Machotes no, gracias. Un estudio de la Universidad de Bristol niega la mayor. Las mujeres no prefieren a los hombres con rostros rebosantes de testosterona. Tampoco existe conexión entre esta preferencia y los entornos con altas tasas de enfermedad.

Machotes no, gracias. Un estudio de la Universidad de Bristol niega la mayor. Las mujeres no prefieren a los hombres con rostros rebosantes de testosterona. Tampoco existe conexión entre esta preferencia y los entornos con altas tasas de enfermedad.