Fracasa el lavado de cara que pretendía Azerbaiyán con los Juegos Europeos, convertidos en altavoz de la inexistencia de clase media, las torturas, y el desprecio por los derechos humanos. El imperio olímpico se ha alzado sobre la riqueza petrolera.
Fracasa el lavado de cara que pretendía Azerbaiyán con los Juegos Europeos, convertidos en altavoz de la inexistencia de clase media, las torturas, y el desprecio por los derechos humanos. El imperio olímpico se ha alzado sobre la riqueza petrolera.
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