La isla paradisíaca que está en peligro por los planes bélicos de EEUU
La isla, situada al norte de Australia y a tres cuartas partes de camino entre Hawái y Filipinas, es todo un tesoro de la naturaleza, con playas negras de arena volcánica, dos cráteres y un frágil ecosistema con una fauna silvestre formada por un murciélago en peligro de extinción, aves endémicas, enormes arañas, lagartos y un caracol de árbol poco común. Es por ello que activistas y antiguos habitantes de la isla se oponen a los planes de expansión militar por Asia-Pacífico de la administración Obama. Los abogados de la acusación alegan que los ejercicios militares pueden exponer a los residentes a “ruido de altos decibelios, a la pérdida permanente del 15% de los suelos agrícolas de la isla, destrucción de bosques y arrecifes de coral, de sitios culturales e históricos de importante significación, y puede suponer severas restricciones en el acceso a las áreas tradicionales de pesca, culturales y a las playas de recreo”. La isla está casi inhabitada desde que en 1981 erosionó uno de sus volcanes y provocó el desplazamiento de unos 300 indígenas del pueblo chamorro de las Marianas. La isla ha sufrido numerosas deportaciones de personas por parte de sus colonizadores, primero fue España, luego el imperio alemán y después los japoneses. Desde la II Guerra Mundial, cuando fue ocupada por Estados Unidos, es un estado libre asociado a este país.
Se trata de uno de los últimos lugares vírgenes del Océano Pacífico y puede que acabe convirtiéndose en un campo de tiro de 50 kilómetros cúbicos si los planes de EEUU finalmente se llevan a cabo. La isla paradisíaca de Pagán, perteneciente a la Mancomunidad de las Islas Marianas del Norte, ha sido elegida por el Departamento de Defensa de Estados Unidos para convertirla en un campo de pruebas militares.
La isla, situada al norte de Australia y a tres cuartas partes de camino entre Hawái y Filipinas, es todo un tesoro de la naturaleza, con playas negras de arena volcánica, dos cráteres y un frágil ecosistema con una fauna silvestre formada por un murciélago en peligro de extinción, aves endémicas, enormes arañas, lagartos y un caracol de árbol poco común. Es por ello que activistas y antiguos habitantes de la isla se oponen a los planes de expansión militar por Asia-Pacífico de la administración Obama. Los abogados de la acusación alegan que los ejercicios militares pueden exponer a los residentes a “ruido de altos decibelios, a la pérdida permanente del 15% de los suelos agrícolas de la isla, destrucción de bosques y arrecifes de coral, de sitios culturales e históricos de importante significación, y puede suponer severas restricciones en el acceso a las áreas tradicionales de pesca, culturales y a las playas de recreo”.
La isla está casi inhabitada desde que en 1981 erosionó uno de sus volcanes y provocó el desplazamiento de unos 300 indígenas del pueblo chamorro de las Marianas. La isla ha sufrido numerosas deportaciones de personas por parte de sus colonizadores, primero fue España, luego el imperio alemán y después los japoneses. Desde la II Guerra Mundial, cuando fue ocupada por Estados Unidos, es un estado libre asociado a este país.