No es un juego de niños. Human Rights Watch acusa al gobierno y a las milicias pro rusas de emplear en sus ataques las prohibidas bombas racimo, que se fragmentan en bombas más pequeñas hasta afectar un perímetro del tamaño de un campo deportivo.

No es un juego de niños. Human Rights Watch acusa al gobierno y a las milicias pro rusas de emplear en sus ataques las prohibidas bombas racimo, que se fragmentan en bombas más pequeñas hasta afectar un perímetro del tamaño de un campo deportivo.