y con convencimiento, la realidad de los hechos a día de hoy parece indiscutible y para el vino imprescindibles las políticas de sostenibilidad y lucha contra el cambio climático si en unos años las bodegas pretenden seguir elaborando, aunque no sea de la misma manera ni en las mismas condiciones.

Ante esta testaruda realidad no ha quedado otra que empezar a implementar actuaciones de diversa índole para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. A mayor o menor velocidad, en función de la bodega, sus posibilidades y por supuesto de su grado de convencimiento, pero vienen siendo distintas las acciones publicitadas desde los distintos territorios para contribuir a esa lucha contra el dióxido de carbono (CO2) y con ello contra el cambio climático. Por lo general, confluyen en la optimización de los recursos hídricos mediante la reutilización de las aguas residuales para riego, reducción del consumo de energía, medios de transporte más eficientes, entre otras.

En la pasada edición de al Barcelona Wine Week, a principios de febrero, tuvo lugar una curiosa cata de vinos españoles y portugueses con el nexo común de ser «vinos de bajas emisiones», como rezaba el título de dicha cata. Las bodegas allí reunidas eran y son miembros de la International Wineries for Climate Action (IWCA), certificación reconocida a nivel mundial. Entre las españolas estaban Abadía Retuerta, Alma Carraovejas, C.V.N.E, Herència Altés, Familia Gil, Familia Torres y Matarromera. Un encuentro en el que se puso en valor el esfuerzo de estos miembros de IWCA en la reducción de emisiones dentro del sector vitivinícola, y en el que se habló de viticultura regenerativa y variedades de uva ancestrales para adaptarse al cambio climático; de abastecimiento responsable de energías renovables, reaprovechamiento o autosuficiencia energética, entre otras medidas que las distintas empresas productoras vienen llevando a cabo.

Biodiversidad, fundamental

En este contexto no hace demasiado tiempo que también se aboga por la protección de la biodiversidad en los viñedos con el mismo objetivo, desafiar ese temido cambio climático. En ello están trabajando en casas tan conocidas como la riojana Marqués de Murrieta, la jerezana González Byass o la ribereña Bodegas La Horra, por ejemplo, con diferentes proyectos en marcha para mejorar y conservar la diversidad de especies presentes en la viña en pro de su resistencia.

Reseñable es la unión de Bodegas Muga con el asesor medioambiental Bosquia para reducir la emisión de CO2 en 196 toneladas en los próximos 30 años y para lo que han promovido la creación de un bosque. Con la ayuda del Ayuntamiento de Haro (La Rioja), que ha cedido el terreno, han reforestado una hectárea y media de la mano de Bosquia. Con esta iniciativa regenerarán zonas degradadas mediante la creación de nuevas fuentes de oxígeno, además de ayudar a la recuperación de especies y ecosistemas que han sufrido debido a la falta de vegetación. El proyecto es «Bosque Bodegas Muga» y estará compuesto por especies seleccionadas por Bosquia, todas autóctonas y óptimas para su crecimiento e integración en el ecosistema local, asegurando así una contribución efectiva a la restauración de la biodiversidad de la zona.

Bosquia Muga.

Reciclar, reutilizar

El siguiente paso pensando en ecologismo y sostenibilidad es el reciclaje de elementos relacionados con el vino, restos de la poda incluidos. Son varios los proyectos que están en marcha, además de algunas iniciativas empresariales llamativas por lo que reciclan y qué obtienen. Hace años que algunos productos de cosmética parten de uvas, e incluso de ellas se sirven algunos tratamientos estéticos. Luego, hay artistas con obras en las que participan cápsulas, botellas o madera de las barricas, uno de los materiales que da más juego tanto artístico como decorativo. Pero más allá de esto, hace unos años que se están llevando a cabo trabajos con la potente finalidad de dar una segunda vida real a elementos que, hasta la fecha, se desechan o por lo menos no se están aprovechando tanto como se podría, según puede concluirse de dichos trabajos.

