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Gastronomía

Cinco bares sevillanos para coger fuerzas antes o después de ir a la Feria

Porque es fundamental comer en condiciones para aguantar una fiesta tan intensa y disfrutar

Cinco bares sevillanos para coger fuerzas antes o después de ir a la Feria

Terraza de la Taberna Zurbarán.

En plena semana de Feria de Sevilla, en un constante ir y venir de gente por la ciudad, puede ser complicado encontrar sitio para un consistente picoteo antes o después de pasar por el Real. No porque falten lugares (¡la oferta es infinita!), sino porque es demasiado el público que se concentra el mismo tiempo con el mismo objetivo. Es por lo que proponemos algunas de las paradas con tirón e incluso tradición en la ciudad en las que sin duda habrá gente pero seguro no tanto como en las zonas de mayor atracción turística de la capital hispalense. Las localizaciones elegidas, la Plaza del Pumarejo en San Gil; la Alameda de Hércules -espacio de visita obligada-; las espectaculares Setas, reclamo arquitectónico en la Plaza de la Encarnación, y por último la Plaza Nueva en el barrio del Arenal. Cinco direcciones para coger fuerzas antes de ir a la Feria, o reponerlas para volver. 

Plaza del Pumarejo

Esta plaza, de forma cuadrangular, es uno de los puntos de encuentro en el popular barrio sevillano de San Gil, dentro del casco antiguo y por eso escenario elegido para los más variados acontecimientos. Es la razón por la que en ella convergen multitud de bares y tabernas que tiene entre sus destacados el Bar Umbrete. Un lugar de barrio auténtico, ideal para saborear unas tapas sencillas con unas cervezas y famosísimo por su receta de caracoles, además de por sus ‘papas aliñás’.

En su caso sí es una clásico del centro de Sevilla pues abría sus puertas en 1929 por vez primera, la misma familia continúa al frente y sirven caracoles (en temporada) hace décadas bajo una fórmula que dicen secreta y con la que han logrado situarse entre las direcciones de referencia para disfrutarlos. Porque sirven cantidades ingentes cada día cuando llega la primavera, aunque en la oferta tienen otros tantos guisos caseros, como esas papas antes mencionadas. Esta taberna de barrio debe el nombre, Umbrete, al pueblo sevillano del que procede la familia y es uno de esos bares donde el público habitual son parroquianos y vecinos cercanos pues no forma parte de la ruta turística… y poca falta les hace. 

Alameda de Hércules

A poca distancia de la plaza que acabamos de visitar se encuentra esta Alameda de Hércules, uno de los más importantes y extensos jardines públicos del centro histórico datado en 1574 por lo que además es considerado el más antiguo jardín público de España y de Europa. Y por situarlo un poco más, está cerca del Guadalquivir y por otro lado a poca distancia del barrio de la Macarena.

Una ración de El Disparate.

Una localización que de nuevo concentra numeroso tipo de establecimientos de entre los que en esta ocasión proponemos El Disparate, en el número 11 de la Alameda. Se trata de uno de los establecimientos más modernos, al igual que su propuesta culinaria, con dosis creativas a partir del producto de temporada. Además muy reseñable la buena selección de vinos y recomendable una visita a la terraza en la parte superior para pasar un rato agradable, incluso tranquilo. 

Las Setas (el Metropol Parasol)

Es uno de los espacios más rompedores de la ciudad, conocido como Las Setas de la Encarnación. Una obra arquitectónica del alemán Jürgen Mayer, inaugurada hace ya 14 años y que consiste en una estructura de madera con dos columnas de hormigón en la céntrica plaza de la Encarnación. Aquí sí estamos en uno de los grandes reclamos turísticos de la ciudad, y Taberna Zurbarán (Plaza Zurbarán) se cuenta entre las paradas imprescindibles por su tortilla de patatas; casera, jugosa y una de las mejores de Sevilla. Abierto hace menos de dos años es una taberna de estilo sevillano, bonita y donde apetece estar.

Toda su propuesta se desarrolla entre la barra y la terraza con una propuesta sencilla de las recetas de siempre en formato para tapeo; clásicos de la cocina como los huevos rellenos, la ensaladilla, papas aliñás, soldaditos de pavía… pero también guisos tradicionales como las albóndigas caseras o los garbanzos con langostinos. Una visita bien gratificante.

Plaza Nueva 

Este paseo concluye en el barrio del Arenal y concretamente en la zona de la Plaza Nueva, con el Ayuntamiento capitalino como vecino destacado. Aunque en los alrededores se encuentran dos clásicos de la hostelería hispalense que proponemos en este recorrido. Casa Morales (García de Vinuesa, 11) es una taberna tradicional para el tapeo en la que se conserva el sabor antiguo de Sevilla. Fundada en 1850 a poca distancia de la Catedral, esta casa nacía como tienda y bodega en la que se vendían vinos de Valdepeñas.

A día de hoy la oferta discurre entre tapas (carrillada, albóndigas, ensaladilla, montaditos…), chacinas, salazones, ahumados, quesos, sin que falten guisos populares como el cocido de habichuelas o el potaje de garbanzos entre otros. Y entre los de buen ‘pescaito’ frito con una copa de vino se puede acudir a Bodega Góngora (Calle Albareda, 5), con dos locales más, La Bodeguita y La Taberna. Pero la bodega que nos ocupa es el punto de partida de un negocio familiar con la tercera generación al frente que nacía en 1939 como despacho de vinos en el corazón de Sevilla. Entre la extensa carta, especialidades como la tortillita de camarones, las ortiguillas de Chipiona, los huevos rotos, los pavías de bacalao, los pescados a la plancha y un sabroso repertorio de fritos (adobo, puntillitas, boquerones, chocos…).

Los establecimientos referidos no responden a interés comercial alguno, tan sólo a un criterio profesional y de calidad

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