El medallista etíope que visibilizó la represión de los oromo no quiere abandonar Brasil
Sus brazos cruzados en alto al llegar a la meta y durante la rueda de prensa han dado la vuelta al mundo. Una trascendencia que Lilesa quiere utilizar como salvoconducto para salvar su vida y la de su familia. «Tal vez me quede aquí», comentó tras su victoria, en referencia a Brasil, la única nación para la cual tiene un visado en regla. Pero aspira a rehacer su vida en un país con más oportunidades. «Si consigo otro [visado] a lo mejor me voy a Estados Unidos», añadió. Su gesto ha movilizado una campaña de crowfunding que ya ha reunido 35.000 euros para encontrarle un nuevo hogar . El atleta etíope teme que si vuelve a su país le matarán, como han muerto más de mil personas en manifestaciones. Los oromo suponen el 25% de la población en Etiopía, uno de los países más pobres del mundo. El conflicto entre esta etnia y las autoridades responde a intereses económicos, ya que los oromo ocupan la tierra que rodea a la capital, Adís Abeba, justo donde la ciudad pretende desarrollarse en pleno proceso de industrialización. Aunque se haya descartado que el grupo étnico vaya a ser expropiado, lo cierto es que en los últimos meses se han recrudecido las relaciones, lo que ha provocado duros enfrentamientos con cientos de muertos.
Su gesto ha ayudado a visibilizar la represión de los oromo, el grupo étnico de Etiopía que sufre el acoso de las autoridades policiales. El medallista olímpico Feyisa Lilesa, plata en maratón masculino, quiere aprovechar su visado como atleta en Río de Janeiro para quedarse en Brasil y huir de la represión. Pero teme que su mujer y sus dos hijos hayan sido detenidos por su gesto de valentía.
Sus brazos cruzados en alto al llegar a la meta y durante la rueda de prensa han dado la vuelta al mundo. Una trascendencia que Lilesa quiere utilizar como salvoconducto para salvar su vida y la de su familia. «Tal vez me quede aquí», comentó tras su victoria, en referencia a Brasil, la única nación para la cual tiene un visado en regla. Pero aspira a rehacer su vida en un país con más oportunidades. «Si consigo otro [visado] a lo mejor me voy a Estados Unidos», añadió. Su gesto ha movilizado una campaña de crowfunding que ya ha reunido 35.000 euros para encontrarle un nuevo hogar .
El atleta etíope teme que si vuelve a su país le matarán, como han muerto más de mil personas en manifestaciones. Los oromo suponen el 25% de la población en Etiopía, uno de los países más pobres del mundo. El conflicto entre esta etnia y las autoridades responde a intereses económicos, ya que los oromo ocupan la tierra que rodea a la capital, Adís Abeba, justo donde la ciudad pretende desarrollarse en pleno proceso de industrialización. Aunque se haya descartado que el grupo étnico vaya a ser expropiado, lo cierto es que en los últimos meses se han recrudecido las relaciones, lo que ha provocado duros enfrentamientos con cientos de muertos.