Es el caso del proyecto Vinebox impulsado por Bodega Matarromera, Pago de Carraovejas y la Celulosa de Ence, con la estrecha colaboración de Papelera de Brandia, para reutilizar de manera sostenible los residuos de poda de vid. Y han logrado desarrollar con éxito una bobina de un papel que contiene fibra obtenida de sarmiento de poda. Un primer paso hacia el objetivo final del proyecto que era producir cajas y etiquetas sostenibles y 100% renovables para las bodegas implicadas. Cosa que ya han conseguido. El estudio ha durado dos años, el sarmiento tratado se ha empleado para la producción de pulpa de celulosa renovable y su validación para obtener papel con el que ya se han fabricado etiquetas y cajas de cartón para el vino, cumpliendo todos los parámetros de dureza y resistencia. Este proyecto de I+D evidencia que es viable técnicamente sustituir una parte de la celulosa procedente de especies arbóreas por materia prima procedente del sarmiento de la vid valorizado. A partir de aquí, la finalidad del proyecto es dinamizar a todos los agentes del sector vitivinícola para lograr grandes cantidades de sarmiento y poder aumentar la producción de pasta de papel en un futuro próximo. En definitiva, un trabajo que supone un importante avance en materia de eficiencia, sostenibilidad y economía circular, «además de evidenciar el potencial de la biomasa como una fuente renovable y responsable para la elaboración de bioproductos», añaden sus promotores.

Caja de cartón elaborada en Pago de Carraovejas.

Pero además evita la quema de esos residuos que genera el sector vitivinícola y que redunda en la protección ambiental al reducir los efectos nocivos (emisión de CO2) de esa quema, cumpliendo además con la nueva Ley de Residuos que la prohíbe en el entorno agrario. Junto a esto, se ha explorado, por parte de Pago de Carraovejas, su uso en la industria alimentaria por sus propiedades antioxidantes y microbianas, así como Matarromera se ha centrado en el desarrollo de aislantes térmicos biodegradables «aerogeles 3D» para proteger al vino de las oscilaciones térmicas durante el transporte. En definitiva, estudios que muestran la viabilidad del sarmiento como materia prima renovable, y un proyecto que cuenta con apoyo económico de la Unión Europea y del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI) con fondos FEDER, además de la participación de distintas entidades subcontratadas.

Por otro lado, está proyecto de innovación Rebo2vino, en el que están implicadas Familia Torres y González Byass y cuyo principal objetivo está en definir viabilidad de un sistema de reutilización de botellas de vidrio, aplicando los principios de la economía circular además de reducir la generación de residuos. Está liderado por la Federación Española del Vino (FEV) y participan, aparte de dichas bodegas, otras entidades que representan a distintos eslabones de la cadena de valor del vino. En su caso un proyecto financiado íntegramente por la Unión Europea a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER). Tras 29 meses de trabajo, se ha elaborado un diagnóstico exhaustivo sobre las barreras, limitaciones y oportunidades de implantar un modelo de este tipo, evaluando diferentes escenarios desde el punto de vista técnico, económico y medioambiental. En ese tiempo ese han llevado a cabo diferentes acciones como la creación de una botella estándar reutilizable y dos pruebas piloto impulsadas por Familia Torres y González Byass en restaurantes de Cataluña y Cádiz, donde ambas bodegas pusieron en circulación ese tipo de botellas. Unos ensayos que han servido para marcar los límites a partir de los cuales el sistema es viable y supone una mejora ambiental, con resultados prometedores, si bien queda un largo camino por andar, pues también tiene sus puntos críticos. No obstante, por el momento ha dado lugar a una Guía de Buenas Prácticas.

Vidrio (Familia Torres).

Una segunda vida real

Como complemento a lo contado hasta aquí ya hay en el mercado productos procedentes de algunos de esos elementos reciclados. Ejemplos sinceramente curiosos que evidencia las diversas posibilidades existentes y el juego que puede dar el vino y lo que en él participa. Las riojanas Bodegas Murillo Viteri están implicadas en la fabricación de tablas de surf con tapones de corcho reciclados. La iniciativa es de los murcianos Ángel y Gloria Rodríguez Arnal quienes elaboran tablas con corchos reciclados, material resistente y no contaminante, vez de los tradicionales poliuretano, fibra de vidrio y resina pero contaminantes de las aguas.

Tablas surf (Bodegas Murillo).

Junto a ellos la Maison Clicquot, una de las grandes firmas francesas de champagne, ha colaborado con la diseñadora  Stella McCartney en la creación de varios accesorios a partir de residuos de uva: tres bolsos y un portabotellas, con un cuero alternativo a base de residuos de uva, concretamente raspones recogidos manualmente, junto a dos modelos de sandalias con plataforma fabricada con corcho reciclado del champagne Veuve Clicquot. Una colaboración en la que confluyen sostenibilidad, artesanía e innovación.

Bolso hecho a partir de residuos de uva.

LAS BODEGAS REFERIDAS NO RESPONDEN A INTERÉS COMERCIAL ALGUNO SINO A UN CRITERIO PROFESIONAL

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