Volar hasta tocar el cielo olímpico
Durante un par de semanas, deportistas de todo el mundo hacen historia en directo, intentando tocar con los dedos un cielo que es el cielo de todos. Estos días, el éxito no tiene nada que ver con el dinero ni la fama, sino que significa volar hasta lo más alto. Afán de superación, esfuerzo, motivación…puede que lo importante no sea tanto llegar tocarlo, sino percatarnos de inusual belleza universal, compartida y creada de esa cápsula celeste que es el cielo de Río.
Volar hasta tocar el cielo olímpico; esa meta tangible, soñada, compartida tanto por ellos (los que compiten), como por nosotros (los que les observamos mientras lo intentan). Con los pies en el suelo pero la mirada puesta en la gloria, aquellos que acuden a los Juegos Olímpicos comparten un firmamento condensado, creado por y para toda la humanidad, por un momento unida a través del deporte.
Durante un par de semanas, deportistas de todo el mundo hacen historia en directo, intentando tocar con los dedos un cielo que es el cielo de todos. Estos días, el éxito no tiene nada que ver con el dinero ni la fama, sino que significa volar hasta lo más alto. Afán de superación, esfuerzo, motivación…puede que lo importante no sea tanto llegar tocarlo, sino percatarnos de inusual belleza universal, compartida y creada de esa cápsula celeste que es el cielo de Río.