Leishmaniasis, la enfermedad que está devorando a los refugiados
Un artículo publicado en la revista científica Plos Neglected Tropical Diseases destaca que esta enfermedad está afectando a cientos de miles de refugiados o personas atrapadas en zonas de conflicto. Según la OMS, está asociada en general con la malnutrición, los desplazamientos de población, las malas condiciones de vivienda y la debilidad del sistema inmunitario. Hasta ahora la leishmaniasis era endémica en Siria desde hace dos siglos, estando contenida principalmente en dos zonas alrededor de las ciudades de Alepo y Damasco. Ahora se han detectado casos en Líbano, Turquía, Jordania, Libia y Yemen. La enfermedad ha resurgido en lugares donde existen reservorios del parásito, que necesita elevadas temperaturas para sobrevivir, como son los campos de refugiados. Esta expansión de la enfermedad se explica por «el masivo desplazamiento de la población dentro del país y la disrupción ecológica de los hábitats de la mosca de la arena -Leishmania es el nombre científico del parásito-«, según los autores del estudio. Se calcula que el número real de casos puede exceder los 100.000 al año.
La crisis de refugiados de Siria está dejando heridas incurables en millones de personas que tienen que huir de su hogar para escapar de las bombas. Las malas condiciones de vida e higiene han provocado un brote catastrófico de leishmaniasis, una cruel enfermedad cutánea que provoca heridas, llagas abiertas en la piel y puede llegar a ocasionar una desfiguración permanente.
Un artículo publicado en la revista científica Plos Neglected Tropical Diseases destaca que esta enfermedad está afectando a cientos de miles de refugiados o personas atrapadas en zonas de conflicto. Según la OMS, está asociada en general con la malnutrición, los desplazamientos de población, las malas condiciones de vivienda y la debilidad del sistema inmunitario. Hasta ahora la leishmaniasis era endémica en Siria desde hace dos siglos, estando contenida principalmente en dos zonas alrededor de las ciudades de Alepo y Damasco. Ahora se han detectado casos en Líbano, Turquía, Jordania, Libia y Yemen. La enfermedad ha resurgido en lugares donde existen reservorios del parásito, que necesita elevadas temperaturas para sobrevivir, como son los campos de refugiados. Esta expansión de la enfermedad se explica por «el masivo desplazamiento de la población dentro del país y la disrupción ecológica de los hábitats de la mosca de la arena –Leishmania es el nombre científico del parásito-«, según los autores del estudio. Se calcula que el número real de casos puede exceder los 100.000 al año.