Los niños de Sderot ponen color a los refugios antiaéreos. El hormigón de sus paredes luce graffitis y paisajes idílicos. Cada vez que oyen la alarma, corren a protegerse de las bombas. Tienen 15 segundos antes de un posible y temido ataque.
Los niños de Sderot ponen color a los refugios antiaéreos. El hormigón de sus paredes luce graffitis y paisajes idílicos. Cada vez que oyen la alarma, corren a protegerse de las bombas. Tienen 15 segundos antes de un posible y temido ataque.
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