Bravos y sedientos. Así llegaron a Catoira unos 200 vikingos. A bordo de su drakar, desembarcan en la localidad pontevedresa para revivir la invasión a la que resistieron hace más de mil años. Corren ríos de vino en esta tradicional romería.
Bravos y sedientos. Así llegaron a Catoira unos 200 vikingos. A bordo de su drakar, desembarcan en la localidad pontevedresa para revivir la invasión a la que resistieron hace más de mil años. Corren ríos de vino en esta tradicional romería.
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