Ataviados con cuernos, hachas, y ropa de vikingos llegan por mar al grito de muerte a los cristianos y se enfrentan a los habitantes de Catoira. En vez de sangre, corre vino. Así se recrea cada 1 de agosto la invasión sufrida hace mil años.

Ataviados con cuernos, hachas, y ropa de vikingos llegan por mar al grito de muerte a los cristianos y se enfrentan a los habitantes de Catoira. En vez de sangre, corre vino. Así se recrea cada 1 de agosto la invasión sufrida hace mil años.