Cómo millones de esclavos africanos establecieron los derechos humanos universales
En la noche del 22 al 23 de agosto de 1791 en Santo Domingo, miles de trabajadores de las plantaciones haitianas se alzaron contra sus patronos en las haciendas de azúcar y café, una rebelión masiva puesto que la sociedad estaba compuesta por un 90% de esclavos. Esa insurgencia marcó el comienzo del camino a la libertad y el establecimiento de los derechos humanos universales. El legado de esta servidumbre sigue vigente en la actualidad en forma de racismo, prejuicios, discriminación racial e injusticia social. Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 21 millones de personas en el mundo se ven obligadas a realizar trabajos forzados en la actualidad, de los cuales 1,8 millones son víctimas de la ‘esclavitud moderna» en América Latina y el Caribe . La UNESCO advierte que aunque actualmente el comercio de humanos «no requiere barcos de esclavos, ni cadenas y grilletes, el fondo del problema permanece: se trata de la violación de los derechos humanos y de la dignidad humana tal como están enunciados en la Declaración Universal de los Derechos humanos de 1948”.
Se trata de la represión más atroz de la historia, que supuso dos veces más que las víctimas del holocausto nazi. El comercio de esclavos sobre el océano Atlántico duró más de 400 años, cuando alrededor de 12 millones de africanos resultaron esclavizados para desempeñarse como siervos al otro lado del océano desde fines del 1400 hasta su gradual abolición, en distintos momentos del siglo XIX. Para no olvidar una de las tragedias más grandes que sufrió la humanidad cada 23 de agosto se celebra el Día Internacional de Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición. ¿Por qué hoy?
En la noche del 22 al 23 de agosto de 1791 en Santo Domingo, miles de trabajadores de las plantaciones haitianas se alzaron contra sus patronos en las haciendas de azúcar y café, una rebelión masiva puesto que la sociedad estaba compuesta por un 90% de esclavos. Esa insurgencia marcó el comienzo del camino a la libertad y el establecimiento de los derechos humanos universales. El legado de esta servidumbre sigue vigente en la actualidad en forma de racismo, prejuicios, discriminación racial e injusticia social. Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 21 millones de personas en el mundo se ven obligadas a realizar trabajos forzados en la actualidad, de los cuales 1,8 millones son víctimas de la ‘esclavitud moderna» en América Latina y el Caribe . La UNESCO advierte que aunque actualmente el comercio de humanos «no requiere barcos de esclavos, ni cadenas y grilletes, el fondo del problema permanece: se trata de la violación de los derechos humanos y de la dignidad humana tal como están enunciados en la Declaración Universal de los Derechos humanos de 1948”.