El cierre de la mina de Kellingley sume en la incertidumbre a toda la ciudad
«Yo pensaba acabar mi carrera aquí, pero no será posible», dijo el director de la mina, Shaun McLoughlin. Los vecinos de Kellingley auguran que con el cierre de la mina supone la muerte de la ciudad. La historia de Reino Unido siempre ha estado ligada a la producción de carbón, llegando a albergar en 1950 hasta 1.330 minas. Hoy ya no queda ninguna. El empuje de las importaciones de Rusia y Colombia, y la impopularidad del carbón en tiempos de lucha contra el cambio climático han abocado a la industria a la desaparición.
La historia británica ha cerrado un capítulo con la clausura de la mina de Kellingley, la única de carbón que quedaba en el país. Supone el final de 50 años de actividad y el motor económico de esta ciudad.
«Yo pensaba acabar mi carrera aquí, pero no será posible», dijo el director de la mina, Shaun McLoughlin. Los vecinos de Kellingley auguran que con el cierre de la mina supone la muerte de la ciudad. La historia de Reino Unido siempre ha estado ligada a la producción de carbón, llegando a albergar en 1950 hasta 1.330 minas. Hoy ya no queda ninguna. El empuje de las importaciones de Rusia y Colombia, y la impopularidad del carbón en tiempos de lucha contra el cambio climático han abocado a la industria a la desaparición.